Entre la mar y la montaña: la Casa del Brusco
Hace algo más de un año, durante una comida familiar, unos amigos contaron a una familia de Noja que habían decidido casarse.
Como es cada vez más habitual en estos casos, querían una boda especial, algo más allá de la típica ceremonia, el típico banquete y la típica tarta. Así que, aprovechando la posibilidad que les brindaba una finca familiar situada en Noja, la familia se ofreció para organizarles ellos mismos su boda.
Tras muchas horas pensando, decidiendo y llevando a cabo las mil y una cosas que exige un evento de este tipo, la pareja tuvo una boda preciosa, llena de detalles y, sobre todo, totalmente a su gusto y medida.
Evidentemente, el reto no tardó en surgir: si hemos disfrutado tanto organizando y preparando la boda de estos amigos y hemos obtenido un resultado tan excepcional, ¿por qué no ofrecer este servicio a otras personas?
Así nació La Casa del Brusco, una iniciativa familiar que pone a disposición de sus clientes todo lo necesario para que puedan celebrar su boda sin volverse locos por el camino: una ubicación excepcional (una finca preciosa, con una superficie de más de 3.500 metros cuadrados rodeada por la playa de Trengandín y el monte del Brusco, en Noja), y todos los servicios (ceremonia, banquete, fotografía, música, transporte y decoración) necesarios para que su boda sea un día especial, perfecto, y, sobre todo, único.
Y, como era de esperar, una vez lanzada su página web y sus páginas en Facebook e Instagram, no se han hecho esperar los interesados: numerosas parejas se han puesto en contacto con ellos para dejar en sus manos la organización de sus bodas. Porque nadie más indicado para organizar una boda a medida que quien acaba de organizar la suya propia.
Esta empresa funciona poniendo su imaginación a disposición del cliente para formar su idea de la petición, y diseñando la propuesta hasta el final para que todo salga perfecto.
Y Frunfo Films, la productora del realizador Felipe Gómez Ullate (Bobo Frituras), que trabaja desde el espacio cowork Distrito Beta, extiende la búsqueda de la originalidad al vídeo de boda: en ellos ponen una mayor naturalidad y añaden los nervios, las sonrisas, las lagrimas, las emociones… y siempre desde un punto de vista alegre y desenfadado.