La mutación permanente en Juanjo Viota

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(para LA ESCOMBRERA HABITADA)

Obra de Juanjo Viota

El pasado día 10 de noviembre el pintor Juanjo Viota inauguró la exposición ‘Escenas de un imaginario mutante’ en “La Central 1897” de Santander. La retrospectiva, que será todavía visitable hasta el 13 de diciembre, recoge una buena muestra de su producción artística de los últimos 20 años.

El visitante puede disfrutar, en una sola sala, de todos los juanjos posibles; desde el Juanjo más orgánico y colorista, al más figurativo y surreal. No es un arte errático es que Juanjo persigue todas las potencias del alma. De modo que aparece Juanjo, por un lado, con sus osos y superhéroes al hombro; por el otro, con sus extrañas “amebas” de colores, sus texturas con ánima y sus andamios laberínticos, que nadie sabe hacia dónde nos llevan. Es un pintor cargado de regalos. Tan pronto te asoma el ojo por un microscopio como te mete dentro de una galaxia o te lleva de visita a un sueño o a un barrio suburbial. Ciertamente Juanjo gana imaginarios al ganar estilos. Como ha dicho acertadamente de él Guillermo Balbona, es «un autor con capacidad para desarrollar gran amplitud de registros».

La ingente iconografía de Juanjo Viota ha pasado por diferentes etapas. En esta exposición podremos recorrer todas ellas. En la serie “Andamios”, de mediados de los años 90, encontramos intrincadas texturas y sutiles juegos de transparencias que él crea como nadie. En una ocasión él me las comparó con esas grandes mallas de andamio que recubren los edificios en obras, y en las que imagina “mares verticales” al ser zarandeadas por el viento. En los cuadros de esa época hay mucho de eso.

Obra de Juanjo Viota

Abunda en todas esas geometrías blandas y líneas de tensión un placentero juego de abstracción; contornos y siluetas, según él, de difícil lectura, pero en mi opinión, de fácil ensoñación. También extrañas nubes biomórficas o zoomórficas, que habitan un espacio siempre inestable y que nos arrastran con ellas a su ingravidez.

Hay que agradecerle a Juanjo que no pinte agujeros negros pues quedaríamos atrapados en ellos para siempre. Creo haberle oído decir en una ocasión que esa etapa tiene mucho de misticismo. Lo que le salva a Juanjo de ser un místico es precisamente el misticismo de sus obras, que le arrebatan a él todo posible misticismo.

La muestra también incluye obras de su etapa más colorista, pertenecientes al final de la década de los 90. En estas obras hace estallar bengalas; surgen formas orgánicas que se mezclan y dialogan en aparente armonía. El cuadro se ha convertido, de pronto, en una placa de Petri. Hay mucho de automatismo, o eso me lo parece. La serie “Orgánicas”, formada por nueve piezas y perteneciente al año 1998, da fe de esto que digo.

Con el cambio de milenio da un nuevo salto; pasa de lo orgánico a la figuración y comienza a incluir en sus cuadros presencias misteriosas. Se nutre tanto de la cultura pop como de personajes del mundo del comic.

Exposición de Juanjo Viota

En la exposición nos ofrece principalmente jirafas, osos polares y orangutanes. Es el caso de obras como “La confesión” o “En tela de juicio”, del año 2005. Y harto de espacios inestables decide someterlos a la fuerza de la gravedad. Los posa y, con el tiento que tiene para todo, los hace dialogar. En ese realismo mágico, en esos escenarios que parecen haber salido de un sueño, asusta tanta indagación, tantas sugerencias.

Durante la segunda mitad de la década pasada, inicia el abandono de los escenarios minimalistas, con sus suelos oníricos y paredes limpias, para adentrarse en escenarios radicalmente realistas. De ese modo se adentra con delicadeza en paisajes industriales y periféricos. También abandona los juguetes de la infancia y los personajes de ficción para representar personajes circenses y bizarros, incluso introduce a algunas de sus amistades. La obra “Visto y no visto”, de 2010, la más reciente de todas, es buen ejemplo.

Sobra decir que todas estas etapas creativas se solapan y enriquecen mutuamente. Por eso ésta es una buena oportunidad de observarlas todas juntas, resonando unas en otras. Esta exposición ayuda, además, a coger perspectiva de su trayectoria. Hasta el día 13 de diciembre, como dije, puede disfrutarse. Así que dense prisa. De todo hay en esa sala. Juanjo nos describe los sueños y las galaxias, el átomo y el circo. Si la exposición durase una semana más, sin duda, sus cuadros empezarían a mutar, cobrarían vida, y ese concept store no tardaría en convertirse en un zoológico liberado, en una juguetería encantada o en un temible e inquietante acelerador de partículas.

 

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