‘Ganado o desierto’: el debate sobre el papel del pastoreo frente al cambio climático y los incendios
La Central, de Navajeda, acogerá este sábado 6 de septiembre a las 20:30 horas la proyección del documental ‘Ganado o desierto’, una obra que aborda el papel del pastoreo en la regeneración de los ecosistemas. La entrada será gratuita hasta completar aforo y la cita incluye un debate posterior con el público.
El documental, dirigido por Francisco Vaquero y producido por Metáfora Visual, cuenta con la colaboración de entidades como Savory Institute y ha sido fruto de un trabajo de casi tres años. Durante ese tiempo, el equipo ha recorrido más de 20.000 kilómetros, registrado 50 horas de entrevistas y recursos, y dedicado alrededor de 1.200 horas de edición.
La obra plantea que el ganado no debe ser considerado únicamente un problema ambiental, sino que, bajo un manejo adecuado, puede convertirse en una herramienta eficaz para restaurar pastos, suelos, arboledas y agua. Según se explica en el documental, la presencia de animales en los montes no solo contribuye a generar más pastos y retener agua, sino también a mejorar la biodiversidad, la calidad de la carne y la economía de las zonas rurales.
El mensaje central, resumido en el lema del cartel —“El ganado no es el enemigo, es la clave”—, busca confrontar la idea extendida de que la ganadería es incompatible con la sostenibilidad. En cambio, la película propone el concepto de manejo holístico del pastoreo, un sistema que ya ha sido aplicado en distintos países con resultados positivos para la regeneración de ecosistemas degradados.
Aunque ‘Ganado o desierto’ centra su análisis en entornos mediterráneos, los autores recuerdan que algunas conclusiones son extrapolables a regiones atlánticas como Cantabria. En este sentido, destacan que los rumiantes cumplen un papel clave en la limpieza de matorrales y sotobosques, lo que contribuye a reducir el riesgo de incendios y a mantener praderías y sistemas forestales.
Los recientes macroincendios registrados en el país han reabierto el debate sobre la gestión forestal y la despoblación rural. Datos del Ministerio para la Transición Ecológica indican que, solo en 2022, se quemaron más de 310.000 hectáreas en España, la mayor cifra de la última década. Especialistas apuntan a que la ausencia de ganado en los montes, junto al abandono rural, facilita la acumulación de biomasa que actúa como combustible en los incendios de gran magnitud.
En Cantabria, la ganadería extensiva sigue siendo una actividad central para muchas familias, aunque enfrenta retos relacionados con la rentabilidad, la falta de relevo generacional y la competencia de modelos intensivos. Organizaciones agrarias como la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) han defendido en varias ocasiones que el apoyo a la ganadería extensiva es esencial tanto para la economía local como para la gestión sostenible del territorio.
La Central, situada en Barrio Padierne 40 de Navajeda (Entrambasaguas), funciona como un bar y punto de encuentro social en el que se desarrollan habitualmente actividades culturales y didácticas. Su programación incluye conciertos, charlas y proyecciones, convirtiéndose en un espacio de referencia para la dinamización cultural en la comarca.
El impacto de los incendios sobre la biodiversidad
Un análisis de SEO/BirdLife advierte de que casi la mitad de la superficie quemada este verano en España corresponde a Áreas Importantes para las Aves y la Biodiversidad (IBA). Estas zonas albergan poblaciones esenciales de especies amenazadas, cuya viabilidad podría quedar comprometida en el medio plazo.
La ONG destaca que especies emblemáticas como el urogallo cantábrico, el águila imperial ibérica, el buitre negro o el milano real han visto dañados algunos de sus principales hábitats. Solo en Castilla y León, Asturias y Cantabria se han quemado más de 110.000 hectáreas en 23 IBA, mientras que Extremadura ha sido la comunidad con mayor número de áreas afectadas.
La totalidad de las áreas donde sobrevive la población de urogallo cantábrico —estimada en poco más de 200 ejemplares— se han visto afectadas por los incendios, lo que compromete su futuro. También se han registrado daños en territorios clave de especies como la cigüeña negra, el alimoche, el quebrantahuesos o el aguilucho cenizo. SEO/BirdLife advierte de que el fuego no solo destruye hábitats, sino que provoca la muerte directa de ejemplares por inhalación de humo, temperaturas extremas y pérdida de alimento.
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