La vecindad, la cercanía, las causas más cercanas, incluso en las que más toque global tenían, es el hilo conductor de los nominados de la categoría Movimientos a la tercera edición de los premios El Faradio al Espíritu Crítico.

Porque participar y protestar empieza a ser más normal, y no propio de unos pocos y meritorios en los que cargar tópicos gastados por el uso, hemos visto movilizarse a vecinos que quieren seguir siendo tus vecinos, vecinos preocupados por cuestiones del día a día de sus hijos o vecinos que quieren que lleguen nuevos vecinos.

LOS VECINOS DEL PILÓN

Recogiendo el testigo de los movimientos vecinales en Santander que alumbró la causa de Amparo Pérez, un barrio que pocos conocían en la ciudad porque sólo pilla de paso a algún constructor ha sido el que ha marcado la actividad reivindicativa de 2015.

De barrio a barrio, del Prado San Roque, ahí al lado, al Pilón, los vecinos preocupados por su continuidad en sus casas crecen, y amplían su mensaje alertando de que no son sólo ellos, de que el Plan General que está en la base de todo contempla más de 90 expropiaciones, en una ciudad en la que, insólitamente, el modelo bolivariano estaba ya aquí.

Los vecinos del Pilón ante las viviendas afectadas por el plan urbanístico.

Y en esta ocasión la plataformitis demostró que lo más electoral que había en sus movimientos eran los intentos de que no se quejaran en campaña electoral.

Por dos veces, dos, y en dos elecciones, dos, se aplazó la toma de decisiones que les perjudicaban hasta que pasara la fecha electoral. En el Prado San Roque eran autonómicas, y el proceso quedó paralizado por la intervención del Defensor del pueblo.

En El Pilón eran generales, la fecha después de la que se pospuso la firma de la nueva expresión burocrática que aprendieron vecinos de la ciudad: Junta de Compensación, un organismo en el que las decisiones (en este caso, obras para pisos y un nuevo vial en detrimento de los propietarios existentes) las toma quien tiene la mayoría de la propiedad de los terrenos.

Y en este caso es Costa Verde Habitat, una constructora con una enrevesada historia que nace en Valencia, llega a Cantabria de la mano de Tecniobras y que pudo comprar propiedades en el barrio gracias a la financiación de la rescatada Bankia. Y que vio como el Plan General, en su fase de redacción, fueron aceptadas, mientras que las de los vecinos fueron rechazadas.

Todo en un método, el de aceptar alegaciones en planes municipales de empresas y de denegar de particulares, que se ha repetido en los últimos años en el Plan Sardinero (modificado a petición de los Díaz y los Botín)  o en la última modificación del Plan General de Santander, que, a petición de una constructora y una firma especializada, dio cobertura a nuevos espacios comerciales en El Alisal, escaso de ellos. Pero en Santander no está pasando nada con el urbanismo.

LOS VECINOS DE LA VELA

A alguno le podía parecer una causa menor, no tan trascendental como la defensa frente a los recortes en la sanidad o educación pública. Pero es una actividad cotidiana, y además los padres han conseguido darle un giro a lo que se pensaba que era, porque también es educación pública y porque también hablaba de valores.

Movilización en defensa de la Escuela de Vela del CEAR

La Escuela de Vela del CEAR es municipal, pagada por todos, pero apetecida por entidades privadas como la Federación de Vela, cuya presidenta cántabra fue aupada a presidenta nacional, en la compleja regata de tronos que es esta entidad deportiva.

Y su primera decisión fue descabalgar de la dirección de la escuela al medallista olímpico Jan Abascal, volcado con su equipo en quitarle la pátina elitista al mundo de la vela y en enseñar a chavales que pueden, por qué no, cruzar el Atlántico encomendándose al diablo.

Firmas, concentraciones y mucho movimiento en redes liderados por una asociación, ROLE, que además muestra la cara más cercana de la vela, lejos de las alharacas de un Mundial que, como supimos este año, fue deficitario en lo económico y en lo judicial.

LOS VECINOS QUE NO LLEGAN

Y hay otros vecinos que están por llegar, que puede que no lleguen, pese a que ya saben que son bienvenidos, en una causa que sumó lo local a lo global y que hizo, nuevamente, reaccionar a las instituciones.

Fueron noticias, fueron fotos de impacto, fueron historias de geoestrategia entre Siria y el ISIS que fueron escudriñadas en Santander por el veterano corresponsal de guerra Ramón Lobo.

La Nave que Late acogió un evento de creadores a favor de los refugiados

Eso fue lo grande. O lo pequeño. Porque lo pequeño, o lo grande, fueron iniciativas ciudadanas, particulares, pequeñitas, y por movimientos como Libres o Cruz Roja, que será quien canalice, si sucede, la acogida.

Estos empezaron a registrar peticiones de acogida en los ayuntamientos, donde los partidos de nuevo cuño más en contacto con estos movimientos consiguieron colar mociones en los órdenes del día y poner en evidencia los cambios de discurso de políticos tradicionales siempre dispuestos a cazar un titular, junto a actos solidarios y creativos como el que acogió La nave que late.

Reaccionaron las instituciones, y se sucedieron las reuniones para preparar un dispositivo organizado de cara a la llegada de los refugiados que, de venir, serían acogidos en la antigua residencia La Pereda.

La geoestrategia sigue, ha pasado el invierno, y una eterna e inacabada reunión de la Unión Europea se prolonga con un único punto en el orden del día: no avanzar.

Mención aparte, entre lo global y lo local, merece el papel de Libres, la asamblea surgida a raíz de la aprobación de la Ley Mordaza y sus efectos sobre protestas y manifestaciones –que ya se han empezado a comprobar en el mundo del activismo–, que se está convirtiendo en una suerte de guardián de las libertades, preocupada, por ejemplo, por las consecuencias sobre las libertades de las medidas antiterroristas tras el atentado de París, cuyas víctimas también recibieron muestras de apoyo desde una Cantabria conmocionada por el terror y preocupada por el auge de la intolerancia, lejana y cercana, con casos públicos de delitos de odio (racismo, violencia de género y homofobia) sin salir de nuestras cada vez más pequeñas fronteras.

Estos son los nominados por esta categoría a los premios El Faradio al Espíritu Crítico. Deja tus favoritos en los comentarios o en redes sociales.