La proclamación de la RASD y la MINURSO

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En la madrugada del 27 de febrero de 1976, tras la invasión y ocupación del Sahara Occidental, colonia española durante casi 100 años, por parte de los ejércitos marroquíes y mauritanos, el Frente Polisario (Frente para la Liberación de Saquía y Río de Oro), proclamó en Bir-Lehlu (Territorio Liberado) la República Árabe Saharaui (RASD), que fue reconocida por más de 80 países, entre los que no se encontraban Estados Unidos, ni ninguno de la Unión Europea, ni aún se encuentran hoy. Los vítores, ilusiones y esperanzas no podían ser alegres. Al mismo tiempo, se iniciaba una guerra en el desierto que duraría casi 16 años, y una parte del pueblo saharaui penó un trágico éxodo, bajo los bombardeos marroquíes, que llevaría a los supervivientes hasta Tinduf (Argelia), donde levantaron y organizaron los campamentos, en los que padecen un refugio, que dura más de 47 años.

El 6 de setiembre de 1991 se firmó un alto el fuego, que dejaría la guerra en suspenso hasta hoy, so pretexto de la celebración del referéndum de autodeterminación, que prescribe la legislación internacional en materia de descolonización, y que es la única solución, por legal y justa, que permita a los saharauis decidir su futuro como pueblo, al que le han arrebatado con violencia tierra y recursos. Desde entonces, la RASD, por medio de sus embajadores, en los países donde el estado saharaui en el exilio es reconocido, y sus delegados, en los que no, vienen desarrollando una labor diplomática infructuosa, que ya se cuenta en numerosos fracasos, como testimonia la situación, cada día más dramática, de los saharauis refugiados, y la de los saharauis de los territorios ocupados, más trágica cada día.

Una parte del pueblo saharaui permanece en la tierra que les pertenece, separados de sus familias desde hace décadas. Viven bajo el estado de terror impuesto por el reino de Marruecos, que no cessa en la violación de los derechos humanos de las personas y los pueblos: persecución, saqueos domiciliarios, encarcelamiento, tortura, muerte, desapariciones….por la única razón de ser saharauis, que exigen la recuperación de su derecho a formar parte de la Historia, mediante el cumplimiento de las leyes, y se les devuelva lo que se les arrebató con traición (España) y barbarie (Marruecos), con la connivencia interesada de los países de la autodenominada comunidad internacional.

Y que siguen resistiendo. La violencia en calles y plazas de las ciudades, y en los domicilios familiares el Sahara Occidental, son prácticas cotidianas, por las mañanas, las tardes y las noches. Inmediatamente después del alto el fuego, la ONU desplazó al territorio -también a los campos de refugiados- a la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental). Hoy, la mayor parte de sus efectivos se encuentran en los territorios ocupados, y una pequeña parte, en los Liberados. Fracasada la que nunca fue una auténtica intención de convocar el referéndum, la MINURSO debería cumplir el mandato principal de su constitución: velar por el cumplimiento de las condiciones de todo alto el fuego: la no agresión unilateral, que el reino alauita incumple, tan sistemática como criminalmente. Mientras alguien no me demuestre lo contrario, Marruecos llegó a transgredir los acuerdos del alto el fuego, hasta el límite, cuando desmanteló por tierra y aire el campamento de protesta en Gdeim Izik (El Aaiún), en noviembre de 2010, acción bélica que constituyó una declaración de guerra, a la que la comunidad internacional hizo oídos sordos, a pesar del estruendo. Y también el Frente Polisario. Y también la MINURSO, obligada a no intervenir, contraviniendo su propia constitución. Cada vez que en el Consejo de Seguridad de NNUU se ha planteado, a instancias de su Secretario General, la conveniencia de que la MINURSO intervenga en protección de los DDHH del pueblo saharaui, Francia ejerce su derecho de veto y pulveriza cualquier intento de que los saharauis puedan reivindicar sus derechos pacíficamente, avalados por la Historia y el Derecho Internacional, sin ser gravemente agredidos.

La MINURSO es la única Misión de NNUU que no cuenta con el cometido de defender , los derechos humanos de las gentes de donde están emplazadas (es verdad que formalmente las otras, sí, si bien, llegado el caso, no se privan de colaborar en las fechorías). Lo cierto es que la MINURSO es una Misión sin misión alguna que cumplir. Ni pueden actuar ni su testimonio de lo que vean tendría validez alguna.
Las organizaciones y ONGs amigas del pueblo saharaui vienen manifestándose con la exigencia de que se le encomiende a la MINURSO la salvaguarda de los DDHH del pueblo saharaui, e intervengan para evitar bárbaros atentados contra ellos por parte de las fuerzas de ocupación marroquíes. Ni los campos de refugiados ni la ocupación marroquí deberían ser hechos consumados. Pero, ya que son hechos indeseables, de igual manera que en los campamentos de refugiados la supervivencia depende de las ayudas humanitarias, más y más menguadas, la vida de los saharauis en los Territorios Ocupados depende de que no la exterminen. Esa debería ser la misión de la MINURSO, evitar el exterminio.

Hoy, una vez más, se conmemora la proclamación de la RASD. Como las 46 veces anteriores, será una conmemoración reivindicativa, pero no una alegre celebración

 

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