Cuatro “mentes peligrosas” abarrotaron doblemente el Palacio de Festivales Cuatro sobresaltados cómicos: Eva Hache – David Cepo – Galder Varas – J.J. Vaquero

Eva Hache
Mentes Peligrosas – Sala Argenta – 5 diciembre -19:00 y 21:30 horas
El escenario estaba presidido por una gran pantalla con bola discotequera de espejos y dos focos dirigidos hacia el público, molestos pero necesarios para que una cámara fuera mostrando al personal en pantalla grande, algo que parece ser divertido. Antes -y durante más de 50 minutos- un caos en la entrada al Palacio de Festivales: colas de gente, colas de coches, lentitudes, retrasos de comienzo en sala… La primera cómica en actuar lo clavó con ironía: “La hora de llegada en Santander parece ser orientativa”.

David Cepo
La fórmula de éxito de estas y otras giras es sencilla: un plantel de cómicos que de cuatro en cuatro aprovechan los fines de semana para actuar en lo que antes se llamaba “provincias”. En el sorteo del 5 de diciembre nos tocó Eva Hache, David Cepo, Galder Varas y J.J. Vaquero; dos sesiones, dos llenos y más de 3000 personas como espectadores. Diversión y negocio.
La maestra de ceremonias y primera actuante fue Eva Hache (Segovia, 1982), cuyo humor mezcla lo sencillo con lo complejo, la fina ironía y la suave critica social (Blancanieves entrando en una casa vacía sin alarmas, donde solo habitan hombres con trabajos esclavos y pocas habilidades domésticas). Sutil (“Soy muy vaga y si hubiera una Olimpiada de vagos… yo no iba”), académica (“-Papá, ¿69 entre tres? -Hijo, no se puede”) o la poseedora del mejor chiste con demora (“-¿Sabías que las cajas negras de los aviones son naranjas? -¡Ah, creía que eran cajas!). La reina de las pausas, algo que hace con total dominio gestual y vocal.

Galder Varas
A Eva le siguió David Cepo (Madrid, 1988), actuante solitario en la sala en temporadas pasadas. David gusta de jugar y hacer hablar al público, un humor que parece agradar pero que puede resultar poco agradable para los elegidos. Así, sin quererlo, uno se entera que una chica lleva 23 años con su novio sin casamiento y viven en Oruña; remate: “Oruña es un pueblo de primera. Si metes segunda te sales del pueblo”. Suyo fue el chiste de humor más negro y radiactivo: “-¿Sabes cuantas veces he estado en Chernobil? Te lo voy a decir con los dedos: 16”). Descubres que la voz que usa en sus monólogos dialogados no es la suya normal y que gusta de actuar consigo mismo para representar personas hablantes.
El tercero en discordia o en concordia fue Galder Varas (Bilbao, 1987), quizás el poseedor del humor más elegante, muy norteño e irónico: “En Santander no llueve… de momento”. Su éxito en foros madrileños no le cambia su estilo pausado, con voz de colega tranquilo y ocurrente. Propuso para el próximo festival de cine de San Sebastián que se diera el premio Donostia a Bill Smith (un chiste para conocedores de bofetadas oscarizadas).

J.J. Vaquero
Y ocurrió algo nuevo: hubo una pausa comercial (y no es una broma). Los cuatro cómicos y tres botellas de aceite de oliva del patrocinador sobre el escenario (rácano el suministrador). Se iban a regalar a aquellos/as que contaran algún chiste y tres complacidos voluntarios lo hicieron, recibiendo su botellita de aceite. El eslogan de todo esto tiene su aquel: “Humor-Salud-Sabor”. Como tiene su otro aquel que el público haga parte de la función. Habrá que pedir botella de aceite para todos la próxima vez (a 36 euros la entrada creo que se puede y se queda como señores de la comedia).
Quedaba lo más fuerte y bestia de la noche: J.J. Vaquero (Valladolid, 1983). Su humor es muy satírico e impactante, usando la burla y la exageración a velocidades. Un continuo deambular mientras cuenta historias o ejemplificaciones de cuatro tipos de personas: el imbécil – el gilipollas -el empanao -el pesado. Un viaje ficticio suyo por Italia tuvo su parada en Roma hace unos meses, donde una hija llama a su madre en España: “Mamá, se ha muerto el papá” (puntos suspensivos). Y llegó un sucedido que le permitió de espaldas al público lucir su culo (ampliado a tamaño descomunal en pantalla) y describir sus señales. ¿Regocijo o lo contrario? En directo: regocijo. José Juan Vaquero es así, algo que este cronista puede atestiguar cuando le tuvo en mesa cercana hace un tiempo en un bar de Zafra (Badajoz) y no paró de empalmar una gracia con otra, un sucedido con otro, un chiste con otro.

Público en pantalla y dos molestos focos
El cierre estaba cercano y la maestra de ceremonias -Eva Hache- entonó el “Lástima que terminó…” y rogó un raudo desalojo dado que las 1600 personas de dentro debíamos dejar las butacas para otras 1600 personas que esperaban fuera. Noche de varios caos, agradables los que ocurrieron dentro.