La tasa de emancipación juvenil en Cantabria se situó en el 14,5 % a finales de 2024, una cifra por debajo del promedio estatal (15,2 %), según recoge el último Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), realizado en colaboración con el Consejo de la Juventud de Cantabria.

A pesar de que el número de personas jóvenes emancipadas aumentó un 9,8 %, la tasa se ha estabilizado y continúa por debajo de los niveles previos a la crisis del coronavirus (16,3 %) y a la Gran Recesión de 2008 (19,4 %).

El principal obstáculo sigue siendo el acceso a la vivienda, tanto en alquiler como en propiedad. Alquilar una vivienda en solitario en Cantabria exige dedicar el 76,7 % del salario neto de una persona joven asalariada, según el informe. Este esfuerzo económico se sitúa muy por encima del umbral del 30 % que los organismos internacionales consideran sostenible.

El precio mediano del alquiler alcanzó los 832 euros mensuales, lo que representa un incremento del 11,8 % respecto al año anterior, y marca el nivel más alto desde 2008. Para comprar una vivienda, una persona joven necesitaría 3,9 veces su salario anual neto solo para cubrir la entrada inicial.

Por otra parte, el precio de compraventa de vivienda libre también subió un 8,2 %, alcanzando un precio medio de 170.080 euros. En el caso de una persona joven asalariada, el coste de acceso a la propiedad representa el 60 % de su salario neto mensual.

Las habitaciones en piso compartido en Santander se situaron en una media de 350 euros mensuales, con un aumento del 7,7 % en un solo año. Aun así, compartir vivienda supone destinar un 32,3 % del salario neto, porcentaje que sigue siendo elevado si se considera que se trata de una opción colectiva.

Riesgo de pobreza y exclusión

El informe también alerta sobre la situación económica de la juventud cántabra: un 21,1 % de las personas jóvenes se encontraban en situación de riesgo de pobreza o exclusión social a finales de 2024. El porcentaje era mayor entre los hombres jóvenes (22,4 %) que entre las mujeres (19,6 %).

Además, más de la mitad de la juventud (57,3 %) no tenía ingresos ordinarios, y el salario mediano de las personas jóvenes en Cantabria se situaba en 13.015 euros netos anuales, es decir, alrededor de 1.084 euros mensuales.

Empleo precario e inestabilidad laboral

La tasa de empleo juvenil aumentó hasta el 38,6 %, mientras que el paro juvenil se situó en el 18,2 %, con una subida de tres puntos respecto al semestre anterior. A su vez, el 47,2 % de las personas jóvenes estaban en situación de inactividad (ni trabajaban ni buscaban empleo), principalmente porque seguían cursando estudios.

El 64,1 % de las personas jóvenes asalariadas contaban con un contrato indefinido, pero la tasa de temporalidad alcanzó el 35,9 %, una subida de más de siete puntos en un solo año.

Una señal de la inestabilidad laboral es que el 40,6 % de las personas jóvenes llevaban menos de un año en su empleo actual, y la media de permanencia era de 22,1 meses, lo que refleja la alta rotación en el mercado laboral juvenil cántabro.

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