Este fin de semana han comenzado en la calle del Sol las Fiestas del Solsticio de Primavera, que este año están dedicadas a hablar de la revolución rusa, aprovechando la celebración de su centenario.

Entre las actividades programadas, este miércoles, el Espacio Espiral acogerá una charla con el escritor y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Taibo, que explicará qué fueron los sistemas de tipo soviético, en un evento que comenzará a las 20.00 horas.

Taibo apunta que esos sistemas tuvieron sus luces y sus sombras. Por un lado, destaca los motivos por los que aún provocan cierta añoranza en un tipo de la población.

“Es lícito reconocer que los sistemas de tipo soviético generaron algunos avances para las poblaciones en sus países”, asegura, nombrando las economías que generaron pleno empleo, o las subvenciones de los precios de bienes básicos y el desarrollo de una sanidad y una educación gratuitas y universales. “Eso explica por qué una parte de los países afectados aún hoy siente cierta añoranza de lo que supusieron dichos sistemas”.

Sin embargo, también destaca los aspectos más negativos de los sistemas soviéticos. “Quienes creemos en la transformación radical de la sociedad y un cuestionamiento activo del capitalismo, difícilmente podremos sentirnos identificados con las herramientas que manejaron los sistemas de tipo soviéticos”, asegura.

Cree que, solo en parte, la presión internacional que vivieron, “marcó buena parte deriva y explica de un grado u otro la aparición de algunos de los rasgos más negativos”, aunque insiste en que el proyecto bolchevique ya era autoritario en su concepción.

“En muchos casos, paradójicamente reprodujeron la lógica del capitalismo, de las separaciones, las jerarquías, el trabajo asalariado, de la mercancía o la militarización”, denuncia.

Uno de los legados que aprecia Taibo en la sociedad actual, y no precisamente positivo, es que no se haya aprendido de la lección de esos sistemas de que una minoría no puede hablar en nombre del resto.

“No podemos tener una sociedad socialista si no es esa la posición activa y consciente de buena parte de la población”, insiste, recordando lo que “sin duda fue una de las grandes lacras, el que “hubiese una vanguardia autoproclamada que tomaba decisiones por los demás”.