Alumnos de 3º de ESO de El Salvador diseñan seis prototipos de robot para mejorar la producción de vino en Cantabria

El proyecto surgió a raíz de la presencia en el centro, como profesor en prácticas, del viticultor cántabro Pablo Oria, quien ‘retó’ a los alumnos a trabajar en la construcción de una serie de robots específicos con los que poder mejorar la producción y calidad de la uva en Cantabria, una zona compleja por las condiciones climatológicas naturales.
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Un grupo de alumnos de 3º de Secundaria de la Cooperativa de Enseñanza El Salvador de Barreda han diseñado seis prototipos de robot capaces de controlar las distintas variables ambientales (temperatura, humedad, radiación solar o calidad del aire) que afectan a la producción de vino en Cantabria. Seis pequeños robots a escala con los que participaron recientemente en la Feria de la Ciencia organizada por la Universidad de Cantabria, y que les ha permitido aunar en un mismo proyecto y poner en práctica distintas disciplinas y materias educativas como la programación, la tecnología, la historia, la biología e, incluso, el arte.

El proyecto surgió a raíz de la presencia en el centro, como profesor en prácticas, del viticultor cántabro Pablo Oria, quien ‘retó’ a los alumnos a trabajar en la construcción de una serie de robots específicos con los que poder mejorar la producción y calidad de la uva en Cantabria, una zona compleja por las condiciones climatológicas naturales.

Los alumnos ‘recogieron el guante’ de esta propuesta y se pusieron manos a la obra. El encargo no fue fácil. Tuvieron que estudiar no solo los componentes electrónicos y la programación, sino también, de manera multidisciplinar, distintos aspectos relacionados con la viticultura. La biología y la geología, analizando las características de las distintas clases de uva que se cultivan en Cantabria. La geografía e historia para conocer el origen del cultivo de vides en la región, que se remonta al año 890 y las zonas donde tradicionalmente han estado presentes, como Suances, Santillana del Mar o Liébana. La economía para analizar el porqué de la desaparición de este cultivo durante siglos. Y finalmente el arte, para representar de forma esquemática y gráfica unas vides donde colocar los robots.

“Es un trabajo con el que han aprendido a programar, a analizar qué sensores se deben utilizar para cada fin, a realizar el montaje electrónico y a someterlos a prueba”, explica Francisco Muñoz Gómez, el profesor coordinador del proyecto.

Unos robots capaces de medir y cuantificar diversas variables que afectan a la producción vitivinícola, como pueden ser la humedad y temperatura del terreno, la distancia entre las vides, la calidad del aire o la intensidad lumínica, con el fin de optimizar y mejorar la producción. Para ello cuentan con sensores de luz, de ultrasonidos para medir la distancia o de una sonda sumergible en la tierra que avisa si se baja de 8 grados centígrados (la temperatura bajo la cual la vid empezaría a sufrir).

Datos todos ellos que se representan de forma muy gráfica en estos medidores en unas pequeñas pantallas digitales con luces led que simulan caras sonrientes (si la variable entra dentro de la horquilla adecuada) o enfadadas. “Se trata de unos robots muy prácticos, por su versatilidad, al poder integrar en un mismo aparato el control de todas estas variables”, añade el coordinador del proyecto, quien no descarta que la idea pudiera tener una salida comercial.

 

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