La encrucijada vital: vida o muerte de nuestros municipios

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||por Francisco Antolín Rodríguez, militante de IU||

El día 15 de marzo del presente año se organizó en Sevilla una jornada bajo el epígrafe: “Economía Circular: el compromiso de las ciudades”, organizada por el Ayuntamiento hispalense y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

Los municipios, ante la encrucijada en la prestación de servicios básicos

En este encuentro se decidió aprobar la “Declaración de Sevilla”, que hace referencia a un nuevo modelo económico que afecta a la producción y gestión de residuos para favorecer la tendencia hacia unos municipios más ecológicos y sostenibles.

En este sentido las conclusiones alcanzadas resaltan el papel clave que deben desempeñar los pueblos y ciudades para la implantación del nuevo modelo de desarrollo que representa la “Economía Circular” en la que sea fundamental la revalorización de los residuos generados y la preservación de los recursos disponibles lo que abre la puerta al crecimiento sostenible, al fomento del empleo verde y a la competitividad.

A este respecto, la Junta de Gobierno de la FEMP, en su reunión de 24 de marzo, acordó transmitir las conclusiones alcanzadas en la jornada desarrollada en la capital andaluza a todas las entidades locales del Estado para que fuera debatida y aprobada en sus plenos y se remitiesen los acuerdos plenarios a la FEMP para su traslado a la Comisión Europea, al Consejo de Municipios y Regiones de Europa y al Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, para impulsar la adopción de las medidas que se recogen en la mencionada “Declaración de Sevilla”.

En dicho documento queda reflejado que, aunque los problemas ambientales como la lucha contra el cambio climático exigen soluciones globales que principalmente dependen de los Gobiernos estatales, también deben formar parte de la hoja de ruta de aquellos municipios que quieran tener un futuro de calidad. El urbanismo sostenible desde un enfoque integrado y sus interrelaciones con el ámbito rural es indispensable para la puesta en práctica de respuestas a los problemas de sostenibilidad y desarrollo que van surgiendo.

A colación de este hecho se puede afirmar que una “Economía Circular” que transforme los residuos originados nos dota de soluciones a la crisis ambiental que estamos padeciendo con el modelo económico de desarrollo lineal (coge, fabrica, consume y tira). Por el contrario se puede favorecer que el valor de los materiales se mantenga durante un mayor tiempo: los residuos y el uso de los recursos se reduzcan y se conserven dentro del ciclo cuando un producto ha alcanzado el final de su vida útil, con el fin de volverlos a utilizar repetidamente y seguir creando valor disminuyendo, por el contrario, la especulación.

Esperanzado en el sentido común de quienes nos gobiernan, quiero defender la literalidad del compromiso alcanzado en la “Declaración de Sevilla” si queremos que nuestros municipios, en el futuro, estén vivos:

promover un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente, incrementando la demanda de actividades generadoras de bienes y servicios medioambientales, aumentar los esfuerzos por reducir los impactos ambientales climáticos y sobre la salud, desarrollar estrategias locales en favor de la “Economía Circular” que promuevan el vertido cero, el reciclaje, la reducción de desperdicios alimentarios a través de la concienciación vecinal, la reutilización y el reciclaje, el fomento de la compra pública de productos verdes y la iniciativas que premien el turismo sostenible.

No obstante considero que la capacidad de las entidades locales de incidir en este asunto es trascendental únicamente si existe una verdadera voluntad política y conciencia sobre la finitud de nuestros recursos. Si no se abordan cambios y una apuesta decidida por el fomento de otro modelo productivo y económico todo se quedará en una declaración de buenas intenciones.

Finalmente,  defiendo firmemente que el planteamiento de la “Economía Circular” colaborativa, intercambista así como responsable social, económica, laboral y medioambientalmente hablando, si es integral y se implican todos los agentes de la cadena, es el camino correcto a seguir por los pueblos y ciudades en la vital encrucijada en la que se encuentran.

 

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