La búsqueda del conocimiento, el saber explicar el por qué de las cosas y tener siempre datos a manos son cualidades conocidas de Fernando Valladares. Este científico suele estar pendiente de divulgar, de comunicar, dispuesto a participar en foros diversos para hablar de lo que ve, estudia y conoce.

Se ha convertido en una referencia a la hora de explicar el cambio climático y los efectos que nos puede ir causando, pero esta vez ha concedido una entrevista a EL FARADIO para hablar sobre un documental acerca del lobo en el que lleva el hilo conductor. Temática relacionada también con el cambio climático, pero esta vez es un formato diferente, no una charla presencial u online, ni un mensaje en redes sociales, sino un proyecto de poco más de un hora de duración que sirve para encauzar la problemática gracias a la ciencia.

Ya hace años que venía dándole vueltas a esta idea, por el conocimiento de la relación del lobo con el entorno y experiencias que se han probado en otros lugares. En el norte de España se ha criticado mucho la protección especial que ha tenido esta especie y que ha sido recientemente retirada. Precisamente la forma de cambiar ese estatus, con una modificación de una ley en el Congreso de los Diputados, es el último empujón que Valladares necesitaba para echar a rodar este proyecto.

No puede evitar este investigador recordar la figura de Félix Rodríguez de la Fuente, divulgador de gran valor y que logró poner la naturaleza en positivo en TVE en los años 70, hasta que falleció en un accidente aéreo. «Félix es hablar del lobo y hablar del lobo es hablar de Félix porque fue una persona que le dio completamente la vuelta a qué es el lobo», reivindica Valladares.

El documental se llama ‘El lobo como escuela de pastores y de democracia’. La doble vertiente del título responde a lo difícil que es trabajar en el medio rural y lo necesario que puede ser colaborar en ese trabajo, pero también a que «convivir es algo que se nos está dando cada vez peor, convivir entre personas, ya estamos viendo cómo se radicalizan las cosas, se polarizan las opiniones, buscamos enemigos, lo que antes eran rivalidades más o menos saludables en lo deportivo o en lo político ahora son enemistades profundas, esto es un síntoma terrible de los tiempos que corren».

Valladares aclara que no se trata de decir que convivir con el lobo «es todo un mundo de luz y de fantasía y de color, tiene sus dificultades pero es que esas dificultades te obligan a replantearte cómo haces las cosas y si te lo planteas con honestidad y profundidad sales reforzado, por eso al final es una escuela, es algo que aprendes».

Como siempre, ser científico obliga un poco a reivindicar que es preciso escuchar por parte de quien toma decisiones. «Se cuenta muy poco con la opinión o la información o el consejo de la ciencia, en menos de un 25-30% de los casos las decisiones se toman informadas por la ciencia y el caso del lobo es paradigmático», lamenta. Recuerda este investigador que «no es nada nuevo ver cómo se coexiste, cómo se convive con animales que te pueden plantear conflictos», y pone sobre la mesa que «no ha habido un ataque de lobos en más de 150 años y en el documental decía que ha muerto más gente por ataque de ovejas que de lobos, una oveja mató a una persona en Mallorca, fue probablemente medio accidental, pero la empujó y, al final, quiere decir que lo hago un poco en clave de humor».

La coexistencia es muy antigua y ha habido una convivencia bastante estrecha. En el documental también aparecen voces de ganaderos que reconocen que es necesario saber cómo se comporta el ganado y qué medidas hay que tomar para evitar que un lobo pueda atacarlo. Valladares defiende que un despiste de un ganadero no es culpa del lobo.

Otra cosa que el científico tiene clara es que «la mayoría de los ataques atribuidos al lobo son perros más o menos asilvestrados o semisalvajes» y también señala las cifras que se dan de ataques de lobo, porque «no hay tanto lobo para tanta muerte atribuida al lobo, y eso lo azuzan determinados periódicos, muchos de ellos no son independientes».

Se refiere también al caso de Cantabria, donde el Gobierno regional tomó la decisión, nada más aprobarse el nuevo estado de protección de la especie, de que había que matar a 41 lobos para tener un control y que la afección al ganado sea menos lesiva. A Valladares le sorprende que fuese tan rápido, y también apunta a las consecuencias que puede tener esa decisión en cuanto a los fondos que podría dejar de percibir Cantabria.

Aquí se puede ver el documental completo: