Ecologistas en Acción denuncia la constante falta de protección del Parque Natural de Oyambre
El Parque Natural de Oyambre, uno de los paisajes más valiosos de Cantabria y espacio protegido por ley desde hace casi cuarenta años, se encuentra hoy sumido en una degradación que avanza a la vista de todos, según la asociación Ecologistas en Acción. «Lo que debería ser un símbolo de orgullo colectivo se ha transformado en un ejemplo de lo que ocurre cuando se permiten años de incumplimientos sin sanción alguna: lo ilegal se normaliza y se convierte en irremediable», dice en una nota de prensa.
Cada día, denuncia, el litoral y las dunas son ocupadas por furgonetas y autocaravanas que acampan a pie de playa, a todas horas invadidas por decenas de perros sueltos y por las noches, terrazas y locales que convierten el parque en un espacio de ocio ruidoso, lleno de basura y contaminación lumínica, incompatible con la conservación de la fauna y el disfrute del entorno natural.
No se trata de hechos aislados ni recientes, en opinión de Ecologistas en Acción. Durante décadas, residentes y visitantes «han incumplido normas básicas de respeto ambiental sin que las autoridades actuaran. Los distintos gobiernos autonómicos y locales se han pasado la responsabilidad de unos a otros, mientras la legislación quedaba reducida a papel mojado. La ausencia de sanciones y de vigilancia ha transmitido un mensaje devastador: en Oyambre, todo vale».
A este deterioro cotidiano añade la asociación una amenaza más silenciosa, pero no menos grave: las construcciones en suelo rústico. Lo que se presenta como viviendas unifamiliares acaba convirtiéndose, afirma, en mansiones de lujo, muchas con vocación de hotel rural encubierto, que van acotando áreas enteras de terreno, convirtiéndose a los efectos en urbanizaciones de lujo privadas que afean el paisaje y fragmentan el territorio. Este proceso, que creen alentado por la pasividad institucional, dispara el precio del suelo y de la vivienda, expulsando a los residentes tradicionales y al propio sector primario, incapaz ya de sostener su actividad.
La raíz del problema es clara para Ecologistas en Acción: una política que ha fomentado un modelo de crecimiento urbanístico y turístico insostenible, sin capacidad en infraestructuras y sin planificación social. Y a esa pasividad de los responsables públicos se ha sumado, opinan que con demasiada frecuencia, la indiferencia de quienes han mirado hacia otro lado.
«Pero Cantabria no puede permitirse seguir perdiendo su patrimonio natural, paisajístico y cultural», considera la asociación. No se refiere sólo a Oyambre, ven que el deterioro se extiende a todo el litoral, a los pueblos, a los montes y a los valles. «Es hora de exigir a nuestros gobernantes que hagan cumplir las leyes que ellos mismos han aprobado, que dejen de gobernar de espaldas a los cántabros y al futuro de esta tierra. De proteger, pero de verdad y no sobre el papel, espacios naturales y patrimonio natural, paisajístico y cultural. De poner límites razonables para garantizar que lo que es de todos no se convierta en negocio para unos pocos. Oyambre puede seguir siendo un símbolo de Cantabria, pero sólo si dejamos de aceptar lo inaceptable», concluyen.
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