Para quienes sigan recordando Friends, seguro que tiene fresca las alusiones al «pánico» de Chandler a los sujetadores por su dificultad para entender el mecanismo de abrochado y desabrochado.

En la tienda de lencería Queen, ubicada en la calle San Francisco, 15 de Santander —el cartel rosa, prácticamente enfrente de lo que fue librería Estvdio–, han notado algo más en la relación de los hombres con la lencería: a diferencia de ellas, que sí compran ropa interior o pijamas para ellos, a los varones les cuesta más entrar en la tienda y preguntar para comprar algún detalle.

“El sujetador es especialmente complejo”, explican desde Queen. “Tallas, copas, marcas y formas varían mucho, y si a nosotras mismas nos cuesta encontrar el adecuado, es lógico que a quien no está habituado le resulte abrumador”. En los últimos tiempos, el equipo ha detectado un aumento de hombres que se acercan al comercio con intención de hacer un regalo, pero con muchas dudas.

De modo que esta tienda, que es de las de toda la vida, pero que se encuentra bajo una nueva etapa, ha lanzado una campaña en redes sociales para ayudar a los hombres a regalar lencería sin miedo ni vergüenza.

La idea de crear esta guía partió de un comentario de un amigo del equipo, quien confesó que se sentiría “completamente perdido” si tuviera que elegir ropa interior para su pareja.  La iniciativa nace de una realidad que detectan con frecuencia en su día a día: regalar ropa interior —especialmente sujetadores— puede resultar intimidante para quien no está familiarizado con el mundo de la lencería.

A partir de ahí, Queen ha elaborado una serie de consejos prácticos para facilitar el proceso y demostrar que, con unas pocas claves, es posible acertar.

Uno de los principales consejos es consultar la etiqueta de un sujetador que la pareja ya use, o incluso llevar una prenda directamente a la tienda. “Con esa referencia podemos tomar medidas, ajustar tallas y acertar”, explican.

Además, esa prenda sirve para identificar el estilo preferido: si lleva o no preforma, el tipo de sujeción o los niveles de comodidad. “La preforma no es algo sofisticado; es una pequeña almohadilla para dar forma al pecho, y hay mujeres a las que les gusta y otras que no”, aclaran. También animan a mostrar una foto de alguna prenda, para ayudar a las ‘consultoras’ de lencería.

 

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Desde la tienda subrayan que el bloqueo a la hora de regalar lencería no tiene tanto que ver con la edad como con el desconocimiento. “Les ocurre a jóvenes, adultos y mayores. Es una mezcla de pudor y la sensación de entrar en un terreno muy técnico”, que se suma  a una mezcla de percepción de la lencería como algo muy íntimo de lo que cuesta hablar con otras personas hasta cierta visión de las tiendas especializadas como un sitio sólo para mujeres. En este sentido, en Queen buscan normalizar la situación y acompañar durante la compra para convertirla en una experiencia más sencilla y menos intimidante.

Queen apuesta desde hace años por un trato cercano y asesoramiento personalizado, con un enfoque que busca tanto la calidad del producto como la confianza de sus clientas y clientes. “Queremos que quien entra se vaya con seguridad y vuelva. Y que regalar lencería deje de dar miedo”.

La nueva etapa de Queen, con el equipo que ya estaba trabajando en el día asumiendo ahora toda la responsabilidad, coincide con un momento de movimiento en la calle San Franciso: una arteria comercial que pasó de un esplendor a la crisis comercial en el centro y en la que, pese a que se han perdido clásicos como el citado Estvdio y recientemente, ahí al lado, Regalos Pico –Santatipo rescataba e cartel–, está viviendo un buen momento, con referentes como la ropa de Annabel Lee.

En ese escenario, Queen mantiene las marcas de siempre, el contacto con las clientas de toda la vida, cuyos gustos conocen al dedillo, mientras actualizan su oferta con novedades y tratan de que los hombres pierdan el miedo a entrar. Eso sí que es información completamente nueva.

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