Ana Martín expone en la Librería Gil una serie de retratos protagonizados por flores que nacen en las cunetas

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‘El sueño de las plantas’ es el nombre de la exposición de fotografías firmadas por Ana Martín que durante todo el mes de julio se podrá visitar en la librería Gil de la Plaza de Pombo en Santander. La fotógrafa mantendrá este martes, 15 de julio a las 19:00 horas, un encuentro con el público.

Martín ha dedicado las últimas primaveras a fotografiar las plantas y las flores que crecen en las cunetas de los caminos y carreteras por los que habitualmente pasea en su pueblo. «Hay quien piensa que esos márgenes son basura, pero nada más lejos; las cunetas son parte del Tercer Paisaje, esos lugares baldíos que quedan fuera del sistema de producción humano. Ahí la naturaleza crece sin seguir nuestras normas, ahí se conserva la más valiosa biodiversidad, la que quizá salve nuestro futuro. Son refugios de vida, lugares de resistencia a los que deberíamos de prestar mucha más atención», explica para lamentar que una práctica habitual en pueblos y ciudades es la de limpiar las cunetas con herbicidas que arrasan con esa rica biodiversidad un año tras otro.

Para esta exposición ha seleccionado 27 imágenes que ha colocado en pequeños portarretratos, como si se tratase de fotografías familiares. La fotógrafa pretende mostrar la belleza de estas flores que para la gran mayoría de las personas pasan inadvertidas. Argumenta que esta exposición intenta ser un antídoto contra la Ceguera Vegetal, un distanciamiento y falta de interés hacia las plantas. Recuerda que eso choca frontalmente con todos los estudios científicos que están generando una verdadera revolución en el concepto que tenemos del reino vegetal. «Ahora sabemos de su sensibilidad, su inteligencia, sus sentidos y sus capacidades asombrosas. Estamos mucho más hermanados a ellas de lo que creíamos. Por eso me ha gustado la idea de colocarlas en portarretratos».

Todas las fotos de la exposición están hechas con luz natural. En algunos casos ha retratado a las plantas en el lugar donde las ha encontrado, poniendo un cartón de fondo y, en otros, se ha llevado a su estudio un trozo de la planta y lo ha colocado junto a la ventana para iluminarlo ayudándose de reflectores.

Ana Martín pretende con esta muestra despertar la curiosidad de las personas «para que en el próximo paseo se fijen más en las maravillas botánicas que nos rodean». Cree que memorizar algunos de sus nombres también puede ayudar y, por eso, al lado de cada retrato, una pequeña cartela recuerda el nombre con el que popularmente se conocen: madreselva, cuernecillo, acedera, pimpinela, botón de oro, amapola, verónica, trébol rojo…. Nombres, en su mayoría de flores silvestres, pero también algunos de plantas cultivadas, «porque en las cunetas no hay normas y llegan también semillas escapadas de huertos y jardines. Es increíble la biodiversidad que acogen, el gran número de especies vegetales que atesoran y el modo en que atraen a insectos y otros animales, convirtiendo esos espacios en auténticos corredores de vida».

Por cierto, este verano, en el pueblo de Ana Martín ya no han rociado los márgenes con herbicidas.

SOBRE ANA MARTÍN ZURDO

Ana Martín es licenciada en Ciencias de la Comunicación y técnico especialista en Medios Audiovisuales.

Compagina su trabajo como fotógrafa freelance con sus proyectos personales. Se ha formado en distintas escuelas entre las que destacan La Recámara y el Centro de Fotografía Contemporánea, donde ganó la beca para realizar el Master en Proyecto Personal.

Ha realizado exposiciones individuales en el Centro Nacional de Fotografía de Torrelavega, el Centro Cultural Doctor Madrazo, la Caverna de la Luz, La casa de las Doñas, La Escuela Virtuosa o la Galería Fraile y Blanco. Y ha participado en numerosos proyectos colectivos como «MAPA» de La Recámara, «Santillanenses», dirigido por Sofía Moro, «Pasos» de la mano de la Universidad de Cantabria, «Dolor de Tierra Verde» con la Asociación Espacio Imagen para Photoespaña o «Con las Manos en la Masa» de Javier Vila.

La Colección Norte de Arte Contemporáneo ha adquirido sus obras del proyecto «Generación del 27: memoria y poesía».

‘EL SUEÑO DE LAS PLANTAS’ (Ana Martín Zurdo)

Estas plantas crecen en las cunetas de mi pueblo en la primavera. Durante años una cisterna con herbicida rociaba los márgenes de caminos y carreteras, convirtiendo la maravilla en un margen devastado.

Es seguramente un síntoma de la Ceguera Vegetal en la que vive nuestra sociedad. Ni nuestra atención, ni nuestro interés, ni siquiera nuestra vista se centran en las plantas.

Curiosamente eso choca frontalmente con todos los estudios científicos que están generando una verdadera revolución en el concepto que tenemos del reino vegetal.

Ahora sabemos de su sensibilidad, su inteligencia, sus sentidos y sus capacidades asombrosas. Estamos mucho más hermanados a ellas de lo que creíamos.

Así las he querido mostrar, como a familiares en sus portarretratos, algunas hasta con cierta expresión animal.

La Ceguera Vegetal se combate conociéndolas, quizá memorizando alguno de sus nombres, dejándonos sorprender por lo extraordinario que sucede en este reino de color verde.

Estas plantas crecen en las cunetas de mi pueblo en la primavera. Y hay quienes piensan que esos márgenes son basura. Pero nada más lejos. Las cunetas son parte del Tercer Paisaje, esos lugares baldíos que quedan fuera del sistema de producción humano. Ahí la naturaleza crece sin seguir nuestras normas, ahí se conserva la más valiosa biodiversidad, la que quizá salve nuestro futuro. Son refugios de vida, lugares de resistencia, y desde este verano, en mi pueblo, ya no rocían los márgenes con herbicida. Ojalá en el tuyo tampoco.

‘Las nodrizas pasiegas’, de Juan Francisco Quevedo, el miércoles

La historia de las nodrizas es muy antigua; ya aparecen referencias sobre ellas en el Egipto de los faraones, donde además existe una rica iconografía escultórica sobre las mismas, así como en civilizaciones tan distantes como la babilónica o la griega, donde ya en su mitología emerge Amaltea, que fue la ninfa nodriza de Zeus. El término nodriza proviene, como tantas palabras, de nuestra lengua madre, del latín, de nutrix-icis (alimentadora) que posteriormente evolucionó hacia nutrice y por último a nodriza. Ahora bien, aunque menos coloquial, aún se utiliza la palabra nutriz, más próxima a la raíz original de la que deriva.

Pero, la pregunta que nos hacemos es: ¿Cuándo nace toda esta moda de importar nodrizas de las tierras pasiegas de manera casi masiva para estos menesteres? La generalización y la especificidad de, digamos la profesión, en las pasiegas no llegará hasta el final del reinado de Fernando VII. Será el amamantamiento de la futura Isabel II el verdadero origen de la moda de traer amas de cría de las montañas y los valles pasiegos.

Juan Francisco Quevedo

Es un escritor cántabro nacido en México en el año 1959. Será en La Cavada, pueblo natal de toda la familia, donde aprenderá sus primeras letras. Más tarde, se trasladará a Santander donde cursará estudios de bachiller en el colegio que los Agustinos tienen en la ciudad. A los diecisiete años iniciará su carrera universitaria, licenciándose en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela. Desde hace más de treinta y cinco años ejerce su profesión como farmacéutico rural en la localidad cántabra de Bielva, en el valle de Herrerías.

Publicó su primera novela, Ana en el mes de julio-Bohodón Ediciones- en el año 2014, de corte generacional. Se desenvuelve en el Santander de la transición, con el drama de la heroína como telón de fondo. Querida princesa -Bohodón Ediciones- del año 2016 será su segunda obra narrativa. Es colaborador habitual en prensa donde publica crónicas y artículos de carácter literario, cultural, histórico y etnográfico.
Mantiene un blog abierto de carácter literario desde el año 2012, Poesía para vivir.

‘Franco’, de Julián Casanova, el jueves

Una biografía imprescindible para acercar al lector del siglo XXI una de las figuras centrales de la historia española.

Nadie ha condicionado tanto la historia contemporánea de España como Francisco Franco Bahamonde (1892-1975). Sin embargo y a pesar de su omnipresencia –de las monedas a las aulas, del NODO al debate público—, el dictador sigue siendo un desconocido, oculto tras una maraña de apriorismos y de tópicos, de maniqueísmos y de mentiras. El profesor Julián Casanova, el mejor historiador de su generación y el máximo especialista sobre el período, nos ofrece una biografía informada y reveladora sobre la persona y el personaje que determinó los destinos de España durante cuatro décadas.

Franco comenzó el asalto al poder con una sublevación militar y lo consiguió a sangre y fuego en una guerra civil. Hasta entonces, había sido uno más entre sus mediáticos hermanos, entre los despiadados africanistas y entre las estrellas ascendentes tentadas por la contrarrevolución. La asunción del poder absoluto modificó profundamente tanto su personalidad como su proyección exterior y su círculo íntimo. A pesar de no contar con un cuerpo ideológico o programático consolidado y de su escaso carisma, su legado forma parte de nuestro pasado más reciente. Hoy, con este relato magistral, la reconstrucción biográfica está completa.

Julián Casanueva

Es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza y profesor visitante en la Central European University de Budapest. Es autor, entre otros trabajos, de La historia social y los historiadores (Crítica, 1991), De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España, 1931-1939 (Crítica, 1997, publicado en inglés por Routledge, Londres, 2004, con el título Anarchism, the Republic and Civil War in Spain 1931-1939), La Iglesia de Franco (Crítica, 2005), República y guerra civil (Crítica/Marcial Pons, 2007; edición inglesa con notas en Cambridge University Press, 2010), Europa contra Europa, 1914-1945 (Crítica, 2011), España partida en dos. Breve historia de la guerra civil española (Crítica, 2013; original en inglés en I.B. Tauris, Londres, 2012; edición en turco en Iletisim, Estambul, 2015; en árabe, Arab Center for Research & Policy Studies, Doha, 2017), La venganza de los siervos. Rusia 1917 (Crítica, 2017), Una violencia indómita. El siglo XX europeo (Crítica, 2020). Con Carlos Gil Andrés ha escrito Historia de España en el siglo xx (Ariel, 2009; edición en inglés con notas en Cambridge University Press, 2014). Ha sido profesor visitante en prestigiosas universidades europeas, estadounidenses y latinoamericanas y miembro del Institute for Advanced Study de Princeton.

Historia natural del cine el sábado

El crítico y cineasta Pierre Léon pone su experiencia de espectador y erudición estética al servicio de una historia del cine distinta, libre de tópicos y escrita desde la intimidad con sus imágenes y sonidos.

Como para su maestro y amigo Jean Louis Schefer, autor de El hombre ordinario del cine, otro libro, como éste, inclasificable y apasionante, ambos más misteriosos que difíciles, más incisivos que nostálgicos, para Pierre Léon el cine no parece dirigirse a nuestro ser diurno, sino más bien a un segundo cuerpo que nos habita, que de común ignoramos, pero que emerge como imantado por algunas películas que nos conocen mejor que nosotros mismos y con las que mantenemos un diálogo apasionado. A partir de Stevenson, a este otro yo se le nombra en esta Historia natural del cine como «­niño-poeta», un niño sin inocencia en el paraíso de un placer secreto alimentado desde la infancia. De cómo lo han tocado las películas, de cómo ha conversado con muchas de ellas a lo largo de los años, escribe aquí Pierre Léon, que ­airea los lugares comunes del cine y de su imposible historiografía para proponer otra cosa inefable a cambio, un sueño recordado y filtrado por su vida y memorias —entre Moscú y ­París—, su erudición estética —musical, pictórica, literaria— y su experiencia de cineasta de excepción. Sus recurrentes ­visitas a esa noche experimental del cine donde la película se presenta en fuga permanente, reiniciando incansablemente la propuesta de mundos tan desconocidos como el nuestro, dejan algunas de las mejores páginas que se hayan escrito ­sobre Ford, Walsh, Renoir, Eisenstein, Hitchcock, Ozu, ­Rohmer, Duras o Akerman.

«Las películas nos reconocen y nos saludan desde lejos […] No saben a cuáles de estos espectadores volverán a ver un día, pero saben que habrá uno al menos. Y que habrá que darle entonces noticias de sí mismo. Él espera en el umbral de la película, muy cerca de ella, la nariz pegada a la ventana que separa la toma del plano, y que recubre enseguida con el vaho de todos los recuerdos que revolotean en la luz».

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