Hecho aquí, en Cantabria. Una semana con reencarnaciones de la palabra de Gerardo Diego y las aventuras del Coro Lírico de Cantabria con el mar

De un sábado a otro sábado de octubre se ha podido vivir en Santander un concierto de violín y piano -con la palabra de Gerardo Diego de fondo- con un coro con treinta años detrás que gusta de Verdi, la zarzuela y el mar. Hecho aquí todo, mérito añadido.
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Coro Lírico de Cantabria – Arias de Ópera y Zarzuela – Escenario Argenta – 18 octubre – 19:30 horas

Treinta años de recorrido musical requieren una presentación especial de un coro que siempre ha estado unido al Palacio de Festivales, el lugar donde ahora son el equipo local. Fundado en 1986 y dirigido durante catorce años por Esteban Sanz Vélez, desde 2015 Elena Ramos es su directora titular. Directora y coro con 39 voces -23 femeninas y 16 masculinas- repasaron arias de ópera y un repertorio de temas de zarzuela, de esas que sabemos todos o por lo menos nos suenan.

La sala elegida para la ocasión era el escenario de la sala Argenta, adaptada para público y artistas. Si la canción que preside la costera zona de la sala es el bolero “Mirando al mar” (1949) de Jorge Sepúlveda (horrible busto en medio del paseo de Reina Victoria), el coro decidió dar la espalda al mar en una sala con el trasparente trapecio diseñado por Sainz de Oiza abierto como fondo para observar la bahía, ocultada esa tarde -circunstancias de la puesta en escena- por la masa coral. El piano apuntaba este-sur mirando… al aeropuerto. El coro al norte. Los espectadores y directora al sur. La acústica apuntaba a todos los puntos cardinales; es decir: depende de dónde estuvieras ubicado la percepción de lo cantado y tocado era distinta, peor en la zona lateral izquierda donde el piano con la tapa abierta al máximo se hacía sentir en demasía (zona que escuchaba a ratos al coro, a ratos al piano por encima del coro). ¿Tan difícil era preparar la mejor audición de un pequeño coro en una sala que ofreciera soluciones más agradecidas para espectadores y cantantes?

Situados con algún retraso (7 minutos 7) en el escenario cantantes, pianista (Ana González Pastor) y directora (Elena Ramos), la tarde de ópera y zarzuela comenzó con la “U”, vocal que preside el Coro a bocca chiusa de Madama Butterfly de Puccini. Sonaba bien. Vinieron después las explicaciones al programa por parte de la directora que entendía el protagonismo del coro en varios grados, de espectador a protagonista, de instrumento a centro de una obra. Y fueron apareciendo Mascagni y Bizet, Verdi (siempre Verdi) y Gounod. El sufrido coro Va pensiero (Nabucco, 1842) cerró el apartado operístico para adentrarse en piezas marineras de zarzuela con pescadores, sobrinos del capitán Grant, un inglés llamado Simpson cantando la romanza “Despierta negro” de La tabernera del puerto y un cierre con la Habanera de Penella de Don Gil de Alcalá (1932, año en que según el programa el compositor llevaba décadas muerto).

El coro -descompensado en voces- sonó más conjuntado y suelto en la parte zarzuelera. Cada tema era cantado con alegría y acompañado de gestos que explicaban la importancia de hacer comprensivas letras centenarias al público actual. Se impusieron los bajos como sección del coro y como solistas, aunque al atribulado Simpson (Teodoro Hernández) no le pusieron delante al durmiente marinero negro que hubiera podido mejorar los profundos lamentos que no acababan de aparecer en la pieza (“Despierta negro que viene el blanco. Desde el navío te está mirando…”).

Y llego el primer bis, un dicharachero Tango del cinematógrafo (1907) del maestro Serrano, alborozado y vital. Y el cierre –“Una más; está no se la anuncio”-: “Va, pensiero, sull’ali dorate…”. Gustaron las explicaciones de la directora del coro, gustaron los temas conocidos y desconocidos, mejorable puesta en escena y empaste entre secciones.

 

Bello y perfecto – Violín y Piano – Fundación Gerardo Diego – 11 de octubre – 12: 00 horas

Los ciclos con imágenes y músicas múltiples que la Fundación Gerardo Diego organiza bajo la dirección y diseño del compositor Esteban Sanz Vélez tienen el gran acierto de conjugar la palabra, con imágenes y textos de la época que se trate. Este mes de octubre la rima “Bello y perfecto/ como un andamio de arquitecto” (versos de un joven Gerardo Diego) era el motivo de partida para que en el Centro de Arquitectura Ricardo Lorenzo de Santander se conjuntasen con el piano de Silvia Carrera Hondal y el violín de Daniel García Gamaza.

Diego paseaba por Santander, Madrid o París, mientras las músicas saltaban de la suite Construyamos una ciudad (1931) de Paul Hindemith a las Danzas Montañesas (1922) de Antonio Gorostiaga, con Debussy, Dvořák, Satie, Webern, Toldrá y Lili Boulanger de testigos sonoros de unas imágenes de una ciudad llena de nuevos edificios, desde un Palacio en la Magdalena, a los nuevos pabellones del Hospital Marqués de Valdecilla, Leonardo Rucabado como genio regionalista o ese “artista como arquitecto” que fue Deogracias Marino Lastra. Los maridajes se sucedían: el mercado de la Esperanza con una Gymnopédie de Satie, Valdecilla con la música de Gorostiaga, la isla de la Torre con Anton Webern…

Un conjunto bien construido, interpretado con pasión técnica y explicados con todo detalle la época, los compositores y el Santander del primer tercio de siglo que Gerardo Diego vivió. Una velada de “aérea perfección”. Al año 2025 le queda un maridaje más: Diego y Manuel de Falla. Próximamente. No se lo pierdan.

 

El autor y sus voces: Gerardo Diego – Centro Cultural Doctor Madrazo – 15 octubre – 19:30 horas

Gerardo Diego (1896-1987), presente en muchos imaginarios santanderinos y recobradas sus palabras en este siglo XXI, fue el centro de una conferencia de un ciclo que ofrece nuevas visiones sobre muchos escritores y escritoras que nacieron o anduvieron por Cantabria: “La palabra habitada”. El Gerardo Diego del primer tercio de siglo XX fue explicado por Andrea Puente con imágenes de aquellos años y textos periodísticos suyos (de Diego, columnista y opinador), siempre preciso para analizar lo que ocurría dentro y fuera de una España que renacía culturalmente.

Un recorrido acompañado de la locución e interpretación de los actores Patricia Cercas y Manuel Menárguez, habitantes también de la palabra. El 12 de noviembre el turno de Álvaro Pombo.

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