Un lago de los cisnes sin cisnes. Apertura de temporada palaciega con una performance de danza contemporánea llena de mensajes

Fotografías: Josep Escuin
Mari Paula Cía. / Lake machine – Sala Pereda – 13 de septiembre – 20:00 horas
La sala Pereda tuvo en su primera propuesta del curso un público bastante heterogéneo, donde variaron los puntos de vista.
Punto de vista 1: “Vamos a ver qué hay hoy”. No parece la mejor disposición previa para ver una “máquina” que tiene en su interior “humedad vital”, un torrente de emociones reiterativas. No se entiende nada, no se sabe cómo va a acabar y por dónde van a trascurrir muchas idas y venidas de cinco bailarinas que se encuentran con un saxofonista y una distorsión de la música de Chaikovski. El buen final: “Por fin se acabó”.
Punto de vista 2: “Cisnes y literatura. Buen plan”. “Me han dicho que es un lago con cisnes diferentes que se unen al personaje de Ofelia de la tragedia hamletiana de Shakespeare”. Pues sí; dos cisnes destacados -Odette y Odile- junto a una Ofelia sufriente y otras dos bailarinas ejecutan bellos cuadros escénicos en un ejercicio mezcla de danza clásica, contorsiones gimnásticas y una evolución que muestra algo de locura y sufrimiento reflejados en los filamentos que semejan una sangre corporal femenina, confirmada en un discurso casi final dentro de la obra donde su creadora cuenta sus tres embarazos y el nacimiento de tres criaturas muertas. El buen final: “Creí que había acabado hace un rato” (hubo aplausos a la escena de la mujer-cisne inerte tras un fragor musical grandioso. Parecía el final).
Punto de vista 3: “Una visión emancipadora que interpela tanto a las intérpretes como a los espectadores. Toca pensar y sobrellevar”. El programa de mano avisaba: “La pieza es una respuesta contemporánea y visceral a la lógica clasista, blanca y patriarcal que ha diseñado y perfilado personajes femeninos desde hace más de veinticinco siglos. Lake machine no solo reescribe el destino de esos personajes; también representa un acto profundamente autobiográfico, donde la directora confronta el duelo de sus tres hijas nacidas muertas y transforma esa experiencia íntima en una coreografía liberadora”. El buen final puede ser la frase que cierra el espectáculo: “Hamlet quiere comer mi corazón”.
Punto de vista “yiyiyi”: Hubo una artista cubana en la segunda mitad del siglo XX cuyas actuaciones mostraban un drama interior grande, con expresiones en escena que la hacían desnudar sus desgracias, torciendo su alma al dolor. Ella era La Lupe (1939-1992), también conocida como “La Yiyiyi”, alguien que decía de sí misma que tenía el diablo en el cuerpo. Mi buen final: una obra llena de padecimientos me llevó a recordar a La Lupe, una artista que sufrió con sus hijos y que dejo una máxima universal: “Cada cual en este mundo cuenta el cuento a su manera”.
Y además…
Lake machine es una obra que mezcla tantas cosas personales que condensadas en 60 minutos hacen arduo su seguimiento e interpretación. Un primer gran elogio: cinco bailarinas que dan todo de sí para trasmitir la idea que va apareciendo poco a poco, que se entiende relacionada con los nacimientos perdidos. Ellas son Araitz Lasa, Julia Kayser, Laura García Carrasco, Galina Rodríguez y Danielle Mesquita. Es difícil separar su feminidad de la visión de ser cisnes que ejecutan el pas a deux del andante de El lago de los cisnes (op. 20 de Chaikovski, 1877). En un momento dado la muerte se apodera de… ¿el cisne Odette?, ¿de la infeliz Ofelia de Hamlet? Son muertes que acaban en el agua, pero ¿cuál se representa?
La coreografía, muy dinámica, pasa del grupo de cinco a parejas, tríos y solistas. Buena formación clásica y excelente expresividad contemporánea. La música de Chaikovski aparece y desaparece (¿con qué sentido?), apoderándose los arreglos e innovaciones de José Venditti de los momentos finales, estridentes y percutivos en exceso. Atrezo mínimo que logra llevar el centro al cuerpo de las bailarinas, ribeteado de filamentos rojos. Voz en off de la coreógrafa Mari Paula antes del cierre del espectáculo que intenta trasladar lo visto y oído al olvido ancestral de la mujer desde los tiempos de los griegos (en los egipcios hubo una Cleopatra que no se cita) a los actuales. Danza militante, bella pero confusa: la machine borra a los cisnes de su lago.

Mapa conceptual de «Lake machine».