La madriguera LXVIII: «Ebriedad»

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EBRIEDAD

Agustín Camino García

 

En una situación como una pandemia y un confinamiento no faltan las buenas intenciones ante la necesidad de mantener la ilusión; la moral de la tropa decae sin una dosis de romanticismo. Así hemos oído más de una vez que después de esta situación seríamos mejores. El uso del comparativo es acertado, sin embargo el adjetivo al que se aplica cambia; al final todos salimos asomando nuestra patita. Algunas patitas llegan a resultar sorprendentes e incluso parecen pezuñas pero no se pueden pedir formas cuando no funcionan los filtros.

Hemos mezclado mucho y ahora vivimos inmersos en una especie de intoxicación con sus correspondientes etapas y manifestaciones. Los aplausos en los balcones empezaron de forma tímida, imitando a nuestros vecinos italianos, pero llegó la desinhibición y los superamos: hubo bailes dirigidos por el pinchadiscos oficial de la calle mientras, en un alarde de creatividad, algunos decidieron utilizar los cacharros de la cocina como instrumentos de percusión. Los cánticos regionales respondieron a la diversidad: desde los partisanos, pasando por King África hasta llegar a formas de expresión más autóctonas. Con la lengua suelta florecieron soluciones en las que inexplicablemente nadie había reparado antes. Con la exaltación de la amistad y el amor se encontraron  los imprescindibles y los héroes, para quienes con autosuficiencia moral y económica se exigía la subida de sueldos; será por dinero. La degradación del idioma llegó con la desescalada para instalarse cómodamente al calor de la nueva normalidad. Para el desplazamiento de la culpabilidad, por suerte, aparecieron China y el 8 de marzo. Pedimos confinamientos más estrictos que los de los otros y en una repentina pérdida del equilibrio, ahora hay que salir antes para ser así los campeones en la carrera de la desescalada. Últimamente comienza a fallar la memoria y por momentos el virus parece algo ya lejano. No hay tiempo para pensar en ello: entre la taquicardia y el delirio de persecución acaba de llegar Bill Gates para acompañar a las malvadas feministas en sus aquelarres. Un maquiavélico plan a escala mundial en el que no faltan las vacunas, los microchips ni los fetos.

Hay más etapas detalladas en la relación de la página web de Atención a la diversidad y voluntariado de la Universidad de Murcia, pero aún estamos bajo los efectos del hidroalcohol. Además, no siempre se pasa por todas las fases ni se desescala a la misma velocidad y no queda muy claro si nos saltaremos la última sin hacer propósito de la enmienda. Si lo que se dice ebrio se ha pensado sereno, quizá nos estemos mostrando tal como somos en realidad, solo que unos grados más. Eso no es bueno ni malo. Depende.

 

 

Imagen cedida para «La madriguera» por su autor,  Carlos San Vicente.

Nota: Para publicar en “La madriguera” podéis seguir enviando vuestros textos, poemas, reflexiones etc…a Jose Elizondo: granmeaulnes@hotmail.com

 

 

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