La Asociación del Ensanche propone limitar horarios, ruido y ocupación en la futura ordenanza de terrazas de Santander
La Asociación de Vecinos Pombo–Cañadío–Ensanche ha remitido al equipo de gobierno y a los grupos municipales de Santander un documento de propuestas para la revisión de la ordenanza de terrazas, con el fin de “favorecer un modelo de convivencia” que tenga en cuenta la salud y el descanso del vecindario. El texto, registrado en septiembre, llega tras un trabajo comparado con normativas de capitales de provincia y ciudades de más de 120.000 habitantes, y reclama que la actualización del marco municipal —prometida durante la legislatura— se concrete “cuanto antes”.
El colectivo contextualiza su iniciativa en el “crecimiento insostenible” de terrazas iniciado como solución excepcional en pandemia y consolidado después como ocupación sostenida del espacio público en el Ensanche. La Asociación argumenta que la futura norma debe partir de un diagnóstico de la situación actual e incorporar límites claros sobre horarios, anchuras de paso, distancias a fachadas, saturación de mesas e impacto acústico, entre otros aspectos. “La salud, el descanso y la convivencia deben estar en el centro de la regulación”, subraya.
En materia de horarios, la propuesta plantea topes máximos diferenciados según temporada y día de la semana —con cierres en torno a 23:00 horas en invierno y 23:30 horas en verano, y hasta medianoche en fines de semana— y sugiere un régimen más restrictivo para terrazas en espacios privados de uso público, con cierres en torno a 22:00 horas. El texto vincula expresamente el régimen horario a la gestión del ruido: si se registran molestias o superaciones de niveles, se contempla reducir horarios, ajustar la superficie o revocar la autorización.
El documento dedica un bloque específico al control sonoro: exige gomas en las patas del mobiliario y evitar su arrastre, prohíbe aparatos de música y televisión en exterior y condiciona la terraza cuando el local tenga música en el interior (con puertas y ventanas cerradas). Además, propone instalar sonómetros o “semáforos” de decibelios y responsabiliza a la persona titular de impedir que la clientela genere molestias, incluso requiriendo su salida o avisando a la Policía Local. Si se exceden los límites, la licencia podría revocarse. La ubicación de las terrazas se supedita, “preferentemente”, a zonas no ZAS (zonas de protección acústica especial), con motivación expresa si se ubicaran en ellas.
La figura de las ZAS está recogida en el Real Decreto 1367/2007 que desarrolla la Ley 37/2003 del Ruido, que fija la zonificación acústica, objetivos de calidad y régimen sancionador. Estas normas habilitan a las administraciones a declarar zonas de especial protección y a adoptar medidas adicionales cuando se compromete la calidad acústica.
La Asociación pide “marcar” en el pavimento el perímetro autorizado y evitar consumo de pie fuera de ese espacio. Mobiliario y elementos auxiliares deben recogerse dentro del local al cierre, dejando libre la vía. En cuanto a ubicación, las terrazas se instalarían siempre en el lado opuesto a la fachada, con la longitud del frente del establecimiento, sin zigzags entre locales próximos y sin cruzar calzadas de tráfico. Se prohíben anclajes al pavimento, la publicidad en el mobiliario y el uso de plásticos o derivadas, y se restringe su presencia en zonas de especial interés estético, parques, casco histórico o entornos de Bienes de Interés Cultural, con informes de Patrimonio cuando proceda.
La propuesta fija distancias de paso peatonal: vía libre de al menos dos metros junto a fachada y, para emergencias o accesos a garajes, tres metros y medio. En calles peatonales, no se superaría el cuarenta por ciento de ocupación y se mantendrían tres metros y medio para evacuación; en plazas y espacios singulares, la ocupación máxima sería de un tercio. También se plantean separaciones respecto a bancos públicos, juegos infantiles y otras terrazas, y se limita a dos núcleos de mobiliario por terraza. En soportales, nunca se ocuparía más de la mitad del ancho y se garantizarían dos metros de paso.
En sostenibilidad, el documento prohíbe las estufas exteriores; limita el despliegue de sombrillas y parasoles más allá de las 21:00 horas —salvo lluvia—; y veta repisas, carteles o mostradores en fachada y el depósito de mercancías en la vía. En zonas verdes, establece distancias a arbolado, preserva la aireación de raíces y prohíbe fijar mobiliario al arbolado. La limpieza recae en la titularidad de la instalación, con obligación de mantener papeleras y ceniceros para evitar suciedad en la calle.
El colectivo reclama, además, un canal de participación ciudadana con atención a quejas y sugerencias en un plazo de quince días, y la creación de una “policía de terrazas” con sonómetros. E
En el plano de salud pública, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, en sus directrices europeas, reducir la exposición media de veinticuatro horas al ruido del tráfico por debajo de 53 dB Lden y promueve estándares de escucha segura en ocio, con mediciones continuas y control de niveles. La Asociación enmarca su propuesta en este enfoque preventivo y en el principio de precaución.
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