Manuel Pereda, el «profundo sentido de la libertad»

El primer proyecto para realizar esta exposición fue en 2011, y cuando llegó el centenario sus hijas consideraron que era el momento de llevarla a cabo
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Hace muy poco se cumplía el centenario del nacimiento de Manuel Pereda de la Reguera (1919-1981), escritor, escultor y hombre público, a cuya recuperación para la memoria y la cultura cántabra han querido dedicar una exposición en la Biblioteca Central de Santander, que se podrá visitar hasta el 27 de septiembre de 2020.

Manuel Pereda de la Reguera

La exposición ofrece un atractivo y pedagógico recorrido por las numerosas aportaciones de Pereda de la Reguera en los muchos terrenos por lo que discurrió su actividad, como historiador de Cantabria y defensor de su patrimonio, como animador cultural, como escritor y como artista.

Asimismo, la recuperación de la figura de Pereda de la Reguera sirve para comprender mejor y acercar a los más jóvenes la cultura de una época, la de los años de la dictadura y, en su caso, la entonces naciente democracia, de 1940 a 1980. La muestra, como las que se han dedicado a otros personajes de su generación, como Piti Cantalapiedra, Julio Maruri, Manolo Arce, o Pío Muriedas, contribuirá a la irrenunciable construcción de la memoria.

Además, Pereda de la Reguera no solo fue creador de una amplia obra escultórica, pública y de estudio, sino que dejó tras de sí el legado de una familia también volcada en la cultura y en la innovación, a través de sus hijas, la periodista y escritora Rosa Pereda y la artista y diseñadora María José Pereda, y de sus nietos, el cantante y actor Jimmy Barnatán y el artista y diseñador Manuel Ángel Pereda.

“NOS DIERON UN PROFUNDO SENTIDO DE LA LIBERTAD”

En este caso, sus hijas explican que sumergirse en los papeles de su padre “ha representado una prueba emocional, no sólo porque son muchos los recuerdos que salen de sus casi siempre ordenados archivos, sino porque su personalidad multifacética nos ha dado más de una sorpresa”. “Organizar esta exposición nos ha ayudado a conocer mejor a nuestro padre, y esperamos que también contribuya al conocimiento, mejor, de su obra en su tierra amada, Cantabria” confiesan.

“Hay muchas cosas que sus hijos hemos heredado de Manolo Pereda y Marichu de Castro” señalan. Primero, una certeza moral: “considerar que ser bueno, «en el buen sentido de la palabra, bueno», está por encima de otros muchos valores y, desde luego, intereses, incluyendo los ideológicos”.

“Luego, un cierto desprendimiento de la materialidad, del dinero, en favor de la creatividad, y un profundo sentido de la libertad para el bien: nos dejaron ser quienes éramos, porque nos dieron un mundo. Un mundo que cada uno de nosotros hemos tenido que labrarnos, pero que no se movió del ámbito de la cultura y la creación, donde ellos se movían, y que siguen nuestros hijos, sus nietos. Por fin, pero no menos importante, un hondo sentido de la familia y de la amistad” recuerdan con cariño sus hijas.

“YA SABÍAMOS QUIÉN ERA NUESTRO PADRE, PERO NO CON TANTO DETALLE”

Rosa Pereda, periodista, escritora y una de las hijas de Manuel Pereda, explica en declaraciones a EL FARADIO que “el primer proyecto para realizar esta exposición fue en 2011” y cuando llegó el centenario consideraron que “era el momento de llevarla a cabo”. Para ello contaron con la ayuda de la museóloga María Teresa Álvarez, por lo que apunta a que han sido afortunadas “al seleccionar nosotras mismas las obras y trabajar juntas en la última selección y en el montaje”.

El Vicepresidente Pablo Zuloaga en su visita a la exposición

“Nos pusimos a indagar en todo su archivo, en el que tiene muchísimo contenido inédito, y con él hemos hecho una exposición en forma de hilo documental a lo largo de toda su trayectoria” indica Pereda. Asimismo, Rosa Pereda recuerda muy emocionada el momento de introducirse en los archivos de su padre, “ha sido un revuelco emocional muy importante, ya sabíamos quién era nuestro padre, pero no con tanto detalle” comenta.

La exposición cuenta con dos vertientes como la vida de Pereda, la primera “como investigador y escritor, ya que desde muy joven investigó Santander y su provincia, los monumentos, las iglesias, y todos los elementos de los siglos XVII – XIX. Fue un académico de la historia muy joven y sobre todo autodidacta, un investigador de campo” muestra su hija.

Por otro lado, acogen la faceta como escultor “con su obra pública, entre las que se encuentran algunas como la Puerta del Perdón (Santo Toribio de Liébana) o el Monumento Vital Alsar (Puertochico)”.

Además, añade Pereda que su padre no contaba solamente con las facetas que en la exposición se muestran, como estudioso del patrimonio, sino que “también lo defendía”. “En un momento en el que venían los americanos ricos y se llevaban las iglesias y las casonas piedra por piedra a sus ciudades, y realizaban expolios en toda Cantabria, mi padre consiguió de su propia mano la Ley que reconocía el interés histórico-artístico de monumentos regionales y locales” apunta Rosa Pereda.

Según Pereda, era una persona muy creativa pero muy polémica, “no se andaba con chiquitas, publicaba en todos los periódicos, renovó el funcionamiento del Ateneo siendo presidente, apostó por traer a conferenciantes jóvenes, etc” enumera.

“No podría decir si es de las personas que más ha contribuido a defender el patrimonio histórico de Cantabria, pero sí que su trabajo en él ha sido de enorme importancia, porque, por ejemplo, el primer congreso sobre Patrimonio lo organiza él mismo” explica, por lo que afirma que “era un hombre con mucha actividad pública, pero le daba tiempo a escribir, reunirse con artistas, o ir a tertulias”.

Desde su inicio el pasado 5 de agosto, Rosa Pereda se muestra ilusionada con la exposición, ya que desde su punto de vista “está teniendo muy buena acogida, y en la Biblioteca están muy contentos con su funcionamiento”. Y añade que han tenido suerte de poder inaugurarla durante esta crisis provocada por el Covid-19, por lo que la mayoría de las visitas “son en grupos que nos llaman y nos piden que vayamos con ellos a contarles de nuestra propia voz la exposición”.

UN LEGADO CARGADO DE CULTURA

Polifacético, abogado de carrera, diplomado en periodismo, había realizado estudios de Bellas Artes y Filosofía y Letras, aunque, desde muy joven, recién terminada la guerra civil, trabajó con su padre, el ingeniero civil y constructor Ángel Pereda Bacigalupi. Pero también desde muy joven tiene claros sus intereses: las letras y el arte. Y escribe novelas, poemas, relatos, piezas teatrales y hasta una zarzuela.

Pereda nunca dejó de tener una pasión especial por la actividad pública, que le hace intervenir activamente en las instituciones culturales, como el Ateneo de Santander o el Centro de Estudios Montañeses, Y leyes de protección del Patrimonio, como las que crearon las categorías de Monumentos Provinciales y Locales, se debieron a su iniciativa y a su gestión.

Monumento Vital Alsar en Puertochico

Efectivamente, la exposición recorre, en sus vitrinas y en sus paredes, con un relato más temático que cronológico, los hitos más importantes de su actividad. Así, hay una parada en Liébana, para visualizar la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio y el Via Crucis que recorre los muros de su explanada, que son obras escultóricas suyas, así como las publicaciones que dedicó a Liébana y Picos de Europa.

Como escritor, Pereda de la Reguera es autor de dos novelas publicadas, tres libros de poemas y hasta cuarenta títulos de investigación histórico artística. En 1956 recibió el Premio Plaza, por su novela M-8634 El Laberinto, y en 1963 apareció Sucursal en Calcuta. Un par de novelas más y de libros de poemas, una colección de relatos y una pieza de teatro, permanecen inéditas. Pero de su bibliografía destacan los trabajos históricos, como los dedicados a los canteros de Cantabria, los artífices trasmeranos, los marinos e indianos de Cantabria, los campaneros, etcétera, que felizmente han abierto vías de investigación posteriores.

No podemos olvidar, tampoco, su trabajo como escultor, que había sido su pasión desde muy joven, y que retoma, haciéndolo convivir con el resto de su actividad, en los años cincuenta. Del modelado del barro y el fundido en bronce, dentro de una figuración de corte más clásico, al uso de materiales distintos, como algunos plásticos, para su obra abstracta.

Era la suya, en lo que se refiere al patrimonio, una pasión conservacionista, en un momento de destrucción y despojo de casonas e iglesias, y en general de poco aprecio al legado histórico artístico, pasión que se extiende a la Historia y especialmente a la Historia de Cantabria y los cántabros, tema al que dedica la mayor parte de su energía.

Títulos como ‘Indianos de Cantabria’ (1962) o ‘Cantabria cuna de la Reconquista’ (1972), y muy especialmente éste último, son muy significativos de su pensamiento y su tesis, que culminará en su último libro, ‘Cantabria Raíz de España’, de 1979, reeditado en 2001 por la Editorial Tantín.

Esta muestra se enmarca en el programa impulsado por la Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria, y que denominan ‘Cultura contraataca’, una iniciativa con la que pretenden “dar un empuje muy necesario que muestre la vitalidad de nuestra cultura frente a los embates de la pandemia del Covid-19”.

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