Zona de combate, Karabaj

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Tras la llegada de Mijaíl Gorbachov al poder como secretario general del PCUS en 1985 y a pesar de las reformas del nuevo secretario general, poco pudieron hacer las autoridades del Politburó para evitar la desmembración de la otrora poderosa nación ahora conocida; como “el gigante con pies de barro” . Los primeros signos de estos choques, tuvieron su epicentro a raíz de un virulento pogromo anti-armenio en el Cáucaso: En 1988, en Susha, región de Nagorno-Karabaj que se englobaba en el Azerbaiyán soviético, pero que contaba con un 90% de población armenia, los choques hicieron que el líder regional Heydar Aliyev optase por pedir ayuda al poderoso 14º ejército soviético; el cual reprimió duramente el alzamiento.

Violentos acontecimientos se sucedieron en las ciudades de Bakú, Gabala y Stepanakert. Varios comerciantes armenios fueron asesinados brutalmente en Bakú y sus cuerpos, fueron colgados de farolas en las calles. Ni el meticuloso KGB logró evitar los ríos de sangre del denominado “Enero Negro”.

Karabaj

El primer conflicto considerado de gravedad en la región fue sin duda, el de la propia región de Karabaj. El territorio fue creado por orden de Stalin, durante la configuración de las RR.SS.AA [repúblicas socialistas soviéticas autónomas] entre 1925 y 1936. Este diminuto territorio se integró en el Azerbaiyán soviético en 1926. Sus ciudadanos, por lo general, eran armenios supervivientes del genocidio llevado a cabo por los “Jóvenes Turcos” en 1915. Sólo la mano dura del estalinismo y las purgas de 1938, así como el nombramiento para un cargo ministerial, de un armenio -como era Anastas Mikoyán-, dentro del Politburó, logró acallar el nacionalismo armenio. Del mismo modo, las escuelas armenias aparte de la presencia del ruso como idioma común; podían usar su lengua nativa en detrimento del azerí.

Sólo a partir de la perestroika y debido a la influencia de la diáspora armenia, la agitación nacionalista florecería paulatinamente. De los distintos rayones -o distritos- de Azerbaiyán, Karabaj fue sin duda el que mejor se adaptó a las reformas de la perestroika.

Sus relativamente buenas comunicaciones con otras repúblicas autónomas, y su creciente sector servicios [principalmente el vinícola y el de producción de piensos y alimentos cárnicos], le hacían poseedora de unas arcas relativamente saneadas. Fue aquí donde se gestó el primer conflicto, relativo a los presupuestos destinados al comité económico central de la Unión.

Los líderes locales, en 1986, tan sólo un año después de la llegada de Gorbachov al poder se negaron a integrar sus presupuestos con el de la República Soviética de Azerbaiyán. Karabaj adujo su estatus de región autónoma para tener su propia fiscalidad. Varios acontecimientos aumentaron la brecha: Tras un terremoto con epicentro en Leninabad, la ayuda tardó en llegar a Stepanakert, capital de Karabaj y las autoridades locales acusarían a Aliyev de desidia hacia sus propios ciudadanos.

Los azeríes acusaron a los armenios de revanchismo político, por los tratados de 1920 en Kars y el nunca admitido genocidio de 1915, todo ello expresado en mayor o menor medida a través de una prensa local, la cual gracias a las reformas de la glasnost, gozaba de una independencia nunca vista hasta el momento. Se sucedieron los pogromos en todo el territorio: Stepanakert, Susha, Sumgait, Bakú, Gabala…

Todo llegó a un límite en noviembre de 1988, cuando un soldado ebrio del ejército rojo acribilló a 3 compañeros de etnia armenia. El ministro de defensa, Dmitry Yazov optó por enviar al general Lebed y su escuadra de paracaidistas para cortar la insurrección “por cualquier medio”. Lebed se hizo con el control de las regiones rebeldes, pero a un alto precio: 714 civiles y 23 militares perdieron la vida. Durante la implosión de la URSS entre 1990-91, Karabaj proclamó su independencia.

El presidente armenio Levon Ter-Petrossian intentó una política pacifista a través de un acuerdo con Aliyev para designar a Karabaj como una región compartida. Los acontecimientos violentos se sucedieron y la guerra total comenzó en 1992. Aliyev perdió el poder, pero gracias al apoyo de la antigua nomenklatura , retomaría el mismo a principios de 1993. Petrossian fue destituido por el parlamento al declararle “no competente” para tomar el rumbo de un país en guerra.

Robert Kocharián, premier de Karabaj, accedería al poder. La guerra llenó de muertos y de desplazados internos la región. Rusia apoyaría vilmente a las dos regiones mediante armas y fondos para la guerra. Muyahidines afganos, chechenos y kabardos accedieron al país para derrocar a los armenios y tratar de virar la política del mismo hacia un estado islámico. Turquía, dio apoyo logístico a Azerbaiyán y amenazó de forma directa a Armenia , mientras que Irán y EEUU trataron de actuar como mediadores. Karabaj fue tomado plenamente en 1994 por los armenios, tras la batalla de Shusha.

Ese mismo año se instaló una fuerza conjunta pacificadora de Rusia y la ONU. Por desgracia el estatus de la región en disputa sigue sin resolverse a fecha actual. La comunidad internacional reconoce a Karabaj como una entidad autónoma integrada en Azerbaiyán y exige el fin de la presencia militar armenia y la devolución de los territorios ocupados. Armenia reconoce la independencia de Karabaj y le atribuye un estatus especial de fiscalidad conjunta (no se usa el manat azerí, sino el DRAM armenio o el dólar).

De otro modo, la guerra ha salido cara para la región: 150.000 desplazados internos, de 6.000 a 10.000 muertos, el colapso de la economía, un paro del 47% y una moneda flotante incipiente. Sólo el dinero de la diáspora (principalmente desde EEUU) para infraestructuras y el apoyo fiscal y económico de Rusia y Armenia permiten que la zona se haya estabilizado paulatinamente.

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