Cita con la historia: este miércoles se celebra el juicio para reparar la memoria de Eusebio Cortezón, el concejal del POUM en Astillero ejecutado pese a que se anuló su condena
En el salón de actos de Comisiones Obreras, convocado por una asociación para la recuperación de la memoria colectiva como Desmemoriados, con público de otras organizaciones memorialistas o ciudadanos interesados por el tema, y con una bandera palestina que se ha convertido en un recordatorio de la lucha global por los derechos humanos.
En ese escenario, Eusebio Cortezón, que lleva el nombre y apellido de su abuelo, recordaba su figura, sobre todo la capacidad de perdón que tuvo incluso cuando ya era inminente su ejecución –que se produjo incluso a pesar de que la condena se había quitado, tras un proceso en el que intercedieron a su favor incluso personas que no compartían su ideología, pero que respetaban su profunda humanidad–.
«Pido que perdonéis a mis acusadores: les creo equivocados», dejó escrito Eusebio (1894-1938) en la carta dirigida a su mujer e hija, a quienes, en esa última hora, pidió «resignación» y mostró todo su amor. No fue fácil tampoco para ellos: la persecución contra quien no había hecho nada más que defender con palabras y gestión sus ideas a favor de los obreros se cebó también con su familia, que lo dejó documentado todo.
Eusebio y, sobre todo su familia, tendrán una cita con la historia en la que se dejara claro que nunca cometieron delito alguno y que su ejecución fue no sólo injusta, sino ilegal.
Será, según avanzaron ayer en el acto, el miércoles 15, a las 12.00 horas, en el juzgado número 5 de Santander, en el complejo judicial de Salesas, en un proceso que bebe de la aplicación de la Ley de Memoria Democrática que está impulsando en Cantabria el fiscal Carlos Yáñez.
Su trabajo ha permitido ya otras reparaciones o forzado al Ayuntamiento de Santander a cumplir, a regañadientes, la Ley por la que las calles de la ciudad dejen de ensalzar –que no otra cosa hacen los nombres de calles o plazas- a militares y cargos políticos franquistas, es decir, de una dictadura que hostigó durante décadas con cárcel, asesinatos o censura a quienes consideraba que no eran parte activa del país.
En el homenaje también intervino Manolo Corbera, que abordó la dimensión política del homenajeado y su vinculación con el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) por el que fue concejal, una circunstancia, la de lograr esa representación pese a la poca implantación del POUM en la comunidad, que se achaca a lo popular que fue Eusebio gracias a su trabajo por los obreros y la cultura en Astillero.
Según recordó, Eusebio Cortezón fue un referente local por su implicación en la vida cultural y social de El Astillero y Guarnizo. Promovió la Sociedad Recreativa de Guarnizo y el Orfeón Astillero-Guarnizo, desde los que impulsó conferencias y actividades formativas con el objetivo de “elevar el nivel de conciencia de los trabajadores”. Según los testimonios recogidos, no buscaba el adoctrinamiento, sino “abrir las mentes” y fomentar el pensamiento crítico.
Coincidió en objetivos y actos con otro referente de Cantabria como el Doctor Madrazo –activo promotor de la construcción de hospitales y escuelas para colectivos o zonas desfavorecidas, y que objeto de una desproporcionada represión: los nacionales le metieron preso a sus 90 años, mayor y prácticamente ciego–.
La defensa de los obreros frente a los abusos laborales o el recurso al esquirolaje –la contratación de otros trabajadores para frenar el impacto de las huelgas, la herramienta con la que podían mejorar sus condiciones, los salarios con los que se ganaban la vida y mantenían a sus familias– fue una constante suya, fuera de las instituciones.
Y desde ellas: como primer teniente de Alcalde de Astillero, promovió obras municipales como la construcción de dos grupos escolares –coincidente con la apuesta por elevar la cultura y la educación para el pueblo que caracterizaría a la II República– y la creación de una bolsa de trabajo para personas desempleadas.
En el plano más político-ideológico, y según iba avanzando la República y el clima golpista, defendió un frente estrictamente de clase, obrero, en un contexto de diferencias crecientes entre las distintas fuerzas de izquierda. El golpe de estado fascista le sorprendió fuera del país, pero lejos de quedarse allí, más seguro, regresó para reincorporarse al Ayuntamiento y coordinar la defensa, con medidas como la creación del Consejo Obrero de Campsa, que promovió medidas laborales como la reducción de la jornada a seis horas.
En agosto de 1937, tras la entrada de las tropas franquistas en Astillero, fue detenido. Las acusaciones en su contra se basaron en pruebas falsas, y su ejecución se produjo “por ser comunista, no por un delito”, recordaron los participantes.
Desde Desmemoriados se recordó que “con el Holocausto llegó el deber de la memoria”, un deber que trasciende el mero recuerdo individual para convertirse en “una obligación legal y moral”. “El ‘nunca más’ tiene que ser nunca más a nadie”, subrayaron, mirando de reojo a la bandera palestina que presidía la sala
UNA REPARACIÓN QUE ES ÉTICA Y LEY: CÓMO PROCEDER
Las familias que deseen solicitar la reparación o anulación de condenas franquistas pueden hacerlo a través de la Fiscalía de Memoria Democrática, que ha habilitado en cada territorio un fiscal delegado para tramitar los expedientes.
El procedimiento se inicia con una solicitud escrita en la que deben aportarse los datos de la persona represaliada y la documentación disponible (sentencias, certificados, testimonios o informes históricos). Este es el modelo.
Para ponerse en contacto con la fiscalía e iniciar un procedimiento u obtener información y acompañamiento, se puede contactar con el teléfono: 942881276 (preguntar por Fernando) o al correo electrónico fiscalia.torrelavega@justicia.cantabria.es
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