La Plaza Porticada de Santander, escenario de nuevo de una acampada de protesta por el genocidio en Gaza, tal y como ha acordado este viernes reunido allí mismo un grupo de jóvenes activistas.

Tras esta primera noche en la que se ha abordado el operativo, hay un llamamiento a que mañana sábado a las 20.00 horas se sume más gente, ya sea acampando, aportando tiendas, apoyando, grabando o simplemente acompañando para que la acción tenga más impacto.

La acampada que arranca ahora en Santander se suma a una ola de acampadas que se extienden por diferentes ciudades del Estado, en las que se reclama la libertad de los activistas de la Flotilla de la Libertad, retenidos por Israel cuando trataban de llevar ayuda humanitaria a Gaza, así como sanciones inmediatas al comercio de armas con el estado sionista y la ruptura de las relaciones con el país que lleva décadas ocupando un territorio que no le pertenece y que en los dos últimos años ha recrudecido los ataques por todas las vías.

Y se produce en un fin de semana especialmente intenso ya que este sábado a las 12.00 una acción simbólica armará una cadena humana en torno al Hospital Valdecilla para evidenciar que allí, en Gaza, habría sido objeto de las bombas. Y el martes que viene a las 8.10 habrá nueva protesta estudiantil en el instituto Torres Quevedo, en Cazoña, Santander.

Desde 2024, el formato de acampadas por Palestina se ha consolidado como una herramienta de protesta impulsada desde los espacios estudiantiles, universidades y colectivos solidarios, con el objetivo de visibilizar el genocidio en Gaza, reclamar el cese de relaciones diplomáticas con Israel y denunciar el rol de instituciones académicas en el silencio ante la masacre.

La propia UC vivió la suya el curso pasado, en el que se produjo también un encierro ciudadano en la parroquia de San Pío X, ya que la denuncia por parte de la sociedad civil del genocidio no es una cosa reciente, como parecen interpretar quienes vinculan el uso del término exclusivamente a la nueva postura al respecto del Gobierno central —que empezó a definirlo así hace semanas, a raíz de las protestas durante la Vuelta Ciclista–.

La convocatoria actual llega un día después de una intensa jornada de protestas, globales, estatales y locales. con una jornada de huelga estudiantil estatal que tuvo especial repercusión en Cantabria., con unos 200 estudiantes protestando en el Ayuntamiento con pancartas y banderas palestinas.

«¡Flotilla, aguanta, el mundo se levanta!»: estudiantes cántabros llaman a «pararlo todo» para parar el genocidio en Gaza

Por la tarde, más de medio millar de personas recorrieron las calles de la capital cántabra reclamando el fin del genocidio en la Franja de Gaza y en apoyo a la Global Sumud Flotilla, interceptada esta semana por el ejército israelí en aguas internacionales. La protesta también tuvo eco en Torrelavega y otras localidades de la comunidad.

El apoyo a la Global Sumud Flotilla desborda las calles

El nuevo ciclo de protestas lo ha desencadenado no sólo el propio recrudecimiento del genocidio en Gaza, sino la reciente interceptación de la Global Sumud Flotilla, una caravana marítima de ayuda humanitaria bloqueada por Israel en aguas internacionales. En su interior viajaban más de 400 personas, entre ellas 65 ciudadanas españolas, muchas de ellas activistas, cooperantes o representantes públicos. En anteriores ediciones, embarcaron en ella activistas cántabros.

«Nos tuvieron retenidos 72 horas, hasta que nos deportaron, en una cárcel absolutamente sucia, asquerosa»

Es un genocidio: en Gaza Israel está bombardeando hospitales, privando de atención médico a enfermos o de cuidados a recién nacidos; está atacando repartos de alimentos o medicina; está provocando desplazamientos masivos de gente a espacios cada vez más reducidos –con las consecuencias sanitarias que tiene el hacinamiento o la falta de infraestructuras– y además de población civil, se ha matado a cooperantes o periodistas locales –ya que no se permite el acceso a corresponsales–, mientras se criminaliza a ONGs y se ataca a la Flotilla, al interpretar Israel que el acceso a la costa de Gaza es a sus aguas territoriales. De forma paralela, el presidente estadounidense Trump ha convertido el plan de ‘paz’ –que convierte a Gaza en un protectorado y espacio de desarrollo turístico- en un chantaje, asegurando que si no se aprueba en pocos días, allí se desatará «el infierno».

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