Carta a la protagonista de la obra “Helen Keller, ¿La mujer maravilla?”
Querida Helen:
El viernes fui al teatro de Los Corrales de Buelna a ver la obra basada en tu vida, y volví a recordar que el teatro es un mirador al mundo, en el que poder gritar aunque no se tenga voz. Un lugar en el que clamar contra las guerras y los genocidios que nos rodean. Un espacio donde pueden convivir la lucha, y la ternura. En definitiva, que el viernes volví a sentir la extraña y hermosa sensación de reconciliarme con la escena, lo cual no deja de ser sorprendente, porque no era consciente de estar enfadado con ella.
Esta vez el mágico reencuentro ha sido gracias a tu historia y a Chévere, esa compañía gallega comprometida que ha decidido mirarte de frente y contarnos sin atajos ni dulzura impostada, la vida de la primera persona sordomuda que hace más de cien años, consiguió graduarse en una universidad. La obra, un videojuego conversacional dirigido con inteligencia y precisión por Xron Salgado, me ha llevado a tu universo con una honestidad que me ha emocionado. Aunque te voy a hacer una confesión: a estas alturas de mi vida, conver una obra dirigida y no solo puesta en escena, ya me emociono como si fuera un niño.
Todo es acierto en tu biopic teatral, Helen: la lógica utilización de la lengua de signos como armazón narrativo;una escenografía de laboratorio que nos sumerge en la fría atmósfera del silencio; y sobre todo, una radical consideración del escenario como un espacio de libertad absoluta en el que todo vale para contar tu historia. Utilizan proyecciones de películas antiguas, juegos visuales, cientos de fotos que solo se intuyen y hasta una hermosísima apreciación —que no “apropiación cultural”— del lenguaje Visual Vernacular (VV). Todo pensado para hacernos comprender y sentir lo incómodo que puede ser vivir en un mundo que no está pensado para nuestras capacidades.
Lo que más me conmovió, querida, fue que la obra no te mitifica ni te convierte en santuario de superación. Te devuelve la carne, el carácter, la rabia, la alegría,; y nos hace quererte no por ser la primera persona en conseguir tal o cual hito, sino por ser tú misma: la activista social que se puso frente al poder establecido para pelear cuerpo a cuerpo donde otros solo ponían palabras ¡Cuánto os critican a los luchadores y qué necesarias sois siempre!
Decirte que gran parte de la magia se la debemos a tres actrices: Patricia de Lorenzo, Chusa Pérez de Vallejo y Ángela Ibáñez, que con delicadeza, audacia y técnicas incluso de manipulación de objetos te construyen pieza a pieza hasta que te vuelves omnipresente, casi tangible. Su química en escena hace palpable el necesario proceso creativo que permite el trabajo con una compañía estable de teatro; es decir, con una forma artística de resistencia ante el mundo que nos rodea.
Teatro necesario, comprometido y honesto, Helen. Teatro sin paternalismo que, además, es inclusivo. Teatro que engrandece también a proyectos como Camino Escena Norte, un territorio único de cooperación intercomunitaria que hace posible que compañías como Chévere lleguen hasta lugares como Los Corrales de Buelna para contarnos tu historia y que regresen elpróximo viernes 3 de octubre, al Teatro Concha Espina de Torrelavega, donde todos lo que todavía no te conocen tendránotra oportunidad para descubrirte.
No, no está aquí la foto que con seguridad te hubieras hecho en estos tiempos con la bandera palestina Hellen Keller, pero sí mi admiración y mi gratitud: a ti, a Chévere y a Camino Escena Norte.