|| COMISIÓN 8 DE MARZO EN CANTABRIA||

Han sido unos días extraordinarios, luminosos. Una selección de jóvenes mujeres futbolistas (con su correspondiente equipo técnico que tanto han luchado por conseguir) han puesto en pie a casi todo el país y por diversos motivos. Nos hemos impresionado con su fuerza, su alegría, el cuidado entre ellas y con las compañeras del equipo al que ganaban; nos hemos divertido y emocionado incluso las personas
a las que el fútbol no nos ha interesado jamás.

Unos índices de audiencia espectaculares en la RTVE1, pantallas gigantes en las plazas de ciudades y pueblos, niñas y niños vestidos de futbolistas mientras lo veían y jugaban, un grito unánime de alegría al confirmar que sí, que por fin eran CAMPEONAS DEL MUNDO.

Y llegaron los abrazos, tal vez los primeros en casas y plazas, pero al tiempo en Sidney entre las jugadoras y al poco, con cierto mimo, a las contrincantes que no encontraban consuelo.

¡Todo perfecto! Las niñas ya tienen referentes en ese deporte, se llaman Olga, Athenea, Alexia, Jenni, María, Irene… y muchas más. Ya el centro del patio del cole no será solo de los niños, de los chavales, tendrá que ser de todas y todos.

Habrá que organizarse.

Pues no, no era todo perfecto. Cuando pudimos volver la vista a las pantallas vimos a un tipo desconocido para muchas que en el palco de autoridades celebraba el triunfo de las CAMPEONAS DEL MUNDO agarrándose los testículos al grito de ¡toma! ¿Qué era aquello? Enseguida supimos que el impresentable se llama Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol.
¡Qué obscenidad, qué vergüenza en público!

En fin, el tal Rubiales se recompondría como fuese porque tamaño despropósito no podía empeorar. ¿Qué no? Con un delito: forzando un beso en la boca a una futbolista mientras la sujetaba la cabeza. Un vídeo que ha recorrido el globo terráqueo sin que el tipo se inmute y cuando lo ha visto mal ha intentado presionar a la mujer y a sus allegad@s para que aceptase acompañarle en un presunto vídeo de disculpas… Una locura. La misma que mantener a este espécimen antediluviano en ningún cargo público.

Muchas hemos firmado en Change.org un escrito pidiendo su dimisión, pero eso es imposible, esa iniciativa comenzó pensando que el tipo tiene decencia; ahora solo es posible su DESTITUCIÓN.

Si quienes tienen la responsabilidad de hacerlo no lo hacen tal vez nosotras le hagamos un Gallardón. De 2014 hasta hoy no hemos perdido la práctica de organizarnos.

Pero no seamos negativas, no solo hemos aprendido a decir CAMPEONAS y que las niñas ya tengan modelos para ser lo que quieran, también los niños saben que a los abusadores machistas se les desprecia.