Rayas de tinta

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Nunca pensó que llegaría ese momento, bueno, había fantaseado con que algo así podría pasar pero, la verdad, siempre había algo que le llevaba a decir NO. Quizás las charlas en el insti, las conversaciones en casa. Tenerlo tan cerca hace que te cambie la perspectiva de las cosas. Aunque, en el fondo, tenía que reconocerlo, por más certezas en las que se hubiera movido, por más que se lo hubiera repetido una y mil veces, siempre le quedaba la duda, esa curiosidad insana de probarlo. Total si lo hago una vez, solo una, seguro que no pasa nada. “Yo controlo” se decía una y otra vez, probablemente para convencerse. Además, razones para hacerlo no me faltan. Es cierto que desde que tengo uso de razón me han dicho que es una línea roja que no se debe pasar, que si lo hago la primera vez, abriré la puerta a una segunda, tercera hasta que me olvide por completo de lo que hay detrás; del sufrimiento, del dolor, de las vidas que se han quedado en la cuneta, de quienes han luchado por evitar que algo tan aparentemente insignificante, como lo que estoy a punto de hacer, fuera lógico para alguien.

Tal vez nos hemos acostumbrado tanto que hayamos perdido la perspectiva, que no seamos conscientes de su magnitud. Qué tontería, si no es para tanto joder, además, si quiero que todo encaje, tengo que hacerlo, en el fondo es algo bueno para todos…Ni siquiera sé por qué le estoy dando tantas vueltas,  todos lo hacen a mi alrededor, es lo que se lleva ahora. No puedo ser tan egocéntrico ¿Acaso me creo mejor que el resto? Ufff madre mía, cuantas vueltas le acabo dando a las cosas, ojalá fuera como el señor F ese sí que sabe. Si te fijas el mundo está lleno de eFes que dejan que el tiempo pase, ¿porque saben que el tiempo lo cura todo? no, porque saben que el tiempo todo lo mata. Si a ellos le parece bien ¿Quién soy yo para cuestionarme estás cosas?….

 

Mucho mas que «tres líneas»…

 

Y así nuestro Guy Montag particular llevaba minutos construyendo escenarios que justificasen su acción. La gente entraba y salía de la sala sin percatarse demasiado de lo que le ocurría, además, estaba donde tenía que estar y hacía lo que se supone que se debe hacer. Visto desde fuera todo  era de lo más normal. –Eh Guy! No te lo pienses tanto amigo, le dijo de repente una voz que le resultaba familiar. No se había dado la vuelta y ya estaba su “amigo” Beatty azuzándole como siempre. Si pensarás menos y actuaras más, otro gallo te cantaría. ¿No ves que todos lo hacen?, ¿acaso te crees mejor que el resto?, ¿acaso te crees mejor que Yo? Joder Guy…No quiero ponerme en plan “profundo”, le interpelaba Beatty mientras le pasaba el brazo por detrás de los hombros, pero sabes de sobra que si queremos que esto salga bien tienes que hacerlo. Si lo haces tú se unirá el resto y será todo más fácil. viviremos en una nube de puta madre. Que le den al mundo, haremos uno mejor, a nuestra medida. Además, si son unas rayas de nada. Mírame a mí, ya me he metido dos gramos y voy como un tiro, jajajaja ¿Lo coges? Como un tiro, lo coges ¿eh? ¿Lo coges? Le gritaba  a mandíbula desencajada, ante su repentina ocurrencia, al tiempo que zarandeaba a nuestro anonadado protagonista.

Al fondo de la sala Clarisse  miraba atónita la escena. Es  el mundo al revés, pensaba. Ella tenía claro quién era, lo que quería y, sin embargo, todo lo que merecía la pena se estaba desmoronando a su alrededor. Sentía que no encajaba, que esa atmósfera la asfixiaba, que tenía que gritar, correr, huir, luchar, llorar, o todo a la vez. Malditos traficantes de…., ellos tienen la culpa de todo. Les había dicho tantas veces NO que ya ni la preguntaban. Parecía como si  cada vez quedasen menos personas como Clarisse. Pase lo que pase me niego a resignarme, se decía en el instante en que su mirada se cruzó con la de Guy. Qué raro mira esa chica pensó Guy. Ni siquiera le dio tiempo a devolver la mirada, y encontrarse con ella, una vez más, cuando algo le empujó sobre la mesa. Bueno, se dijo por última vez, son solo tres líneas de nada, no hago mal nadie y no soy el único…Y así, entre esa necesidad de justificación cuando se va a hacer algo injusto, Guy se metió las tres rayas del tirón, se sonó la nariz y dictó sentencia: Este libro queda “secuestrado” dijo en voz alta. Y, sin saber por qué, no podía dejar de mirar a Clarisse.

Ya os decía Yo que era una Fariña cojonuda sentenció a su vez Beatty, contento de ver que cada vez quedaban más hojas en blanco, borradas, arrancadas de los libros. Cogió la Constitución que tenía a su lado y de un tiro esnifó el artículo 20 (sobre la libertad de expresión). Esta va por ti señor F.

 

Nota: Este artículo-relato se inspira en el caso del secuestro judicial, fundamentado en tres líneas, del libro “Fariña” publicado por la editorial Libros del KO que tiene entre sus responsables a los cántabros Emilio Sánchez Mediavilla y Javier Lafuente. Las “tres líneas” mencionadas se refieren al ex alcalde de O Grove (Pontevedra) José Alfredo Bea Gondar.

Los personajes del relato llevan el nombre de los protagonistas del libro Farenheit 451.

Todo parecido con la realidad quizás NO sea pura coincidencia. Tú decides dónde pones la línea.

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