Fallece Ángel Armendáriz, el arqueólogo que sacó a la luz las fosas comunes de Cantabria
Ha fallecido el arqueólogo y profesor Ángel Armendáriz Gutiérrez, una figura fundamental en la recuperación de la memoria histórica en Cantabria. La Sociedad de Ciencias Aranzadi, referente internacional en investigaciones forenses y arqueológicas, comunicó su fallecimiento el pasado 7 de noviembre de 2025, recordándolo como “socio histórico y compañero ejemplar”.
Nacido en San Sebastián en 1954, Armendáriz fue profesor titular de Prehistoria en la Universidad de Cantabria desde 1999, según consta en el Boletín Oficial del Estado (3 de enero de 2000). Formado en la Universidad del País Vasco, donde se doctoró con una tesis sobre las cuevas sepulcrales del País Vasco, dedicó su trayectoria a la arqueología funeraria, el megalitismo y la transición al Neolítico, con excavaciones y publicaciones que abarcaron tanto el norte peninsular como el Próximo Oriente.
Su nombre quedó ligado de forma indeleble a la búsqueda de las víctimas del franquismo. En 2010, el Gobierno de Cantabria encargó al Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Cantabria la elaboración del Mapa de Fosas de personas desaparecidas violentamente durante la Guerra Civil o la represión política posterior, un proyecto que dirigió Armendáriz.
El estudio, pionero en la comunidad autónoma, combinó documentación de archivo, trabajo de campo, testimonios orales y tecnología de georreferenciación. Los resultados fueron sobrecogedores: más de 150 fosas comunes identificadas en Cantabria, frente a las siete registradas hasta entonces: “cada punto del mapa no representa solo un hallazgo arqueológico, sino una historia truncada, una familia en silencio”.
El trabajo sirvió de base para posteriores iniciativas institucionales y memorialistas, además de alimentar proyectos de investigación sobre verdad, justicia y reparación. Armendáriz subrayó las dificultades para la exhumación y dignificación de esos espacios, la mayoría aún sin intervención arqueológica.
Su reflexión científica y ética sobre el papel del arqueólogo ante la violencia política quedó plasmada en su artículo «La última arqueología de la muerte: las fosas comunes de la Guerra Civil Española y de la represión posterior en Cantabria», publicado por la Universidad del País Vasco (EHU) . En él defendía que “excavar una fosa no es solo desenterrar huesos, sino abrir un capítulo de la historia que nunca debió cerrarse con tierra y silencio”.
Durante años, insistió en que el suelo cántabro era un archivo abierto, recordando que muchas de las fosas documentadas permanecen sin exhumar y que las familias siguen reclamando reconocimiento.
Además de su papel en la memoria democrática, Armendáriz fue un investigador de referencia en la prehistoria del norte de España, con trabajos sobre las cuevas de Los Avellanos, El Mirón y La Garma, así como colaboraciones internacionales con equipos de Israel y Turquía. Su visión de la arqueología como disciplina al servicio de la sociedad le valió el respeto del ámbito académico y de los colectivos sociales.
Con su fallecimiento desaparece una figura que combinó el rigor científico con el compromiso cívico. Su legado sigue siendo un referente para las nuevas generaciones de investigadores que trabajan por esclarecer los crímenes del pasado y devolver la dignidad a quienes fueron silenciados.
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