LA ENERGÍA DEL CAMBIO

«Actos como Cabezón por Gaza dan visibilidad, mantienen la empatía y el compromiso de la sociedad en general y es algo que no podemos dar por sentado»

Laura de Santos es jefa de Alianzas y Base Social de UNRWA España, la destinataria de todo lo que se recaude en el Cabezón por Gaza de este sábado. Dentro de la sección 'La energía del cambio', en colaboración con Solabria, la cooperativa comercializadora de energías renovables que tenemos en Cantabria
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La UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas que se encarga de ayudar, en la medida de lo posible, a los refugiados palestinos. En la medida de lo posible porque estos dos últimos años ellos también han sido objetivo del ejército israelí. Laura de Santos, jefa de Alianzas y Base Social de esta organización en España, denuncia que 381 compañeros y compañeras suyas han muerto en Gaza, y muchos han sido heridos. «Los datos de estos dos años no tienen precedentes» en cuanto a asesinatos de personas que trabajan en el ámbito humanitario, dice en una entrevista concedida a EL FARADIO.

«Estamos actualmente en un momento en el que la población sigue viviendo una situación humanitaria extrema y actividades como estas nos ayudan a que no se apague la conversación, a que la sociedad siga mirando hacia allí», ensalza De Santos, que acudirá este sábado al festiva en Cabezón de la Sal. A las 13:00 tiene prevista una intervención ante los asistentes.

Será una intervención de agradecimiento. Destaca que, en la primera edición, abril de 2024, se recaudaron más de 27.000 euros, con lo que se sienten muy agradecidas del apoyo de los vecinos de Cabezón y alrededores, y del esfuerzo de Sumud y Cabezón por Gaza, organizadores del festival.

De Santos reconoce que temen que el foco mediático «se vaya retirando y dejemos de oír hablar de Gaza, mientras que allí a nosotras como agencia humanitaria nos queda todo por hacer a todos los niveles». Por eso pone en valor que «este tipo de actos dan visibilidad, mantienen la empatía y el compromiso de la sociedad en general y es algo que no podemos dar por sentado».

Además, refleja que les hace mucha ilusión poder asistir y poner cara a personas que apoyan al pueblo palestino incondicionalmente. Después de 75 años de trayectoria, 20 ya en España, siguen pidiendo que se haga un esfuerzo para paliar una situación que «sigue siendo muy, muy mala» y con un alto el fuego que no se cumple al completo. De hecho, ha habido 245 personas asesinadas desde que se anunció, y más de 600 personas heridas. Además, afirma que «se había pactado que alrededor de 600 camiones diarios de ayuda humanitaria tenían que entrar y la realidad es que está entrando aproximadamente 150, que puede parecer bastante, pero es una población de más de dos millones de personas y es insuficiente y es una población en la que estaba declarada la hambruna».

Hay muchas situaciones concretas que hay que tener en cuenta. De Santos cita algunos ejemplos, como el peligro de las municiones sin explotar que hay sobre el territorio, un riesgo enorme para la infancia, o las personas que necesitan una atención médica especializada, que necesitan un permiso para salir de Gaza y no lo reciben, o los problemas causados por las recientes lluvias torrenciales, que han afectado a miles de familias, que se han quedado sin tiendas de campaña ni las pertenencias que tenían dentro. También la necesidad de recoger residuos para que no se propaguen enfermedades.

Pero esta trabajadora de UNRWA también hace hincapié en el factor psicológico. «En los últimos dos años hemos hecho sesiones de atención psicológica y psicosocial a más de medio millón de niños y niñas y últimamente estamos detectando muchos niveles de agresividad, tristeza, aislamiento entre la infancia y al final son datos que confirman que la crisis humanitaria está lejos de terminar», cuenta.

Por eso cree que es vital que les «dejen trabajar al 100% para poder poner un poco de parche a esta situación tan terrible». Reivindica que sus compañeros sobre el terreno «son héroes», porque «trabajan y siguen adelante en situaciones en las que muchas otras personas habrían tirado la toalla, pero nos enseñan a ser muy fuertes y y nos enseñan mucha resiliencia». Un punto clave es que, de las 12.000 personas que trabajan en Gaza con la UNRWA, muchas son refugiadas palestinas atendiendo a su propia comunidad, lo que hace que «los lazos comunitarios sean muy fuertes».

De Santos también recibe y amplifica el mensaje que le lanzan sus compañeros y compañeras desde Gaza. «Ellos siguen allí esforzándose y entregándose, pero nos piden que por favor aquí no dejemos de hablar de lo que sucede y que no dejemos de enviar nuestro apoyo». Pura cuestión de supervivencia.

La trabajadora de UNRWA se siente orgullosa también de la sociedad española, porque apoya mucho esta causa y en la organización se sienten «súper acompañadas» dentro del horror que es la situación que se sigue viviendo en Gaza. Cree que sin las movilizaciones que ha habido en muchos lugares, las cosas habrían ido todavía peor, pero los gobiernos, opina, «se han visto influenciados por conocer que la sociedad civil no mira otro lado y le importa lo que pase».

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