La librería La Vorágine se llenó en la tarde del sábado 16 de noviembre en el acto inaugural de las jornadas culturales antifascistas organizadas por los colectivos Las Calles contra el Fascismo y Rock Contra el Fascismo, que combinaron presentaciones, cine y música en un formato que apostó por la cultura como herramienta contra el odio.

La sesión comenzó con la presentación del libro ‘Arde Babilonia’, un ensayo que traza la conexión entre música y antifascismo, y continuó con la proyección del documental ‘White Riot’, que recupera la experiencia del movimiento Rock Against Racism, surgido en los años 70 en Reino Unido como respuesta al avance de discursos racistas en el ámbito musical y social.

El músico Óscar Sancho, vocalista del grupo Lujuria, intervino en la apertura con una exposición en la que reivindicó el papel históricamente rebelde del rock y criticó la idea de que este género deba permanecer ajeno a la política. “El rock nace como libertad, y la libertad es política”, afirmó, tras repasar figuras como Sister Rosetta Tharpe o iniciativas como Rock Against Racism.

Sancho también abordó el debate en torno al nombre del colectivo Rock Contra el Fascismo, al que algunos han acusado de centrarse en la negación. Su respuesta fue directa: “Si el fascismo está contra el feminismo, contra las personas racializadas, contra la comunidad LGTBI+, entonces estar contra el fascismo es estar a favor de los derechos y la igualdad”.

La actividad continuó el domingo 17 con un concierto-vermut en Rock Beer The New, donde actuaron los grupos Midriasis, con su propuesta de melodic/groove death metal con mensaje social, y Neil Tardiu, que ofreció un directo con sonidos de folk-rock y ska. El ambiente fue festivo, con notable asistencia de público, que coreó consignas como “Ama la música, odia el fascismo” durante las actuaciones.

El mismo fin de semana, el viernes 15 de noviembre, se celebró en Santander la primera Asamblea General presencial de la Asociación Rock Contra el Fascismo, que tendrá como presidente a  Mariano Muniesa.

«Mucha gente dice que Rock contra el fascismo está para censurar y no es verdad, estamos para reeducar»

La asociación mantiene el legado de asociaciones antifascistas en países como Inglaterra, Alemania o Francia desde los años 50.

Desde esa perspectiva, trabajará en la organización de más eventos y conciertos, además de en la vía jurídica para casos de delitos de odio, que son aquellos que se dirijen contra colectivos vulnerables (migrantes, personas LGTBI, etc…) sólo por el hecho de serlos.

Desde la Asociación se remarca que su objetivo es la defensa de la dignidad del rock frente a discursos de odio y la necesidad de normalizar la existencia de una organización antifascista musical en el Estado, como ya ocurre en otros países europeos desde hace décadas.

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