
Los lunes al sol, los miércoles al sol, los viernes al sol… Semana de jazz y teatro soleado
Los lunes al sol – Sala Pereda – 2 y 3 de mayo – 19:30 horas
El escenario semejaba una estructura de fábrica naval en la que seis operarios van deshaciéndose de sus trajes de trabajo. Desnudos ante el mundo (metáfora de ser despedidos y estar parados), pasan a ocupar el espacio de un bar que parece más una plaza donde se comparten desgracias. En esta ágora se encuentran también dos mujeres, coprotagonistas del drama y ejemplificadoras de que en el 2025 tampoco el trabajo dignifica y significa explotación. Basada en una película de Fernando León de Aranoa (Los lunes al sol, 2002), la historia de la reconversión de la industria naval en Vigo se revive y actualiza. Ruidos de enfrentamientos, algarabía y un cristal roto recuerdan los hechos originales. Una joven rider es el presente, vive de repartir envíos y hacer de canguro en empleos muy temporales.
Seis actores y dos actrices muestran miedos, expectativas y penurias. El trabajo -y su falta- es el centro de unas vidas desesperanzadas. El director y adaptador de la obra -Javier Hernández-Simón- habla de haber conseguido “una poderosa reflexión sobre cómo las circunstancias económicas pueden moldear la identidad y las relaciones humanas”. Lo logra a través de diálogos y situaciones personales que crean una atmósfera triste. La escenografía llena de grises -y cervezas- y un reloj marcando siempre las 8:20 horas no animan el alma: “Ya no somos necesarios”.
Y en medio de la obra una luz: la actriz Mónica Asensio cantando una canción sin pesimismos, lo cual ya es meritorio: “Esto hay que sujetarlo entre todos”. Un drama coral que llega al corazón del público (que llenó la sala dos días seguidos) con actores que transmiten resistencias varias y resiliencias todas. No hubo programa de mano: ¿ahorro o ambientación?
Francesca Tandoi + Jesse Davis – Sala Argenta – 30 abril – 19:30 horas
“Cuando era muy pequeña, cinco o seis años, tenía una ‘radiolina’ en casa a pilas y haciendo zapping me encontré con una música que nunca había escuchado que -literalmente- me hipnotizó. Fui con la radiolina hasta donde estaba mi madre y le pregunté: ‘Ma che cos’è questa cosa’. Ella me dijo: ‘Esto es jazz’. ‘Allora’ yo quiero ser la pianista”. Francesca Tandoi (Roma, 1990) empezó con pocos años a tocar el piano y sigue siendo pianista, ‘allora’ una de las grandes intérpretes europeas de jazz además de compositora y cantante. Mostró todas sus facetas artísticas en Santander (viniendo del apagón en Galicia y teniendo que partir a Londres al día siguiente) con su trio de batería (Giovanni Campanella) y contrabajo (Stefanno Senni, il suo marito) y el lujo de compartir escenario con un saxofonista como Jesse Davis (Nueva Orleans, 1965).
Un concierto redondo: empezó con un tema de amor –Secret Love– y terminó con otro –Estate-. En medio, temas propios, clásicos y las cuatro canciones protagonizadas por un saxo que acariciaba cada nota, llevando un ritmo más suave y cálido a los temas para mayor disfrute de estándares como Along Came Betty (Art Blakey & Jazz Messengers, 1969) o Goodbay (Gordon Jenkins, 1935), cierre en aquellos años de la orquesta de Benny Goodman, ahora cantada por Francesca en inglés. Una pianista excepcional con una energía que lleva a cada armonía, que se expresa con las manos,
que arrulla con temas brasileños –Agua de beber de Jobim- y sorprende con delicadas composiciones suyas. Muchos aplausos finales para todos y un bis entrañablemente afectuoso. Despedirse cantando “…Otro invierno volverá. Caerán mil pétalos de rosa. La nieve cubrirá todas las cosas. E il cuore un po’ di pace troverà” hace sentir la vida de otra manera. Buen día y buonna notte para celebrar el día Internacional del Jazz.