Personal científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO) realizaran por primera vez una campaña de evaluación del buen estado ambiental de los fondos rocosos circalitorales y batiales en el marco de las estrategias marinas, del ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico.

El jefe de campaña, el Dr Alberto Serrano explica que el diseño de la campaña se apoya en el escaso conocimiento previo que sobre estos hábitats existe en la zona gracias a trabajos anteriores y pretende contribuir a reducir el gran desconocimiento que en la actualidad existe sobre los hábitats y comunidades bentónicas presentes en los fondos profundos y no tan profundos (pero inalcanzables con técnicas normales de buceo) de fondos duros.

La información de estos fondos en la actualidad es escasa, dispersa y limitada principalmente a determinadas zonas (principalmente áreas Red Natura 2000) que han sido objeto de estudio en el marco de otros proyectos para dar cumplimiento a la normativa europea (Directiva Hábitats específicamente) explica el investigador del Centro Oceanográfico de Santander.

La plataforma continental se encuentra sometida a diversos impactos humanos, entre los que destaca la actividad pesquera. El desarrollo de un programa de seguimiento estandarizado permitirá comparar la evolución de los hábitats en las diferentes regiones españolas.

Esto implica tener, por un lado, un conocimiento profundo de la distribución espacial de los hábitats,  así como de su estado de conservación y por otro lado, el impacto que producen sobre los mismos, actividades como la pesca, o amenazas como el cambio climático.

Este análisis de impacto y su cuantificación, es esencial para el diseño de medidas de gestión enfocadas en su protección tratando de minimizar los efectos de esta protección, cuando sea necesaria, sobre las actividades económicas que se desarrollan en la zona.

Para cumplir estos objetivos el personal del IEO utilizara tecnología de vanguardia, incluyendo el uso de un robot submarino controlado remotamente desde el barco, el LIROPUS 2000, así como un trineo fotogramétrico, el TASIFE 2013. Las características de ambas herramientas de muestreo permitirán al equipo científico muestrear profundidades de hasta 800 metros, grabando hábitats nunca explorados.