Dos céntimos para el empresariado cántabro

Tiempo de lectura: 8 min

||por JAVIER LÓPEZ GONZÁLEZ, ingeniero, fundador de GPMESS||

Recientemente he acudido a un evento por y para empresarios y directivos de Cantabria en el que se iba a hablar sobre cómo afecta la transformación digital. Me gustó lo que se oyó, aunque algunas cosas no fuesen las que esperaba oír.

Se habló de cómo la tecnología da facilidades a todas las empresas por igual sean grandes o pequeñas, aunque al final todo depende del beneficio que se pueda sacar de una inversión –lógico-.

Que aunque seamos una comunidad pequeña y cueste hacer fuerza, las tecnologías nos abren al mundo (aunque también dan acceso al mundo para que alcance a los potenciales clientes internos) haciendo la competencia global –con lo bueno y lo malo-.

Palabras interesantes que venían con puntualizaciones generadas por la experiencia de cada uno de los que estaba allí. Al final nuestra experiencia nos da siempre una visión especial de las cosas.

Ahora bien, hubo una cosa que se dijo que no sólo no me gustó, si no que estoy completamente en desacuerdo. Antes de montar una batalla campal decidí respirar para, con calma, ahora, poder analizar que parte de verdad tiene.

Viene principalmente de dos frases que se ligaron. Una que era algo así como “aquí la gente quiere ser funcionaria y así es muy difícil innovar” y otra que decía “contratar a alguien es peor que casarse”.

Ambas me parecen discutibles, y (como siempre) me veo en la posición de opinar porque he sido ambas partes y aunque ahora sea un asalariado, seguramente algún día vuelva a estar al otro lado.

La primera creo que es verdad, pero creo que es injusto quedarse ahí (ya sabéis, hay que preguntarse siempre siete veces “¿por qué?”)

¿Por qué la gente quiere ser funcionaria?

La gente quiere ser funcionaria porque es un trabajo estable y en el que el salario estipulado suele ser (en casi todos los casos) un salario suficiente para vivir y relacionado a los conocimientos que aportas y trabajo que vas a realizar.

Quieren un trabajo estable porque es lo que se nos ha enseñado desde pequeños que era lo que había que hacer: encontrar un trabajo estable, casarse, comprarse un piso, tener 2.5 hijos, jubilarse, llevar a los nietos al parque.

Esto obviamente está cambiando y por ejemplo ahora tras jubilarse, la gente tiene que mantener o criar a los nietos, en función de la situación laboral de sus hijos.

Pero que esté cambiando forzosamente no quiere decir que las pretensiones, lo que quiera internamente la mayoría, no sigan siendo lo que se nos enseñó a querer.

¿Contratar a alguien es como casarse?

Respecto a la segunda de las frases, no le encuentro punto de veracidad, y espero que fuese más el intento de dejar una frase para el recuerdo. Obviamente no es cierto, hoy despedir a alguien es más barato que nunca -que nunca desde que los trabajadores tienen unos derechos mínimos- independientemente del contrato que tenga.

Además, la competencia que hay a la hora de encontrar trabajo, hace que se consigan profesionales muy baratos que contrario al caso de los funcionarios, no tienen un salario vinculado al coste de la vida, los conocimientos que aportan y las tareas que van a realizar.

Y la indemnización que recibe un trabajador no es un regalo, no viene de la nada. Durante el tiempo que un trabajador ha formado parte de una empresa ha estado ayudando a hacer que esa empresa gane valor, a que el precio global de la empresa crezca.

Conozco muchos casos de empresas en las que los que están abajo son los que más empujan y si simplemente cumpliesen con su cometido, esas empresas se irían al carajo en un abrir y cerrar de ojos. Así que me parece muy justo que si a esa persona se le despide haya que compensarle por haber estado ahí en lugar de en otro lado.

EL CASO DE CANTABRIA

Pero, pensando en este tema, centrémonos en esta nuestra comunidad. Cantabria, un sitio pequeño pero con una universidad buena y unos institutos de FP que dan formación a muchos jóvenes.

Dejadme que me centre en la rama informática que es la que más conozco, y no quiero generalizar a todos los sectores por si acaso. Informáticos, telecos, y unos pocos matemáticos y físicos salen de la primera. En los institutos hay varios módulos con gente especializada en distintas ramas del sector.

¿Cómo favorecer una cultura innovadora en las empresas?

¿Cómo favorecer una cultura innovadora en las empresas?

¿Qué se encuentran cuando salen? Casi todos salen colocados, hay trabajo, pero ¿qué trabajo? Los sueldos no son nada del otro mundo y a la mayoría no les daría para independizarse. Eso sin entrar en esos contratos de becarios que se alargan todo lo que permite la ley o el propio empleado, aunque dejasen de aprender el día tres.

Además, la mayoría de las empresas son medianas, con lo que desde abajo hasta el director técnico puede que haya sólo un par de escalones. Esto quiere decir que en poco tiempo habrán evolucionado todo lo que hayan podido evolucionar, sobre todo los que sean un poco más rápidos, ¿y entonces?

Pues entonces o se acomodarán a que van a hacer el resto de su vida lo mismo (como si de apretar tornillos se tratase, por muy innovador que pudiese ser el sector), que han encontrado ese puesto estable que les enseñaron a querer, que ganarán siempre lo mismo más el IPC y algún incentivo que caiga, y ya, se acabaron las emociones.

Los que no, se sentirán intranquilos viendo ese futuro y empezarán a mirar a otras empresas. Las posibilidades de movimiento aquí son reducidas. No entraremos en si es cierta o no esa comidilla de pactos secretos -e ilegales-, no hace falta porque la realidad es que hay pocos despidos y poca generación de empleo. Por lo tanto hay pocos huecos para gente que no venga “de la cantera”.

Por tanto, cualquier profesional que se valore y que no tenga cargas que se lo impidan, empezará a mirar a otros sitios como Bilbao, Madrid, Barcelona, Valencia …

En cualquiera de ellos un profesional cualificado puede encontrar salarios de entre el 20% y el 50% más con facilidad, y no caigamos en cargar ese incremento al coste de la vida, ya que a parte del piso y las copas el coste es muy similar.

El Mercadona tiene los mismos precios, y un coche o un viaje es más caro aquí. Además una vez en esas ciudades es mucho más fácil cambiar de una empresa a otra, evolucionar, encontrar nuevos retos y proyectos en los que hacer cosas más interesantes.

SI QUIERES GENTE QUE INNOVE…

Dado mi punto de vista de la situación, a lo que voy es que creo que los empresarios que quieran gente que innove y no sean como funcionarios –aunque hay muchos funcionarios que innovan más que nadie- y no quieren que les cueste mucho un despido tienen la sartén por el mango, lo tienen muy fácil.

Para lo segundo, lo único que tienen que hacer es despedir antes. Sí, tal cual. Si tienes a alguien acomodándose a apretar siempre el mismo tornillo, porque además te sale muy barato y es mejor tenerle aunque el tornillo sólo se apriete de pascuas a ramos, no puedes esperar que el día que necesites que coja un martillo se vaya a adaptar con facilidad. Pero claro, si lo has tenido 10 años el coste del despido te puede asustar. Haberlo despedido antes, no te acomodes teniendo gente que se acomode.

Adopta ese lema de las startups de “contrata rápido y despide aún más rápido”. Sé de primera mano lo duro y difícil que es despedir a alguien aunque no fuese lo que buscabas, pero la opción de mantenerlo es siempre peor.

Es algo que estoy convencido que le vendría muy bien al sector. La gente se desoxidaría, mejorarían las condiciones que ofrecerían las empresas, se tendría más motivación y se harían cosas mucho mejores.

Para lo primero es más fácil aún. Sólo hay que ofrecer salarios competitivos, proyectos innovadores y posibilidades de evolución y crecimiento. ¿Crees que alguien bueno no va a ser ambicioso? ¿Crees que alguien innovador va a estar a gusto apretando siempre el mismo tornillo? ¿Crees que a alguien bueno no le ofrecerán mejores condiciones en un sitio con mayor competitividad?

Con la tecnología el mercado se vuelve global pero no sólo para vender mercancías, hay gente trabajando desde sus casas para Madrid, Berlín e incluso para San Francisco, así que no sólo pienses en competir a la hora de vender y compite también para conseguir y mantener a esos innovadores que dices querer.

Esos son mis dos céntimos, pero como tales hay que tomarlos, que opinión seguro que todos tenéis la vuestra y experiencia mucha más que la del que suscribe, que de momento sólo ha fracasado con un par de empresas (y que vengan muchas más) mientras vosotros mantenéis las vuestras a flote.

(Podéis dejar vuestras opiniones al respecto aquí, en los comentarios)

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13 Comentarios

  • Antonio González
    27 de abril de 2016

    Hola Javi,
    Gran articulo y casi al 100% de acuerdo con tus reflexiones, aunque en el tema de despidos yo creo que las indemnizaciones tienen más un carácter protector para el trabajador que por el valor que va añadiendo su trabajo a la empresa.
    A una persona se la paga por su trabajo y si éste cada vez es mejor y genera mas beneficios a la empresa se le debe incrementar el salario con mejoras. Yo ligo la indemnización por despido más a un sistema de protección al trabajador para que ese tiempo que lleva dedicando el trabajador para una empresa no se acabe de golpe y plumazo por un cambio que quiera hacer en la empresa en el caso de ir bien y con rebajas en el caso que la empresa tenga dificultades de existencia….aunque todos son puntos de vista…un saludo

    • Javi López
      27 de abril de 2016

      Sinceramente, no se cual es el motivo inicial para esa medida. Y sí que es proteccionista con el trabajador como dices. Sin embargo, como menciono creo que cualquier trabajador está haciendo ganar valor a su empresa (y si no mal asunto), y se tiene que ver compensado. Como indicas debería haber mejoras a medida que esto pasa, pero esto no sucede siempre y desde luego no es obligatorio, con lo que una compensación en el despido me parece lo mínimo que se le debe a un trabajador que haya estado apretando el culo durante un tiempo.

  • Luis
    27 de abril de 2016

    Transcribo aquí los twits:
    Yo pongo una empresa: con mi dinero, me la juego yo.
    Como hay trabajo de sobra contrato a alguien.
    Tiempo después,lamentablemente,deja de haber trabajo,puede ser culpa mía o de la mariposa del caos y tengo que echarle.
    ¿crees que el empleado se tiene que llevar una indemnización que yo no voy a tener? ¿porque?
    Yo he apostado mi dinero, trabajé (y trabajo) sin cobrar o cobrando poco, no tengo derecho a paro, ni a bajas, ni a nada y me la juego con que mi empleado se coja un catarro.

    ¿que arriesgó el empleado para merecer la indemnización?

    • Javi López
      27 de abril de 2016

      Hola Luis,

      muchas gracias por trasladar aquí la conversación, creo que es un punto muy interesante el que tú comentas y aquí puede que más gente aporte su punto de vista.

      Yo mismo he estado en esa situación que cuentas, en 2 años y algo de mi última empresa (3 si contamos los meses previos) sólo cobre unos 400€ durante unos 6 meses (si recuerdo bien), el resto fue tirar de ahorros y de prestamos (demasiados). Cuando la empresa cerró no me quedaron más que los problemas (y aun les queda tiempo). Todos los demás cobraban su sueldo puntualmente. ¿Esto justifica que los empleados no cobren? Creo que no, era mi decisión y yo decidí que eso fuera así. Era mi decisión y yo decidí montar una empresa, yo decidí jugármela. Ellos también decidieron, ninguno entró engañado, pero ellos sólo decidieron apostar por mi. No decidieron abrir y tampoco cerrar.

      Esa es mi experiencia personal. Ahora bien, en el caso más generalista que comentas, la ley tiene en cuenta eso, si no recuerdo mal es un despido por causas objetivas (la cosa va mal) y aunque se mantiene la indemnización es mucho menor a la que se contempla inicialmente. Fuera aparte, igual que te digo en mi caso particular, creo que el que decide jugarsela, el que «es dueño de su propio destino», el que se «forrará asquerosamente» debido al éxito de su empresa (ojalá) eres tú, no el empleado. Por tanto, por duro que sea, creo que sí, es justo que tus empleados tengan ese derecho, esa indemnización por lo que han hecho, para que no se queden con una mano delante y otra detrás, porque ellos siguieron tus instrucciones.

      ¿Cómo lo ves?

      • Luis
        27 de abril de 2016

        Tu mismo te respondes, aunque no estoy de acuerdo en algunas cosas:
        – el empleado no apuesta por ti, el tiene su sueldo asegurado y sino lo recibe te meterá a juicio (o a tu SL)
        El empleado trabajará y cobrará X horas, y sino se las pagas habrá lío.
        Si el empleado trabaja mas de X horas y no se las pagas, aunque sea por hacerte un favor, míralo como una apuesta de este, estás ante un ilegal ante la ley y el empleado, que llegado el caso puede cansarse de esto, podría denunciarte, de nuevo… sino es que aparece alguien de trabajo a preguntar porque los empleados están en la oficina a ciertas horas sin tener estas apuntadas en la hoja… (y esto, de nuevo, lo pagas tú)

        – si el empleado apostase por ti entraría con tus mismas condiciones, como una inversión, como un socio, esperando que en el futuro haya de donde cobrar (o como tu dices, forrarse)

        – sí estoy de acuerdo en que el empleado debe cobrar puntualmente, ahora, en el momento en el que hay problemas y con el preaviso que marca la ley, este se va a la calle, sin indemnización alguna.

        Resumiendo:
        TÚ empresa, TUS riesgos, TUS beneficios
        El empleado entra con un sueldo y unas condiciones que entiende justas (y sino, que no firme o que renegocie) y debería salir con lo mismo. Y si quiere participar de la empresa, con sus beneficios, que lo haga también con los riesgos ¿no es eso lo justo?.

        (Obviamente, mi opinión se restringe a las micropymes, si entramos en el caso de grandes empresas ya mejor nos vamos a La Marina a debatir, eso sí, a partir de la quinta* cerveza 😉 )

        *si son cántabras sean 8.

    • Javi López
      27 de abril de 2016

      Te respondo a este porque al otro no me deja, supongo que sea cosa del CMS…

      Creo que la diferencia en cómo lo vemos es que yo creo que el empleado me elige y apuesta por mi, porque el empleado (sobre todo si es un tío bueno e innovador de esos que se hablaba en el evento y en el post) podría ir a trabajar a cualquier lado, puede ir a cualquier empresa o país. Si lo vieses así, verías que también apuesta. En mi caso en concreto, toda la gente que contraté podría haber estado en otro sitio y cobrando más y trabajando menos, así que sí, ellos me eligieron y apostaron por mí.

      De cualquier modo, es un tema muy opinable. Encantado de seguir la discusión con una caña cuando sea.

      Un saludo

  • Fernando
    27 de abril de 2016

    Hay una premisa importante, y es que a veces el que arriesga su dinero para montar o emprender es porque entre otras cosas tiene recursos para intentarlos o situación adecuada para ello. Una mayoría no tiene esa condición, ni opta a ganar premios de emprendimiento. Y de ese grupo de personas hay un número x que quisiera emprender. Por ello, la desprotección de la mayoría no es una buena opción, pues no se parte de la misma línea de salida.

    • Javi López
      27 de abril de 2016

      Completamente de acuerdo. Para montar una empresa deberías de estar en unas condiciones óptimas en muchos sentidos: capital, emocional, cargas… No es algo que pueda hacer cualquiera. Probablemente sin mi familia y amigos no habría podido planteármelo nunca. De hecho siempre le recomiendo a todo el mundo no emprender, es un camino muy muy duro, muy satisfactorio pero muy duro, y las posibilidades de éxito hay que ser consciente de que siempre son bajas.

      Por esto, a mi cualquiera que tiene una empresa funcionando, que paga las nóminas todos los meses, que vende y cumple me merece todos los respetos del mundo. Pero el que curra y da el callo en esas empresas (haya querido o no montar la suya propia) también.

  • Jaime Gómez Obregón
    28 de abril de 2016

    Una de las muchas aristas de este tema es que no se contrata más porque el empresario percibe que incurre en un riesgo. No entro a discutir si esa percepción es cierta o infundada; tan sólo digo que existe, pues es público.

    Y se da por lo tanto un efecto de realimentación, en el que el riesgo de contratar se palía no contratando. Que sea contraintuitivo no significa que no sea cierto: el marco laboral trata de proteger al trabajador con una regulación que a la postre lo está perjudicando.

    Otra arista significativa que no puede pasarse por alto: ¿quién sufre principalmente las consecuencias de los despidos por causas económicas? Los jóvenes, porque con la regulación actual han devengado menos derechos laborales que los veteranos, y son «más baratos» de despedir. ¿No es eso injusto? ¿No tendría más sentido que una empresa en problemas pudiera mantener en plantilla a los mejores, en vez de a los más caros?

    Por último: los derechos que se adquieren por el mero transcurrir del tiempo, como las indemnizaciones, ¿no crees que provocan una distorsión artificial? A todos nos suena: el empresario exprime a los recién llegados porque son fáciles de despedir, mientras el trabajador veterano lee la prensa, porque sabe que es intocable. ¿Es esto un marco laboral lógico?

    Saludos.

    • Javi López
      28 de abril de 2016

      En el fondo estoy de acuerdo contigo Jaime, pero creo que no en la forma. La primera mitad la comparto pero no creo que la solución sea quitar las indemnizaciones.

      Respecto a la segunda, lo que pretendo trasladar es que ese señor que lee la prensa porque se considera intocable, no surge de la noche a la mañana como si fuese un mongui. Ese señor empezaría siendo alguien super útil que poco a poco se fue acomodando por los motivos que fuesen (entre ellos muy seguramente esa seguridad de la que hablas, pero no exclusivamente). Creo que es deber del empresario (o del departamento de RRHH si lo hubiera) el cortar eso a tiempo.

      Un empleado que se pasa 10 años en una empresa haciendo siempre lo mismo también se está condenando, porque profesionalmente no evolucionará demasiado, al menos todo lo que lo haría en el juego competitivo, y su evolución queda únicamente ligada a los movimientos de la empresa (con lo fatal que puede ser esto). Por tanto, al estar su capacidad ligada al camino que le haya marcado la empresa y dado que durante ese tiempo habrá estado comprometido y habrá hecho lo posible (o al menos lo que le hayan mandado) para que la empresa crezca, creo que sí es lógico que se le indemnice.

  • Jorge Román Espino
    2 de mayo de 2016

    Me gustaría volver al origen del post donde creo que hay un nexo común que se intentó tratar en la conferencia añadiendo el adjetivo “digital” y que no es más que la “transformación” acelerada en la que nos encontramos.

    Afirmaciones como “La gente quiere ser funcionaria” y “Contratar a alguien es como casarse”, son restos de una época pasada soportados por “verdades” que han demostrado no serlo tanto.

    La primera hace alusión al anhelo de muchos de encontrar una seguridad tan artificial como la propia delegación de responsabilidades que ella implica. “Las empresas para toda la vida no existen, son los padres”. Los países, como las empresas, pueden caer. Necesidad de una mayor consciencia es lo que se necesita. Es la consciencia de las personas la que se encuentra en medio de la transformación. Produce vértigo, y con el vértigo, miedo. Pero la tecnología, en el sentido de conocimiento, nos permite recomenzar la carrera casi en igualdad de condiciones, casi de la mano, casi a la misma velocidad, la velocidad de lo digital.

    La segunda hace alusión al mismo proceso de transformación pero en el otro extremo del campo en que la revolución industrial dividió el terreno de juego y que hace que vivamos un capitalismo asimétrico que permitiría presentar Cantabria como el mejor de los laboratorios de transformación. Desde mi punto de vista, un trabajador es un socio de la empresa por defecto. Que no sean conscientes de los riesgos en los que incurren tanto el trabajador como el empleador no significa que no existan. Pensar que un trabajador no arriesga nada es tan irreal como decir que tiene el sueldo garantizado por el empresario. Y esa es la transformación que hace falta, también, en el empresario. Ser consciente que para atraer el talento, la implicación y la energía necesaria para afrontar la transformación, tiene que “contratar socios”. Y esos “socios” arriesgarán de distinta manera y obtendrán distintos retornos, pero son eso, socios.

    En mi opinión hablar sobre la transformación desde un punto de vista consciente y holístico es la posición que más valor puede aportarnos. No debemos dejarnos arrastrar por inercias pasadas, aunque sí ser conscientes de ellas. La transformación digital es una de las caras, pero ni mucho menos la única. Es una de las que nos permite retrasar enfrentarnos con las transformaciones de mayor calado como la transformación cultural, la empresarial, la social, la política… pero todas vendrán.

    Aplicar este modelo de pensamiento al tema de la indemnización, si fuese necesario, me lo reservo para no soltar un ladrillo de los gordos 😉

    • Javi López
      4 de mayo de 2016

      Hola Jorge, coincido en mucho contigo, pero catalogar a Cantabria como laboratorio de transformación… ¡Ojalá! Falta le hace desgraciadamente. Cantabria requiere cambios, muchos, pero no creo que en los últimos tiempos haya sufrido demasiadas transformaciones y las pocas que sufre son malas. Las industrias se cierran, pero no hay renovaciones no surgen nuevos campos, lo único que se mantiene es un turismo que, desde fuera y con todo mi desconocimiento, no parece deamsiado bien explotado.

      • Jorge Román Espino
        9 de mayo de 2016

        Fallo mío si lo he catalogado así. No buscaba eso. Lo propongo como laboratorio precisamente por las inercias tan fuertes que alberga. O dicho de otro modo, transformar Cantabria implicará más esfuerzo y aprendizaje que otros lugares donde la fase de madurez es más avanzada. Eso no me desanima en absoluto. Al contrario, lo percibo como una oportunidad.

        Por aportar un enfoque optimista (pero real). Estoy metido en dos procesos de transformación tecnológica en sendas empresas Cántabras de poco más 20 empleados cada una. Sé que hay campo para unos y para otros. Un camino para traccionar es reducir significativamente el GAP que hay entre el riesgo percibido por el empresario tradicional con capacidad de inversión, y la velocidad a la que espera cambiar el mundo el emprendedor/transformador. Es un tema de acoplamientos, velocidades e impedancias, pero la oportunidad es real. Unas cuantas familias vivimos de ello ahora mismo vía clientes.

        El tema del turismo es algo que me llama poderosamente la atención. No sólo mi intuición y experiencia me dice que en ese campo la probabilidad de éxito en Cantabria es mucho más elevada que en el resto. El sector a nivel global está siendo transformado a dia de hoy. Es un tema de unir un sector regional que quiere afrontar el cambio pero cree que no tiene los medios (lo vimos en la conferencia), con un sector TIC que puede hacerlo si centra el foco en modelos de negocio en torno al turismo (y no me refiero solamente a los miembros de ASCENTIC, que también)

        Además lo percibo como una obligación hacerlo y una irresponsabilidad dejarlo pasar. Y sé que hay personas capacitadas para ello en Cantabria… como en cualquier otra parte del mundo. La diferencia estará tanto en el punto de partida (que en Cantabria es muy bueno) como en la determinación en recorrer el camino (donde a todos nos surgen las dudas de si «Cantabria» será capaz al requerir para ello unir sectores). Es ahí donde, en mi opinión, hay que centrar los esfuerzos de la transformación que llegará, dirigida por nosotros o por otros.

        Bonitos tiempos para ser vividos estando en Cantabria!

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