«La experiencia de Vacaciones en Paz es siempre inmejorable»

Cantabria por el Sáhara ha viajado a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia). Conversamos con Sandra Alles, madre de acogida del programa, Leticia Mejías, que forma parte del programa de voluntariado con niños con discapacidad, y con Carmen García de la propia asociación
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La cooperación y la solidaridad con el pueblo saharaui es el motivo de ser de muchas organizaciones a lo largo y ancho de España. Cantabria por el Sáhara es una de ellas, y viajar a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), es ya una costumbre larga en el tiempo.

Hasta allí ha viajado Carmen García junto a Charo Garitacelaya. Veteranas en el conocimiento de la situación que vive el pueblo saharaui, fuera de su tierra, ocupada por Marruecos, y veteranas también en viajar allí para ver todo con sus propios ojos y ver qué resultado dan las ayudas que envían.

No han viajado solas. Un grupo numeroso se ha desplazado hasta allí, incluyendo familias de acogida del programa Vacaciones en Paz, que trae cada verano niños y niñas para que puedan disfrutar de la época estival en un entorno de seguridad, cariño, atenciones médicas y sin tanto calor como en el desierto, y también voluntarios que participan en el programa atendiendo a niños y niñas con discapacidad, que se alojan en la granja escuela de Heras.

Sandra Alles empezó su experiencia con Vacaciones en Paz gracias a que sus padres solicitaron ser familia de acogida. Ahora ella ha tomado el relevo. «Llevo metida en Cantabria por el Sáhara desde hace 17 años y tengo 30, la experiencia siempre es inmejorable, estamos muy contentos siempre, deseando que llegue el verano», dice en una de las entrevistas que ha mantenido EL FARADIO con personas que forman parte de la comitiva que ha viajado en estos días.

Resalta que «al final esta experiencia acaba formando parte de tu vida, entonces lo comentas con amigos, con familia, etcétera y siempre hay alguien que se interesa más que otros, le da más importancia y sí, a raíz de esto, pues unos amigos de mis padres empezaron a acoger también». Y destaca que la vida en los campamentos sí tiene algunas mejoras, dentro de ser un pueblo desplazado de su tierra: «ha ido avanzando mucho porque ya vieron que después de 50 años esto no era algo temporal. Las casas cada vez son más grandes, cada vez está mucho mejor y al final giras tu vida en torno al campamento».

Leticia Mejías es voluntaria y habla en nombre del grupo de cinco personas que se dedican a ayudar a las niñas y niños con discapacidad de Vacaciones en Paz. Es la primera vez que viajan a los campamentos. «A pesar de tener diferentes perfiles, intentamos aportar nuestro fragmento de arena a los trabajos que Cantabria por el Sahara lleva a cabo aquí, en los campamentos», dice.

Los voluntarios quieren subrayas que «Vacaciones en Paz no son solo los dos meses en los que los niños y las niñas están en España, sino que tiene muchísimo trabajo, tanto por delante como por detrás. En este sentido, este trabajo posterior es una evaluación, un seguimiento y un control de los niños y las niñas que ya nos han visitado, y también se lleva a cabo ese trabajo de selección para el siguiente curso». Se trata de un trabajo pensado y bien diseñado, tratando de acoger a la máxima cantidad de niños posibles, pero teniendo claras las capacidades que se tienen para hacerlo. En este viaje tienen la posibilidad de reencontrarse con los pequeños a los que ya atendieron en verano en Heras.

Mejías también señala que, inevitablemente, «la discapacidad en todo el mundo genera desigualdad para las personas que conviven con ella. Si a esto se le añade el hecho de vivir en unos campamentos de refugiados, puedes imaginarte el hándicap que supone ser una persona con discapacidad en un entorno como este. Para ponerte un ejemplo gráfico, en España, por ejemplo, una persona que pueda tener una dificultad física o movilidad reducida, quizás una silla de ruedas le podría solucionar el problema. Sin embargo, aquí, por mucho que tú donaras una silla de ruedas a una persona que pudiera necesitarlo, vive en un desierto y con ella no puede moverse».

Por eso los voluntarios siempre tratan de dar el máximo, porque son conscientes que cualquier ayuda «es fundamental», y eso les ha llevado a embarcarse en este viaje y ver, de primera mano, cómo viven esos niños y sus familias. Cuenta que un hombre, saharaui español, combatiente en su momento, les dijo que «la distancia entre la verdad y la mentira es sólo de cuatro dedos, lo que separa tu oído de tu ojo. Esto viene a traducirse en que no te creas lo que te cuenten, solo lo que veas».

Su reflexión, una vez conocida esa tierra, es que «no hay palabras que describan esto, es imposible hacerle llegar esta realidad a las personas que no pisan este suelo. Pero desde luego todos y todas nos vamos de aquí con la convicción de que la dignidad del pueblo saharaui es intachable, sin ningún tipo de victimismo ni de reproche para el pueblo español».

Son palabras que se escuchan a menudo por parte de personas de Cantabria por el Sáhara, como Carmen García. Ella lleva viajando a los campamentos de refugiados desde 2007, primero como óptico-optometrista con una asociación de salud visual, y con la organización prosaharaui desde 2012. Y siempre en compañía de Charo Garitacelaya, que se encarga de coordinar el viaje de los niños en verano y viaja a los campamentos para traerlos a Cantabria, sobre todo pendiente de quienes tienen alguna discapacidad.

Remarca García que viajar a los campamentos es sencillo, todo lo contrario que tratar de entrar al Sáhara Occidental, como se pudo comprobar el pasado verano, en un viaje en el que iban también dos periodistas, entre ellos el director de EL FARADIO, Oscar Allende. Marruec0s les impidió la entrada y les obligó a volver a España.

Marruecos expulsa a periodistas y activista de apoyo al Sáhara Occidental

Esta experiencia se ha convertido en un documental periodístico llamado ‘Sin noticias del Sáhara’, una pieza audiovisual de la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA) que cuenta esa expulsión y que se proyectará el 12 de diciembre en Castro Urdiales.

Periodistas expulsados del Sáhara presentan en Castro el documental ‘Sin noticias del Sáhara’

Ensalza García la participación de las familias de acogida de y los voluntarios en el viaje de este año. «Hemos querido enseñarles la realidad no solamente desde el punto de vista de vivir en una haima con su familia de acogida, sino que los voluntarios también vean cómo funcionan un poco todas las estructuras sociales, sea la educación o la sanidad». Relata que uno de los días del periplo estuvieron en Esmara «y nos dijeron que ahora mismo cuentan con un pediatría y dos internistas para una población de 45.000 habitantes».

Uno de los aspectos clave para dar apoyo al pueblo saharaui es la coordinación entre diversas organizaciones, aglutinadas en CEAS, que es la Confederación Estatal de Apoyo al Pueblo Saharaui,  con la idea de llevar»acciones de divulgación y de información de todas las noticias que salen del Sáhara Occidental y también, evidentemente, para crear las acciones y campañas necesarias cuando se producen situaciones, pues como estamos acostumbrados a ver ahora en la última resolución de la ONU, donde se quiere prestar apoyo, poner el foco en realidad a la postura marroquí».

Sin embargo, no se dicen preocupadas por esa resolución, porque «dice muy claro que se tiene que tener en cuenta el derecho internacional y el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, que es un derecho internacional que es irrenunciable. Por esa parte estamos despreocupados pero vigilantes», sobre todo viendo cómo varios países, entre ellos España, están abogando por atender la postura marroquí.

La labor de divulgación es una de las más importantes, porque el saharaui «es un pueblo que se le quiere silenciar». No se habla de la guerra abierta que hay entre Marruecos y el Sáhara Occidental tras la ruptura del alto el fuego por parte marroquí en noviembre de 2020. Por eso tratan de que «no haya apagones informativos y se sepa realmente en qué momento está la situación del conflicto del Sahara y también saber, evidentemente, en cada momento qué es lo que necesitan con más urgencia».

Lo que también destaca García es que Vacaciones en Paz ya está en marcha para 2026 «y este año todavía con más rapidez por los cambios que ha producido el reglamento de extranjería donde los plazos que hay que cumplir son más exigentes». Pero ya han desplegado todos sus medios para que no haya problemas en la llegada de los niños y niñas en próximo verano, incluso creen que podrán aumentar algo el número de menores que puedan llegar y tener un verano en verdadera paz.

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