Entre la indignación y la admiración

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Quién nos iba a decir a la actual sociedad, tan ufanos de no haber conocido guerra alguna y de nuestro bienestar que nos iba a tocar esta guerra tan invisible y tan inmovilizadora. Nunca antes hubo una que prácticamente paralizara el mundo como lo ha hecho esta.

Quién les iba a decir a los mayores de ochenta años que vivieron, aun muy chicos, la guerra civil y la segunda guerra mundial, que iban a enfrentarse a otra que aun comprenden menos que las dos anteriores, pero que les infunde mas pánico porque es todo invisible. Sonaron tenues las sirenas de aviso.

Quién les iba a decir a quienes contribuyeron y armaron nuestro pluscuamperfecto estado del bienestar que no iban a recibir nada de él en sus últimos momentos.

Quién les iba a decir a quienes, en todo caso y con situaciones económicas diversas, pensaban que tenían garantizado el morir dignamente en una cama y con la atención médica digna de un país desarrollado del primer mundo. Quién les iba a decir que iban a morir de una forma tan poco justa.

Quién les iba a decir que llevarían un cartel invisible pero muy visible a los ojos del virus con el nombre de persona vulnerable. Quién les iba a decir que ese cartel les iba a hacer merecedores de una muerte segura por falta de asistencia, prácticamente solos y sin despedida. Sin la asistencia sanitaria que ellos garantizaron con su trabajo y sin un respirador. Todo porque el sistema que nada previó, ante la insuficiencia de recursos, debe optar por no prestarle la asistencia universal teóricamente garantizada para evitar que muera, y sobre todo para poder prestársela a otro ser humano con más expectativas vitales.

Es la guerra. Es la guerra de la incertidumbre. Es la guerra de la falta de certezas. Es la guerra de la cifras. Es la guerra de la veracidad. Es la guerra del engaño. Es la guerra de la negación de derechos. Es la guerra del coronavirus. Parece ser un microbio profundamente inteligente y que muta y muta y se transforma. No solo es una guerra contra nuestra salud. Es también la guerra del coronavirus a esta sociedad. Tan pagada de sí misma y tan profundamente inculta. Es la guerra y la derrota ya anticipada de haber decidido dejar todo el tejido dirigente en manos de incompetentes redes clientelares con una capilaridad tan numerosa que llega hasta lo más recóndito de nuestro país y se eleva hasta las más altas instancias mundiales. Aparcamos y apartamos a los mejores en todos los órganos vitales de este país. Los sustituimos por amigos. Muy amable. Ahora pretendemos que funcionen. No pueden, no saben. Nunca supieron.

Se avecinan nuevas guerras que hemos de declarar a todas las legiones de palmeros que se aprestan a decir ¡ahora no es la hora! ¿No es la hora cuando muchos están ante su última hora? Hemos de declarar ya esta guerra, pacifica pero tajante a estas legiones de parásitos, que anticipó sorprendentemente y en alegoría, la oscarizada película coreana del mismo nombre. Hemos de decir basta ya a estas legiones de súbditos del sistema que han acabado con su rodillo y martillo dialéctico constante, contra todo atisbo de pensamiento crítico, de intelectualidad, reflexión y sentido común en este país. Hemos de quitar espacio relevante en esta sociedad a los que con su actitud, Hannah Arendt denominó “la suprema banalidad del mal”. Hemos de neutralizarles dialécticamente y apartarlos para que dejen de hacer daño social con sus frívolas sonrisas y mensaje de «ahora no es el momento» ¿y cuándo va a ser?, me pregunto, ¿cuando todos estemos muertos? Cada control crítico ejercido responsablemente sobre una decisión errónea, puede salvar vidas .

¿Y ahora no es el momento?, me pregunto ¡Callad ya papagayos de la decadencia! Vuestro momento, vuestra hora, ya pasó, se está yendo cada día con esta crisis.

De esta catástrofe sólo se puede salvar a los héroes y a las personas que sufren. Y por suerte en esta guerra hay muchos héroes. A los que también con nuestra actitud permisiva y falta de control con lo que estaba ocurriendo, por todas partes y desde hace años, hemos puesto en peligro. Como profesionales vocacionales y responsables que son están dando lo mejor de sus conocimientos, que son muchos, al servicio de todos. El defectuoso sistema no les ayuda, pero ellos siguen incesantes prestando un servicio en cada hospital, en cada centro o servicio médico, en cada Residencia. En cada carretera. En cada camión. En cada calle. En cada centro de trabajo. En cada campo. En cada centro de comunicación e información. Salvando vidas entre lágrimas, tragándoselas a veces y dando un ejercicio de ejemplaridad como no se recuerda. Se lo debemos a ellos nuestros a nuestros médicos, enfermeras, personal de hospitales, vigilantes, bomberos, policías, periodistas, camioneros, personal de supermercados. Ganaderos y agricultores. Les debemos evitar que esto se vuelva a repetir.

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5 Comentarios

  • Jose enrique
    30 de marzo de 2020

    Me encanta aquello de que hay que declarar la guerra a esta sociedad tan pagada de sí misma, yo diría que tan pagada y tan poseída de sí misma que, pensando que todo le es debido, llega a convertirse en uno de los grandes culpables de lo sucedido.

    Seremos capaces de ganar todas esas guerras, que debemos declarar a esas “legiones de palmeros“ que se prestan a decir; no ahora no es el momento, ahora no es la hora ?
    Lamentablemente solo se puede responder con incertidumbre a tan buenísima pregunta.

    Acertada, lamentable y dramática sentencia, la Que reconoce que estamos en manos de los “papagayos de la decadencia” a los que tendremos que Declarar nuevas guerras ……

    • jorge cieza
      30 de marzo de 2020

      Hacer demagogia desde casa no es dificil pero entre todos esos párrafos no hay una sola línea que diga de qué manera se tenía que haber abordado esto. Al modo chino? Al británico? La OMS no ha declarado la pandemia hasta el 11 de marzo. Qué había que haber hecho antes? En base a qué? Si se responde a eso podriamos empezar a hablar.

  • pilar de la hera
    31 de marzo de 2020

    Jorge, gracias por leer el articulo, discrepo contigo, no creo que haya demagogia en lo que he escrito, Yo no puedo hacer demagogia pues no detento poder, solo intento conformar conciencia critica , Mis criticas van también a organizaciones como la Oms muy politizadas y que actúan al dictado de lo requerido por los gobiernos, mas allá de su independencia. En esta crisis se ha puesto en evidencia. Se avisó, pero tarde y sotovoce, Sin contundencia. Y tener dudas sobre las actuaciones realizadas, es algo que hoy nadie discute. Se equivocaron, así lo dicen las cifras. Otra cosa es que se intente silenciar. Solo hay que responder a la siguiente pregunta, ¿Volvería a repetir actuaciones el gobierno? ¿Volverían los clubes de fútbol a hacer lo que hicieron? se volverían a autorizar todas las concentraciones masivas de marzo de cualquier tipo? es obvio que no. Y en cuanto a la pregunta de como hubiera abordado ésto, pues aunque no es objeto de lo escrito, es obvio, escuchando y sopesando todas las voces de profesionales y técnicos que advertían de que ésto iba a pasar, desde el mes de enero y principios de febrero. Y sobre todo conformando un estado mayor pluridisciplinar, no de palmeros sino de personas independientes, con conocimientos, sentido común y sentido táctico y estratégico, con varias de ellas que tuvieran un alto conocimiento de la gestión y la coordinación y bajo el paraguas de la prevención. Eso es Corea? Es gran bretaña? no, yo creo que es eficacia y eficiencia sin fronteras.

  • jorge cieza
    31 de marzo de 2020

    Graciaas por tu respuesta
    Yo no voy a seguir. Solo dos cuestiones. Acusar a la OMS de estar politizada, no deja de ser sorprendente. ¿Más o menos que otras agencias de la ONU? Más que la FAO, la IATA, la OIT o el FMI? La cuestión creo que es:Hay algún otro organismo en ese campo con alcance mundial?
    Después algo parecido a un sofisma. Si se pudiera volver atrás, nadie emprendería el viaje que causó el accidente… Mañana, somos todos muy listos
    Todo eso espero que no me convierta en palmero. Es palmero el Dr Simon, contagiado ahora ? En una guerra convencional, las manifestaciones de derrotismo tienen consecuencias letales. Yo prefiero esperar a que llegue la paz. No estoy de acuerdo con todo. Pero me callo de momento

  • pilar de la hera
    31 de marzo de 2020

    Gracias Jorge, Yo si creo que todo el tejido dirigente nacional y mundial esta politizado, todas las organizaciones que indicas también. Esto quiere decir nada más que han perdido independencia, lo que resta posibilidades de acercamiento a la realidad. Puedo estar equivocada pero es lo que pienso.

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