Abuelos y nietos

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Un niño no se desarrolla igual con abuelos, que sin abuelos, pues carece de unas coordenadas existenciales, que orientaría su niñez y su adolescencia, y en las que ir situando, sin intención de ello, en el simple fluir del tiempo, las pautas a seguir, que emanan de la educación de los padres y de las enseñanzas de los maestros. La educación y las enseñanzas que imparten los abuelos están impregnados de un componente emocional predominante, que sin faltar en los de padres y maestros, juega un papel necesario la formación, de carácter más práctico, para estar en el mundo con la mayor seguridad posible. Dicho de otra manera, Los abuelos refuerzan el presente del niño; los padres obran por su futuro, también el más inmediato. La cercanía de los abuelos no es tanto prolongación de la de los padres y maestros, como puente entre los encargados de su formación y el mundo en el que vivirla. Y eso los niños lo saben después, cuando se ven en el mundo, con un bagaje de recursos intelectuales y emocionales, entre los que distingue la impronta de los abuelos.

También los abuelos precisan de la cercanía de los nietos. Que en los tiempos que corren llegue a ser excesiva y cargada de obligaciones, no presupone que los abuelos no ejerzan esa condición con devoción, aprovechándola para sembrar en los niños las semillas de unos valores, que un día puedan fructificar en beneficio propio y ajeno. La lejanía de los nietos pesa sobre las vidas de muchos abuelos, como si sintieran que aún les queda por completar la misión de sus vidas, después de haber dado cumplimiento a la de padres.

Ese es el caso del protagonista de la función “Seúl está muy lejos”, una producción de La Machina Teatro, que dirigida por Alberto Sebastián, responsable también de la dramaturgia, se representó en el Palacio de Festivales de Cantabria, el pasado 16 de marzo. El actor Fernando Madrazo da voz a un abuelo, sin más nietos, hasta el momento, que el que vive en Seúl, por motivos profesionales de sus padres. O sea, que vive muy lejos, distancia, que las llamadas telefónicas contribuyen, no a acercar, pero sí a producir la ilusión de acercamiento, y durante las que el abuelo no se priva de contarle los cuentos, que no puede contarle mirándole a los ojos. Al término de cada conversación telefónica, vuelve a la queja por la separación. El abuelo tiene una hija, interpretada por la actriz Patricia Cercas, que habitualmente le visita, como en el momento de la función. Encuentra el piso del padre ocupado casi por entero por grandes cajas de cartón, que contienen todo cuanto el padre se quiere llevar, ya que ha decidido dejar la ciudad y volver a la casa del pueblo. Total, si no puede ver a su nieto y llevarle al colegio ni a los parques, disfrutando de su compañía, contarle cuentos por teléfono puede hacer desde cualquier lugar. La hija revuelve en las cajas y en una, que viene a ser el baúl de los recuerdos de su niñez, que el padre tiene escritos, y la función da un giro , por el que el padre, animado a regañadientes por la hija, no sólo recuerda, sino que vive los recuerdos, y salta a la comba, él, y ella baila en las gomas, gomas y comba, también conservadas entre los recuerdos, que viven, más como abuelo y nieta, que como padre e hija, en un trabajo actoral de movimientos más bien lentos y diálogos ágiles, dirigidos por Alberto Sebastián al servicio de unos sentimientos y emociones, que Patricia Cercas y Fernando Madrazo aciertan a transmitir a un público numeroso, entre el que los niños demostraron ser espectadores modélicos.

En un momento determinado suena una llamada telefónica desde Seúl, por la que el abuelo recibe una noticia, que unida al anuncio que poco antes le había confiado la hija, supondrá que se deshagan las cajas, preparadas para el traslado, y el piso adquiera su aspecto original, y padre e hija compartan, felices, el puchero, que el padre había cocinado. No les descubriré ni la noticia ni el anuncio, por si tienen la ocasión de ver la función, y ofrecerle un aplauso tan prolongado como el que recibió el elenco en la tarde del pasado 16 de marzo.

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