FIS 2025 5: Dos bellos estruendos en Palacio. Percusionistas en una terraza panorámica y un gran ballet invocando a gritos los espíritus del pasado. Los despertaron.

En agosto los fines de semana suelen tener por Cantabria mejores propuestas musicales o con atrayentes innovaciones contemporáneas. Estas “himnovaciones” (variaciones de temas ancestrales en definición “lutheriana”) tuvieron dos ejemplos en los espacios del Palacio de Festivales. El sábado tres percusionistas mirando al mar y tocando a Bach; el domingo diez bailarinas de la compañía británica Akram Kahn recordando que las noches tienen espíritus que conviene tener satisfechos. Les falló el espíritu de los decibelios.
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Fotografías: Pedro Puente/FIS – Roca del Conocimiento, Matriarca y espíritu

Akram Kahn Company – Thikra. Night of remembering – Sala Argenta –17 de agosto – 20:00 horas

Se prometía una noche de recuerdos, de presencias del pasado en un espectáculo de danza estreno en España. Y, sí, fue para recordar: el volumen de la música pregrabada hacía daño a los oídos, provocando salidas de espectadores, una tortura acústica continuada y dificultades para entender lo que pasaba con las manos tapando orejas.

Había protocolo anunciado: “Las puertas de la sala no se abrirán hasta 20 minutos antes del inicio de la representación, la entrada a la sala se desarrollará con un mínimo de luz procedente de las escaleras y las luces de emergencia. La propuesta visual de Thikra, utiliza una gran cantidad de efectos, inofensivos, de humo y niebla. Asimismo, la compañía advierte de que, en algunos momentos, el volumen del sonido puede ser bastante alto”. Ni entrada casi a ciegas, ni efectos de niebla, ni luces de emergencia y -con seis minutos de retraso- el sonido retumbando por toda la sala y ensordeciendo a todos los públicos. Tres columnas frontales de altavoces a varias alturas a cada lado del escenario, varios altavoces laterales en el primer y segundo graderío, un poderío sonoro que tras un despistaje previo con pajaritos entró de lleno en mostrar tambores, gritos tribales, latidos de espíritus y hermanas enfrentadas, voces contemporáneas y cantos Bharatanatyam. ¿Nadie le ha dicho a la compañía que este estruendo que casi rompe tímpanos y altera ritmos cardiacos no permite percibir lo que ocurre en el escenario, causa confusión y estropea una impactante y espiritual coreografía?

Argumento rápido. Sobre el escenario una cueva entre nieblas, una piedra y la Matriarca, la anciana y líder de la tribu, convocando al espíritu de sus antepasados desde la Roca del Conocimiento. Es el momento anual para reflexionar sobre el pasado colectivo, un espacio para sanarse, para trascender, mientras se rinde al ritual de la vida y la muerte. En esta reconexión, hay liberación. Y solo entonces el espíritu ancestral vuelve a descansar, hasta el año siguiente.

El vestuario define a los personajes: el espíritu de blanco, la matriarca con ropajes granates, las hermanas -una que invoca y otra que sirve como recipiente ritual- con tonos azulados, seis bailarinas en tonos verdes oscuros. Diez danzantes que interpretan momentos desgarradores, muertes rituales, impulsos vitales que cumplen el objetivo del galardonado coreógrafo Akra Kahn (Wimbledon, 1974): crear “una narrativa que es a la vez universal y profundamente personal, invitándonos a reflexionar sobre nuestro patrimonio y los rituales que han dado forma a nuestra humanidad compartida”. Pues sí, lo logra; nos hace sentir la belleza que lleva dentro cada momento del espectáculo expresado intensamente en cada protagonista, impactante en las dos hermanas. Hay cánones que recuerdan a Purcell dentro de una composición de Adytia Prakash, un descendiente del sur de la India especialista en música carnática e indostánica. Un bello estruendo que fue muy aplaudido por buena parte del público.

(P.S.: Para futuras noches de recuerdos conviene avisar a los espíritus del pasado -y sus técnicos de sonido contemporáneos- de lo que son los decibelios modernos y sus intensidades a partir de los 90 -gritos- o 110 -motosierra a un metro-).

 

Fotografías: Pedro Puente/FIS

Percussions de Strasbourg – Invariants – Terraza Gamazo – 16 de agosto – 20:00 horas

Los percusionistas de Estrasburgo llevan más de 60 años -agrupados desde 1962- siendo conocidos como Percussions de Strasbourg, un grupo numeroso de artistas que interpretan obras de los siglos XX y XXI, pero -deudores de Bach y otros compositores con piezas rítmicas- se adentran en otros siglos anteriores, siempre innovando. A Santander trajeron a uno de sus mejores tercetos dirigidos por Minh Tâm Nguyen (Niza, 1980), director artístico del grupo y un virtuoso de los instrumentos que se percuten.

Junto a él Alessandre Esperet y Thibaut Weber, una formación mayoritariamente al frente de tres marimbas y un vibráfono. Tocar mirando la bahía en cambiante instrumención cuadrangular fue una delicia para ellos, absortos en oleajes y barcos. El programa intentaba aludir a los que es constante (invariable) con tres sonatas de Johann Sebastian Bach intercaladas con Les invariants (2021) del compositor alemán Michaël Levinas, y una deliciosa Rain Tree (1981) del japonés Tōru Takemitsu, un goteo de sonidos suave y envolvente.

Bach fue un prodigio de trascripción, con diez mazas de percusión de varios colores que reflejaban los diez dedos del organista compositor, mazas repartidas 4-2-4 entre las tres marimbas capaces de sorprender y dar nuevas dimensiones a sonatas del siglo XVIII. Minh no necesitó partitura, un prodigio que aumentó con la difícil pieza “invariable” en cinco partes de Levinas donde se añadió un vibráfono al que golpeaban cadenas, collares de metal, piezas giratorias y otras combinaciones que resultaban corales entre las miradas cómplices del trio y su traspaso de “inventos” acústicos.

Repertorio excepcional para amantes de lo clásico y lo contemporáneo. Fue explicado por Minh (sin micrófono), por lo que fueron escuchadas sus palabras solamente por la primera fila. Se precisaba un bis y lo hubo: repetición del tercer movimiento de la primera “Sonata en trío”. Con Bach se comenzó, con Bach se terminó. Genio barroco perfecto para maestros de la percusión actuales.

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