Si hay una constante en la biografía activista de Juantxu Bazán es el estar siempre alerta.

Este castreño es, ante todo, un ecologista que tiene claro que el medio urbano, las ciudades, también son medio ambiente, “nuestro primer entorno”, por lo que deben ser objeto también de la atención de los movimientos ecologistas.

Juantxu Bazán

El ciclo ‘Militancias’ de La Vorágine (calle Cisneros), en el que se recuperan historias de lucha y activismo en Cantabria, se cierra este mismo miércoles a las 19.30 horas con la historia de Juantxu Bazán, que enlaza la lucha contra el urbanismo masivo de finales del franquismo con la lucha contra el urbanismo de la burbuja y de la recuperación.

Porque sí, debe ser muy complicado vivir en Castro y no preocuparse de los efectos del ladrillazo que, por ejemplo, se cargó edificios históricos como el Teatro de la Villa, el edificio Matra o el de la estación de viajeros, quedando sólo de esa época hoy en día el Hotel Miramar, protagonista ahora por las peticiones de indulto a su derribo para que sea un espacio público de actividades culturales.

En conversación con EL FARADIO, Juantxu evoca como todo empezó en 1975-76 con “lo que pudo ser la primera gran amenaza para el urbanismo en Castro Urdiales”, el “macroproyecto” de Castro Novo, que es como se llamó al proyecto de una gran urbanización de un kilómetro cuadrado de superficie –el mismo espacio que ocupaba entonces la villa castreña–.

En ella vivirían 25.000 personas, dentro de un proyecto que llevaba la firma del prestigioso arquitecto Ricardo Bofill (padre) y que “escondía una operación de especulación”, pues llevó aparejada la compra de suelos en zonas como Cotolino, Arciseri o Dícido que gracias a este proyecto se revalorizaron.

Todo empezó con el último alcalde franquista, que acabaría siendo el primero de la etapa democrática, ‘Lolín’.

Y a partir de ahí se desarrollaron una serie de intensas movilizaciones, impulsadas desde grupos como Izquierda Castreña Unida, en el que él militaba: encierros en el salón de Plenos, concejales encadenados a la plaza, comidas populares, una marcha a pie a Santander e incluso una huelga de hambre para reclamar lo que al final se consiguió, una consulta popular sobre el proyecto, que además acabó siendo la primera consulta popular celebrada en toda España.

Fue el 16 de diciembre de 1979, y pese a que el sí al proyecto lo propugnaba un alcalde con un amplio apoyo electoral y mayoría absoluta, acabó ganando el no, aunque finalmente el proyecto acabaría haciéndose.

En el Castro que creció a efectos agigantados por el doble influjo de la costa y la cercanía con Bilbao, en el Castro en el que se acumulan juicios por urbanismo de una época en la que el Ayuntamiento se llenó de tránsfugas, se han vivido muchas luchas, como la que se produjo contra el Puerto Deportivo de Castro, una de las que se recordarán esta tarde en La Vorágine, a las 19.30 horas. 

Y se han vivido “años de calma” por la crisis económica, pero al final todo vuelve, advierte Juantxu Bazán, con la memoria fresca de lo que sucedió con la “perversión” en el “despilfarro” de dinero público del Puerto de Laredo y mirando al nuevo proyecto de puerto en San Vicente.

“Todo esto va a volver a ponerse igual porque los promotores están esperando, tienen sus proyectos urbanísticos aletargados por los años de crisis, y el movimiento ecologista tiene que estar vigilante”, alerta Juantxu, implicado en la génesis de CastroVerde.

El hoy miembro de Equo, –responsable de Urbanismo y Medio Ambiente– reivindica que “allí donde se produzca un atentado contra el medio urbano y el natural nos tiene que indignar a todos”.