||Por Óscar San Emeterio||

Somos muchos los que nos tenemos que poner en fila para entonar el “no lo vi venir”. Ucrania está siendo una ducha fría de realidad en todos los frentes imaginables, desde todos los ángulos posibles, el antídoto contra el cuñadismo, ese “si ya lo decía yo” que cada día que pasa es más difícil de entonar porque la ficción en la que vivíamos salta por los aires una y otra vez.

Desde mis últimas reflexiones en el inicio de la guerra hay cosas que sí que han seguido la senda prevista, como la derrota de Rusia a medio y largo plazo, no tanto la militar, de la que hablaré ahora, pero sí aquella que va ligada a su propia existencia. El daño que se está inflingiendo a sí misma por obra y desgracia del nada infalible Vladimir Putin, va a durar varias generaciones. Esta premisa se viene cumpliendo desde que el primer soldado ruso puso un pie en Ucrania y cada día que pasa va a más, sobre todo porque vamos conociendo muchas otras cosas, terribles, del paso de las tropas rusas por las ciudades y pueblos que están ahora abandonando.

Se puede afirmar que Rusia ha perdido la primera parte de la guerra, y además lo ha hecho de todas las formas imaginables. Errores tácticos, subestimación del enemigo, o mala equipación de sus tropas (lo que ha conllevado a deserciones, rendiciones, y en definitiva a tener la moral por los suelos), serían los más evidentes. En todo esto no solo hay consenso desde este lado de la trinchera, es que además el frente interior, el de los propagandistas del Kremlin, también empieza a resquebrajarse. En Rusia, en la televisión, en abierto, y delante de todo el mundo, “los duros” están haciéndose todo tipo de preguntas que hace unas semanas eran impensables. Creo que la caída de Putin, de llegar a producirse, sigue estando lejana en el tiempo, pero tampoco pensaba que iba a escribir la primera frase de este párrafo, y un mes más tarde es evidente que, repito, Rusia ha perdido la primera parte de la guerra.

Hace pocas fechas leía un comunicado inquietante de las Fuerzas Armadas Ucranianas, que como es lógico son una fuente escasamente fiable ya que su labor es mantener alta la moral de la tropa, de su población y de los aliados. Detrás de la actual retirada de las tropas rusas del entorno de Kiev, muchos queremos ver no solo una derrota rusa sino también una victoria ucraniana, y en ese comunicado digamos que trataban de enfriar la euforia. No controlan los cielos, y saben que en lo que está por venir Rusia va a ser todavía más cruel, si es que esto es posible. Y sí lo es porque es bastante probable que veamos más bombardeos y menos exposición de sus tropas terrestres. Y los bombardeos ya sabemos lo que suponen, poca precisión y muchas víctimas. Piden más armamento, y no precisamente para sus tropas, que también, sino sobre todo sistemas antimisiles.

El teatro de operaciones se traslada al Donbass, lo que puede dar mucho aire a los ucranianos para reforzar toda la parte oeste del país, la menos castigada, y concentrar en el este sus esfuerzos. Queda por ver qué pasará en la costa del mar de Azov, con el asedio a Mariupol que imagino que acabe algún día con su rendición, ya que es muy difícil dar la vuelta a esa situación en una parte del país de difícil acceso para las tropas ucranianas. La heroica resistencia de esta ciudad, entre otras de la costa, ha permitido retener Odessa sin demasiados problemas. El futuro de la zona sur del país, tanto de la costa del mar de Azov, casi perdida en su totalidad, como la del Mar Negro, aún resistiendo, es previsible que focalicen también futuras acciones militares de ambos bandos.

En cuanto a la situación fuera del campo de batalla, Zelensky tiene una misión bastante complicada por delante después de haber ganado, por goleada, la primera parte de la guerra. Ahora afronta uno de los males de este tiempo que vivimos, y es el cansancio occidental cuando el foco informativo está demasiado tiempo en el mismo sitio. A pesar de todas las sanciones a Rusia, reuniones Ucrania-Rusia, reuniones de la OTAN, G7, Consejo Europeo, ONU, o comparecencias de Zelensky en los parlamentos de medio mundo, el interés informativo se va a cronificar, y esto es un peligro para los intereses de Ucrania. Si con todos los focos mirando allí y a nuestros gobiernos hemos visto las dudas de Alemania o Hungría en cortar lazos con Rusia, las triquiñuelas legales y olvidos más o menos voluntarios para que Rusia tenga algún que otro clavo ardiendo al que asirse, en esta evolución del escenario informativo la cosa se va a complicar para Zelensky y su gente. El reto del presidente ucraniano es conseguir que sigamos manteniendo esta guerra en la parte alta de las escaletas informativas, y sinceramente no sé cómo lo conseguirá, aunque al menos parece que Will Smith no le quitará espacio a la guerra por una temporada.

Se están empezando a conocer las atrocidades de los rusos en las zonas ahora liberadas. Los testimonios que empiezan a llegarnos son sobrecogedores. Han hecho todas las barbaridades imaginables con mujeres, niños, y prisioneros de guerra, a lo que se añade el absoluto desprecio por sus propias tropas, con cadáveres de soldados rusos, sin enterrar siquiera, en zonas en las que hacía un mes que no podía entrar el ejército ucraniano. Esta es otra derrota más de Rusia, una derrota moral, que deja su imagen a todos los niveles imaginables por los suelos, y que va a costar décadas recuperar excepto en Ucrania, donde no les perdonarán jamás esta barbarie, esta sinrazón, esta guerra.

Aunque me gustaría pensar que la guerra acabará pronto no soy optimista excepto en una cosa, en el espíritu de resistencia del pueblo ucraniano. Slava Ukraina