La zona gris: el discurso de odio se disfraza de ‘sentido común’ para sortear el rechazo generalizado a la discriminación
La Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP, miembro de la Coordinadora Cántabra de ONGDs) ha hecho públicos los resultados de su informe ‘¿Qué papel juegas tú?’, una campaña de sensibilización digital centrada en la detección de discursos de odio entre la juventud.
El estudio, que recoge más de 4.000 respuestas anónimas desde el pasado mes de julio, pone de relieve un fenómeno preocupante: aunque las expresiones abiertamente discriminatorias generan rechazo, persisten amplias zonas de ambigüedad donde los estereotipos y los prejuicios se relativizan, justifican o normalizan.
La herramienta principal del proyecto ha sido un test interactivo multilingüe, lanzado en castellano, catalán, gallego y euskera. A través de siete escenas inspiradas en la vida cotidiana —en el aula, redes sociales o el entorno familiar—, se planteaban distintas formas de discriminación para observar cómo las personas jóvenes interpretan, validan o rechazan estos discursos.
El informe ha sido financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, dentro de la línea de apoyo a proyectos de intervención social.
Un rechazo claro a lo explícito, pero no a lo sutil
Los datos recogidos revelan que la mayoría de respuestas rechazan abiertamente el racismo, el sexismo o la homofobia cuando se expresan de forma directa. Por ejemplo, en una de las preguntas, el 81,5 % rechaza comentarios que generalizan que “las personas inmigrantes tienen más ayudas”.
Sin embargo, un bloque relevante de respuestas adopta posturas intermedias: relativizan, dudan o justifican parcialmente ciertos discursos. Estas respuestas no representan una adhesión explícita al odio, pero sí reflejan la interiorización de marcos narrativos que legitiman la desigualdad. Este patrón se reproduce especialmente en temas como la migración, el género y la clase social, según el análisis realizado por ACPP.
Prejuicios que se presentan como “sentido común”
Uno de los elementos centrales del estudio es que el discurso de odio no se sostiene solo en actitudes extremas, sino que se consolida a través de narrativas que apelan a la neutralidad, el sentido común o la experiencia personal.
Así, en cuestiones vinculadas a migración, se detectan respuestas que reproducen prejuicios a través de expresiones como “lo dicen las noticias” o “es lo que se ve en redes”. Este fenómeno evidencia la influencia de la desinformación en la construcción de opiniones, tal y como subraya el informe.
En el caso del género, los datos muestran cómo la sexualización de las mujeres jóvenes y su culpabilización siguen presentes. Comentarios como “si subes ese tipo de fotos, sabes lo que hay” fueron aceptados por casi el 40 % de los participantes, lo que apunta a una preocupante normalización de la violencia simbólica en entornos digitales.
Fatalismo y exclusión según el origen social
Otro de los focos del test es la desigualdad de clase. En preguntas relacionadas con las expectativas de futuro, se identifica un discurso determinista que asume que las personas con menos recursos “no llegarán lejos” o “deberían tener aspiraciones más realistas”. Este tipo de respuestas, aunque no ofensivas, refuerzan ideas clasistas que consolidan la exclusión.
La investigación también alerta de que estas respuestas intermedias cumplen una función social: evitan el conflicto, preservan la apariencia de neutralidad y refuerzan jerarquías sin necesidad de recurrir a discursos explícitamente discriminatorios.
Educar para identificar lo que no siempre se ve
La campaña insiste en que el discurso de odio opera como un ecosistema cotidiano, más que como una suma de opiniones individuales. Por ello, ACPP destaca la importancia de la alfabetización mediática, la creación de espacios de diálogo en el ámbito educativo y la producción de contranarrativas que desmonten prejuicios desde una base de derechos humanos.
Desde la organización remarcan que no basta con reconocer el discurso de odio en sus formas más explícitas, sino que es urgente trabajar en las zonas grises, donde se oculta bajo ideas aparentemente neutrales.
La campaña Ellas Cómplices da continuidad a iniciativas anteriores como Cómplices Joven, desarrolladas también por ACPP en los últimos años. La organización, fundada en 1990, trabaja desde una perspectiva laica y progresista en la promoción de derechos humanos, convivencia y justicia social, mediante proyectos de educación transformadora y cooperación internacional.
El informe completo, titulado ‘¿Qué papel juegas tú? Resultados y conclusiones’, puede consultarse en la web oficial de la organización en este enlace:
👉 https://www.acppasamblea.org/wp-content/uploads/2025/12/Informe-Ellas-Complices_Resultados-y-conclusiones.pdf
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