El escaparate de La Caverna de la Luz, en la calle del Sol de Santander, acoge durante el mes de agosto la fotografía ‘Rota. Cádiz. 1987’, del murciano Juan Manuel Díaz Burgos, una imagen perteneciente a su serie ‘Historias de Playa’, que retrata escenas cotidianas de las costas del sur en los años ochenta.

La instantánea, a la vista desde este jueves, muestra a un niño que camina hacia la cámara con paso firme y mirada directa, en una calle flanqueada por casas bajas encaladas, mientras un grupo de adultos permanece al fondo, en penumbra. Es una imagen sencilla, directa, en blanco y negro, que capta con naturalidad el pulso popular de la vida cotidiana en Rota (Cádiz).

Como describe Javier Vila, se retratan «carnes que desbordan la licra, cuerpos que flotan, que juegan, que aman, que ríen», «gentes que no aspiran a más que ser ellos mismos» y «la candidez de volver a ser niño, la nostalgia de aventuras en mares ignotos, surcados por sirenas y otros seres fantásticos», es decir, «esas alucinaciones que nos sobrevienen cuando nos ponemos la “escafandra” (cual si fueran unas gafas de realidad virtual) y el sol nos acaricia la piel curtida por los años y la sal nos traspasa y ese calor nos invade la sangre haciendo hervir la imaginación».

La obra se enmarca en un proyecto más amplio, titulado ‘Historias de Playa. Rota (Cádiz), 1987–1993’, en el que Díaz Burgos documenta con una mirada humanista la vida en los pueblos del litoral andaluz, alejada de los estereotipos turísticos. A través de esta serie, el fotógrafo construye una narrativa visual que mezcla el costumbrismo, el retrato social y la crónica visual de una época.

Juan Manuel Díaz Burgos (Cartagena, 1951) es uno de los referentes de la fotografía documental española. Autodidacta, su trabajo ha estado marcado por una fuerte vinculación con América Latina, especialmente con Cuba y República Dominicana, y por una mirada centrada en las culturas populares y las identidades periféricas. Ha publicado libros como ‘Piel Canela’, ‘Deseo’, ‘Trópico de Cáncer’ o ‘Dios Iberoamericano’, y ha recibido reconocimientos como el Premio Bartolomé Ros o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Su estilo combina el uso del blanco y negro con una narrativa íntima y directa, con atención al detalle y al contexto. En palabras del propio autor, le interesa «contar historias desde lo pequeño», con una cámara cercana a las personas y a los entornos reales.

La fotografía que ahora puede verse en Santander fue seleccionada por el propio Díaz Burgos para participar en el ciclo expositivo de La Caverna de la Luz, un espacio cultural gestionado por el fotógrafo cántabro Juan Rodríguez, que desde 2015 acoge cada mes una única fotografía en su escaparate. La muestra es visible las 24 horas del día desde la calle, lo que refuerza su carácter abierto y accesible.

En estos años, por La Caverna han pasado figuras destacadas de la fotografía como Cristina García Rodero, Ricky Dávila, Chema Madoz o Alberto García-Alix, junto a autores emergentes y proyectos de carácter social.  Su modelo rompe con los formatos tradicionales de galería, reduciendo al mínimo el montaje, pero poniendo el foco en la obra, que se convierte en protagonista absoluta del espacio urbano.

La exposición de Díaz Burgos estará visible hasta el 31 de agosto. La iniciativa se puede seguir también en redes sociales como @lacaverna_dela_luz y en la web oficial lacavernadelaluz.es.

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