FIS 2025 y 8 (cierre hasta el FIS 2026): Una orquesta celestial -salvo el nombrecito Gewandhausorchester- en un doble programa cautivador (incluso para su director Andris Nelsons)

La última semana del mes de agosto estuvo llena de orquestas en el Palacio de Festivales. El FIS apostaba por lo sinfónico y acertó con pianista inglés tocando con músicos canarios un concierto de Beethoven, jóvenes franceses pasándoselo en grande en el escenario y la orquesta que desde hace tres siglos está haciendo música beatífica, esa que hace bienaventurado a alguien: la Gewandhausorchester de Leipzig (ciudad llena de lipsienses).
Tiempo de lectura: 6 min

Fotografías: Pedro Puente / FIS – Andris Nelsons buscando su punto de apoyo

Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Isabelle Faust. Andris Nelsons – Sala Argenta – 30 de agosto – 20:00 horas

Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Orfeón Donostiarra. Andris Nelsons / Julia Kleiter, soprano / Christian Gerhaher, barítono – Sala Argenta – 31 de agosto – 20:00 horas

Las dos últimas noches del FIS de este año estaban programadas para disfrutar de una de las orquestas señeras del mundo clásico al frente de un director también señero: el letón Andris Nelsons (Riga, 1978). Sus señas de presentación en Santander hay que desmenuzarlas: Orquesta (Orchester) de una casa (Haus) llena de vestidos y prendas (Gewand) de la ciudad sajona sacro-germana -ahora alemana- de Leipzig. Leipzig es la patria musical de Bach (y de media Alemania posterior: Mendelssohn, Wagner, Furtwangler…) y tiene el mérito de albergar a la orquesta civil más antigua del mundo fundada en 1743 por dieciséis comerciantes y ciudadanos lipsienses. En 1781 la orquesta fue acogida por la casa de vestidos (Gewand) que le dio su nombre actual (a partir de ahora: la G.H.O.L.)

Desde 2018, ostenta el cargo de Gewandhauskappelmeister (Maestro de Capilla, alias director de orquesta) Andris Nelsons, un reconocido músico con una formación interesante: a los cinco años se extasió y lloró con la ópera Tannhäuser de Wagner (ese compositor nacido en Leipzig, mira por dónde), estudió piano y tocó con ansia la trompeta a la edad de 12 años (incluso en orquestas fue un instrumentista de altura). Además, cantó con voz de bajo-barítono, con un interés especial en la música temprana, en el conjunto de su madre. Por si fuera poco, Nelsons es un veterano practicante de taekwondo, y se ganó su cinturón negro en noviembre de 2022. Es director titular de la Boston Symphony Orchestra (BSO) y de la GHOL (también conocida en inglés como GWO).

¿Por qué mi insistencia con Andris Nelsons? Por que algo le pasa y no se sabe bien qué. Se presentó en Santander con la continua necesidad de apoyarse en la barandilla del podio, la imperiosidad de tocar algo, sus gestos variaban entre lo guerrero y desafiante (parecía batirse en duelo con una batuta-florete de esgrimista), con unas poses estéticas y estáticas muy estudiadas, encorvado, torso y extremidades desparejos a ratos y necesidad de una silla adicional para dirigir sentado el segundo día. Cuentan que es de personalidad tímida, religioso y con un orden de las cosas especial. Vive con intensidad cada frase de un réquiem o un concierto de violín, pero exterioriza otras vibraciones en su concentración introspectiva sobre un podio. Hace todo íntimo, dentro de su idea de que debemos permitirnos llorar y compartir nuestras emociones. En Santander brilló, pero dejó dudas. Las mías tienen que ver más con la personalidad o un lumbago mal curado. (Curiosidad final: su larga batuta salió volando por los aires en un tempo vivaccisimo de la segunda sinfonía de Sibelius. Recogida y entregada por la violista principal sobre la que casi aterriza).

Isabelle Faust feliz y muy aguda

Y de los dos conciertos de la GHOL, ¿qué?

Vayamos día a día. El primero contenía el Concierto para violín en la menor, op. 53 de Antonin Dvořák (1841 – 1904) y la Sinfonía nº 2 en re mayor op. 43 de Jean Sibelius (1892 – 1957). Para ir entrando en material sinfónico el programa elegido comenzó con Cantus in memoriam Benjamin Britten del compositor estonio Arvo Pärt (1935; cumplirá 90 años la semana que viene). Campana marcando solemnidad y cuerdas saliendo de un pianissimo casi imposible. Maravilla de orquesta y de crescendo.

Siguió un concierto que tendría que haber tocado otra violinista pero que tuvo una reemplazante que dejó su agitada alma romántica en cada uno de los tres movimientos que el checo Dvořák llenó de trampas. Ella, Isabelle Faust (Esslingen, 1972), dominaba la escena, se recreaba en los momentos de canciones que el compositor incluyó (alguna le pareció cercana y montañesa a este cronista) y su Stradivarius de 1704 apodado «La Bella Durmiente del Bosque» hizo las delicias. Andris observaba. La orquesta respondía. Hubo un bis para reflejar maestría, virtuosismo y poderío: Ayres from the violin de Nicola Matteis.

Luego, de visita oportuna, llegó Sibelius con una orquesta cuyas cuerdas envolvían o atacaban sus tempos con precisión absoluta. Uno, pendiente del director y sus agitaciones, solo se relajó para disfrutar del allegro moderato final. ¡Qué orquesta! ¡Cuánta belleza! ¡Que energía! Los letones parece que se entienden con los fineses (y con los leipsienses de cualquier punto del planeta).

La batuta que parece un florete (o la varita de un mago)

Día 31: Apoteosis final con dos arpas y ochenta y seis vascos

Gala de cierre, último día del FIS 2025. Misma orquesta (la GHOL), mismo director que el día anterior (Nelsons) y el Orfeón Donostiarra como garantía de coro con encanto (y con canto). El programa era una primera parte con la Sinfonía n.º 5 en re mayor, op. 107, la “Sinfonía de la Reforma” de Felix Mendelssohn-Bartholdy (1809 – 1847) y una segunda parte divina: Un réquiem alemán, op. 45 de Johannes Brahms (1833 – 1897).

Mendelssohn -leipsiense ilustre- ya conocía y utilizó a la GHOL, pero no acaba de convencerle su trabajo con su quinta sinfonia, calificándola de «animal gordo y erizado» y «una completa inadaptada».​ En 1838 declaró que era una obra que le gustaría destruir: «Ya no puedo soportar la sinfonía de la Reforma, quiero quemarla mejor que cualquiera de mis piezas; nunca debería salir». No lo hizo y la orquesta -casi dos siglos después- la tocó en modo semiautomático, como si viniera del fondo de los tiempos la inspiración mendelssohniana. Se la sabían de y sin memoria. Solo los matices de Nelsons hacía más impresionante el conocido Amén de Dresde, una secuencia ascendente que dio paso al allegro maestoso final, rotundo.

Quedaba cambiar espacios y dejar lugar para un coro con 39 chicos y 47 chicas. Todo un orfeón de aquí al lado que tenía bien preparado el conocido como Ein deutsches Requiem. Su conjunción con la orquesta mostró las cualidades de director de coro de Nelsons y -en la sombra- de Esteban Urzelai. Brillaron los solistas: un excepcional, expresivo y poderoso barítono alemán Christian Gerhaher (Straubing, 1969) y la soprano alemana Julia Kleiter (Limburgo, 1980), elegante y con un fraseo impecable. Fueron 75 minutos de plegarias que se entendieron con unos sobretítulos en castellano que hacían comprensible de qué iban las siete piezas del Réquiem alemán y en alemán.

Cierre de excelencia para un FIS mejorado y con grandes expectativas para cuando cumpla un año más en el 2026. 75 es una buena edad para un festival internacional. Este año ha sido más universal y cosmopolita que nunca. Enhorabuena en los varios idiomas conocidos este mes: chino, alemán, francés, inglés, búlgaro, checo, latín, bable, gallego, catalán y dialecto canario. En letón: apsveikum.

Christian Gerhaher, Julia Kleiter, Andris Nelsons. Orquesta GHOL y Orfeón Donostiarra

 

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.