Va de palabras porque al final eso, la palabra, es importante: son las que construyen los recuerdos, las que definen los sesgos machistas, las que colocan a las personas en una u otra parte del relato público, también las que podrían servir para allanar el encuentro.

Una palabra es Ágora, que enseguida nos lleva a un concepto clásico de encuentro, de contacto, de debate, incluso discusión “en el buen sentido del término”. En el Ágora Solidaria Cultura y Memoria Luis Toca habrá presentaciones, tertulias literarias, o reuniones de colectivos, como el de Plataforma por la Sanidad Pública, que ya ha trabajado aquí incluso antes de su inauguración, que será este viernes, según nos avanza a pie de obra María Toca, impulsora del proyecto, que se encuentra en la calle Juan XXIII, 22 (allí donde los Acebedos, que empieza detrás del Ayuntamiento y la plaza de la Esperanza, se convierten en la calle del Monte).

Una palabra importante es memoria, histórica, democrática, una de las obsesiones de María Toca, reflejada en su revista digital La Pajarera Magazine y en sus distintas experiencias activistas, y enmarcada en una historia personal atravesada por familiares de ambos bandos de la Guerra Civil y, también, por la desigualdad comprobada en el reconocimiento al dolor que sí tuvieron las del bando nacional y no sólo no tuvieron, sino que fue acompañado de represión a sus familiares, las de maestros, sindicalistas, obreros y en general quienes defendieron la República frente al golpe de Estado militar al que, tras la guerra, seguiría una dictadura.

En sus paredes, en la propia serigrafía exterior, vemos carteles, retratos, fotos…de personas o hechos históricos. Desde Matilde Zapata (periodista cántabra fusilada por los franquistas) a La Desbandá (cuando el franquismo bombardeó a mujeres y niños que huían de Málaga a Almería), pasando por la joven poeta torrelaveguense Fidelita, violada y asesinada.

“Creo mucho en la docencia, en la pedagogía. Cuando empezamos la labor de activismo en memoria histórica, me encontraba con que incluso profesores y profesoras desconocían determinados detalles de la historia nacional y cántabra. Eso es un problema: muchas veces se defienden ideas sin conocimiento de causa”, explica a EL FARADIO María Toca, que piensa en un homenaje a los 33 cántabros –entre ellos su tío- fusilados en Vistalegre (Bilbao), a los que el gobierno vasco sí ha dado dignidad en el homenaje.

El Ágora lleva un nombre y apellido, el de Luis Toca, el hijo de María, que falleció a los 37 años, hace once años, en plena crisis financiera y peleando por mantener su proyecto como autónomo mientras su dolencia cardíaca se agravaba. Llevados por el nombre y la búsqueda de perpetuar memorias, traspasamos un poco la barrera de lo personal y familiar: ““Era mi hijo, un chiquillo muy bueno, muy sano, muy solidario. Tenía una frase que repetía siempre: si se puede, se ayuda; y si no, se acompaña”.

Y por ahí, buscando una perspectiva “combativa” y “constructiva” para un duelo ya encauzado, va otra de las patas del Ágora Solidaria, la del “salvavidas” que ya han ‘lanzado’ a un joven pendiente de la solicitud de asilo. “Queremos centrarnos en la gente que sale de los servicios sociales o llega sin recursos. Les ayudamos con gestiones y también económicamente. Hay un fondo creado para eso, pero toda ayuda es bienvenida”, señala María Toca.

De momento, el viernes a las 19.00 horas es la inauguración.

Aunque ya empiezan a barruntarse agenda para después: el 21 de noviembre estarán allí la escritora Pilar Salamanca y la cantautora Inés Fonseca, muy implicadas en las movilizaciones de apoyo a Gaza ante su genocidio, leyendo textos de poetas palestinos.

A partir de ahí, habrá presentaciones literarias, sobre el Patronato de la Mujer –la institución franquista que bajo la excusa de la religión maltrataba y reprimía a hijas, hermanas y mujeres de republicanos—o contacto con Carmen Peyre, presidenta de AMEIS, la Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradas, una de las organizaciones con las que colaborará el Ágora y con la que se estudia crear un premio literario. Habrá cátedras fijas de memoria, feminismo y ecología, exposiciones que irán dando forma y encuentro a lo que se ve como una meritoria “gota en el océano”, una forma de decir “estamos aquí”.

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