La cuarta generación de los Astuy perfecciona el menú de la langosta en sus Jornadas
Lo de la familia Astuy con las langostas del mar Cantábrico viene de lejos. Todo partió a principios del XX, cuando el bisabuelo de la actual generación, un marinero de Bermeo (Vizcaya) se trasladó a Isla con el objetivo de crear un vivero de langostas.
Posteriormente, su hijo fue el que fundó el restaurante Astuy, que ahora lleva la tercera generación de hosteleros.
La innovación de sus nietos ha hecho posible la creación de las Jornadas de la Langosta, una sesión de un mes de duración que sirve para fomentar y poner en valor la langosta del Cantábrico a través de la cocina más selectiva.
La cita está ya consolidada entre los eventos gastronómicos de Cantabria, ya que este año cumplen la cifra redonda de una década ofreciendo menús especiales con el crustáceo de protagonista.
“El objetivo es estirar la temporada”, defiende uno de sus actuales propietarios, Emérito Astuy, que defiende que a estas alturas del año “la langosta aún está en un momento óptimo”.
La jornada de la langosta se celebra este 2017 desde el 20 de octubre, finalizando el 19 de noviembre, en el Hotel-restaurante Astuy. Una ubicación que sus propietarios creen que “es el otro éxito de las jornadas”, ya que está situada en pleno Mar Cantábrico. “Son vistas de las que no te cansas nunca”, defiende Astuy, que añade que las ofertas invitan también a los de fuera de Cantabria para que puedan disfrutarlo.
De hecho, dentro de las jornadas también se ofrece la posibilidad de hacer un combinado de alojamiento y cena. El hotel ofrece tres opciones: habitación doble, junior suite y apartamento con bañera de hidromasaje.
Las ofertas económicas de estas opciones, que incluyen el menú de las Jornadas de la Langosta y el desayuno buffet, van desde los 165 a los 205 euros.
“NOS LO PLANTEAMOS COMO UN RETO”
Astuy asegura que cada edición de las Jornadas de la Langosta les invita a plantearse el menú de cada año “como un reto, sobre todo para el equipo de cocina”.
Mientras que hay ofertas fijas cada año, los entrantes suelen variar y ofrecen una visión innovadora. Este año, los entrantes están compuestos de ensalada de frutos de mar con vinagreta de anchoas de Santoña, delicia de yema de centello y pil-pil de erizos de mar y brocheta de gambón envuelta en arroz crujiente con alioli y mermelada de frutos rojos.
Además, también incluye sorbete de limones de Novales, el soufflé de la casa, típico en el restaurante desde hace 60 años y el protagonismo siempre de la langosta de Isla, de 450 gramos.
Ésta se puede servir cocida o a la plancha, “o incluso con salsa americana si el cliente quiere”, añade Astuy, aunque confiesa que “preferimos tomarla lo más natural posible, sobre todo las de Cantabria que son espectaculares”.
El menú incluye, por cada dos personas, una botella de tinto Rioja o de blanco Albariño de la casa y el precio es de 49 euros más IVA.
DEL VIVERO A LA MESA
Como toque especial, cada cliente puede bajar al vivero a escoger la langosta que quiere tomar, ya que con cada reserva se incluye la opción de visitar el vivero recibiendo todas las explicaciones acerca de las características, mantenimiento y cocinado del producto.
Incluso, si así lo desea, podrá pescar la langosta que más tarde será servida en su plato.
Sobre el vivero, Astuy cuenta que “es absolutamente natural, bañado por el mar”, y está situado en los bajos del hotel. “No tratamos en absoluto el agua, para que así las langostas se mantengan en el misma hábitat hasta que son llevadas al plato”, añade.