La comarca de Liébana celebró este viernes 5 de diciembre un acto de reconocimiento a la actriz Catalina Bárcena, con raíces familiares en Colio y Aliezo. El evento, titulado “Catalina Bárcena: su legado”, combinó una conferencia escénica y la presentación oficial del archivo digital dedicado a su figura.

El encuentro tuvo lugar en el Centro de Estudios Lebaniegos de Potes, que reunió a numerosos vecinos y autoridades locales para recordar a una de las grandes referentes del teatro español del siglo XX. El acto estuvo organizado por la Compañía de Teatro Caroca, con la colaboración del Ayuntamiento de Potes, el Ayuntamiento de Cillorigo de Liébana, el Grupo de Acción Local de Liébana, la Asociación de la Santa Cruz y el propio Centro de Estudios Lebaniegos.

Presentación del Archivo Histórico Digital

La jornada comenzó con el lanzamiento de www.catalinabarcena.es, el archivo histórico digital más completo dedicado hasta ahora a la actriz. La plataforma es fruto de tres años de investigación y reúne materiales, documentos y referencias que permiten reconstruir su trayectoria artística y personal.

El proyecto nace con la voluntad de “resarcir el injusto olvido en el que se encuentra una figura cultural tan fundamental e icónica como fue Catalina Bárcena”. Según destacaron los organizadores, el archivo está disponible para todas las personas interesadas en conocer quién fue realmente la actriz y comprender la dimensión de su aportación al teatro español.

El vínculo con Liébana

Aunque nacida en Cuba en 1888, Catalina Bárcena era hija de emigrantes lebaniegos. Tras una infancia marcada por el desarraigo, encontró en Lebeña su espacio de referencia emocional. En “la casuca de Quintanal”, la futura actriz recuperó la libertad y el imaginario que más tarde impregnaría su estilo interpretativo, un universo personal que ella misma describía como animista y profundamente ligado a la naturaleza del valle.

Este vínculo, recordado en entrevistas a lo largo de su vida, convirtió sus veranos en Liébana en un auténtico paraíso y en una de las raíces esenciales de su identidad artística.

Una conferencia escénica de formato innovador

El acto adoptó un enfoque híbrido, combinando divulgación y creación escénica bajo el concepto “A tres voces, dos escenas y una actriz”.

La conferencia incluyó dos momentos clave de la trayectoria de Bárcena:

1. La recreación de la audición de 1906, con la que logró abrirse paso ante la prestigiosa actriz y empresaria María Guerrero.

2. La lectura del poema que Federico García Lorca le dedicó, gesto nacido de la amistad entre ambos tras la apuesta de Bárcena por estrenar la primera obra del poeta.

“Esta conferencia escénica no es un homenaje. Es una restitución. Una llamada a devolverle su voz, su lugar y su historia”, señalaron sus creadores. “Es una invitación a redescubrir a Catalina Bárcena como ejemplo de una mujer que decidió no parecerse a nadie”.

Un acto de memoria y restitución

“Catalina Bárcena: su legado” se concibió como un acto de justicia poética hacia una de las artistas más influyentes de su tiempo. Para Liébana, supuso además la oportunidad de reencontrarse con una de sus hijas más brillantes, cuyo espíritu libre y revolucionario nació de los paisajes y vivencias de la comarca.
“Más que un hecho nostálgico, es un espejo para mirarnos en el presente”, concluyeron los organizadores.

Catalina Bárcena nació en Cienfuegos (Cuba) el 10 de diciembre de 1888, hija de emigrantes cántabros, quienes regresaron a España cuando ella era niña, estableciéndose primero en la zona de Liébana (Cantabria) y luego en Madrid. De joven ingresó en la compañía teatral de María Guerrero, con la que debutó en obras como El genio alegre (1906) o Amores y amoríos (1908).

Su carrera se consolidó al integrarse en el proyecto del Teatro de Arte dirigido por Gregorio Martínez Sierra, donde se convirtió en figura central del teatro español de su época.

Además de su éxito sobre las tablas, también fue una de las primeras actrices españolas en trabajar en cine: rodó varias películas en Hollywood a comienzos de los años 1930, en versiones españolas producidas por la firma Fox Film Corporation.

La Guerra Civil de España marcó un giro decisivo en su vida: se exilió junto a su hermana y su pareja, Gregorio Martínez Sierra, residiendo en Tetuán, Marsella, París y Buenos Aires. En 1947 regresó a Madrid, donde fundó la Compañía Cómico-Dramática Española y continuó vinculada al teatro. Concluyó su vida en Madrid, donde falleció el 3 de agosto de 1978.