«Explicaremos que la reforma del aborto nos devuelve a los años 80»

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|| ENTREVISTA A JUNE FERNÁNDEZ, DIRECTORA DE PIKARA MAGAZINE || LARO GARCÍA ||

June Pikara

June Fernández, directora de Píkara.

El periodismo de calidad, con perspectiva de género, protagonizado por personas e historias que rara vez aparecen en los medios. Ese es el objetivo de la revista digital Pikara Magazine, uno de los fenómenos editoriales de los últimos meses y una muestra de que se puede combinar el buen periodismo y la conciencia social con un feminismo joven, fresco, transgresor y alejado del estereotipo que sigue pesando sobre quienes luchan a favor de los derechos de las mujeres. La periodista especializada en igualdad de género, activista y directora de Pikara, June Fernández (Bilbao, 1984), visitó la Librería La Vorágine y charló con El Faradio sobre el recorte de libertades, la reforma de la ley del aborto o la vitalidad del movimiento feminista en nuestro país.

¿Qué os trae hasta Santander?

Venimos a Santander a hablar de la propuesta de Pikara Magazine, aprovechando que acabamos de lanzar nuestra primera edición en papel. Después de tres años en digital, hemos recopilado los contenidos del primer año, como fórmula para llegar a un nuevo público y acercarnos a otros espacios. Además, presentamos otro proyecto que también hemos lanzado este año, que se llama Glosario Feminista en Lengua de Signos y que es una web que está integrada dentro de Pikara Magazine. La idea es que en este glosario se puedan encontrar una serie de términos habituales en la teoría feminista y que estén signados en vídeo por intérpretes de lengua de signos para que la comunidad sorda incorpore estos términos, los entienda y los maneje.

Insistimos mucho en que el periodismo que hacemos no puede ser menospreciado porque parta de un compromiso con el feminismo. Creemos que hacer un periodismo no sexista nos convierte en mejores periodistas. Si un medio se olvida de la situación específica que vive la mitad de la población, es imposible que explique bien la realidad. Por eso creemos que ofrecemos periodismo feminista, pero sobre todo periodismo de calidad que incluye a todas las personas.

¿Cómo ha funcionado la campaña de financiación colectiva que planteasteis para sacar la revista en papel?

Apostar por la financiación colectiva fue una forma de asegurar que no nos íbamos a empantanar con un gasto que no nos podíamos permitir. Para nuestra economía, gastarnos 2.000 euros en imprimir 1.000 ejemplares en papel era un riesgo muy importante. Lo que permite la financiación colectiva es que las personas interesadas hagan una especie de compra previa, con lo que tenemos la tranquilidad de que el dinero recaudado nos iba a servir para afrontar los gastos mínimos.

Nosotras pedíamos 2.950 euros, que era lo imprescindible para costear la impresión de la revista, los gastos de distribución y demás, y ha sido alucinante porque lo conseguimos en menos de dos semanas. Después de los 40 días que da la plataforma, hemos superado los 5.700 euros, es decir, que prácticamente hemos duplicado nuestro objetivo inicial. Tanto éxito ha exigido hacer una segunda edición de la revista y gastar dinero en recompensas. Aún así, a parte de la tranquilidad económica, también está el hecho de sentirnos muy arropadas y notar que la gente se ha volcado con este proyecto.

¿Lanzaros al papel después de tres años de la versión digital es un guiño hacia el coleccionismo?

El espíritu coleccionista era lo primero que nos movía. Nos apetecía tener la revista en papel, era un poco un ‘autoregalo’. Queríamos recopilar las entrevistas y reportajes más profundos, que apetece leer con calma en el sofá, en la cama, en el metro, y no con la rapidez que impone lo digital. Luego estaba esta cosa de llegar a nuevos públicos, no porque lo vayan a comprar de entrada. No creemos que sea muy predecible que alguien que no conozca Pikara vea la revista en una librería y la compre a ciegas, pero sí para aquellas personas que ya nos conocen y compren la revista en papel, la compartan con otras personas que igual no están tanto en las redes sociales, que la lleven a casa de sus familias el domingo. También, queremos ponerla a disposición en tiendas para su venta y en espacios como centros de documentación o bibliotecas a donde puede llegar un tipo de persona que no frecuenta tanto los medios digitales.

¿Cómo vive una persona comprometida y que milita en el activismo un momento de recorte de libertades como el que vivimos?

Lo vivo con mucha preocupación. Me parece que en un momento de retroceso de derechos en toda la sociedad y también en el caso de las mujeres, como puede ser el caso del aborto, es especialmente importante que haya un periodismo que sirva de contrapoder y que explique cuáles son todos estos recortes y cómo afectan a la vida de las personas. El papel de Pikara no es solo hablar de los derechos de las mujeres, sino también valorar con perspectiva de género los recortes.

Hay recortes que afectan a toda la ciudadanía, como puede ser la reforma laboral o la reforma de las pensiones, pero dado que las mujeres estamos en general en una situación de desventaja social y económica, esos recortes tienen especial incidencia. Si las mujeres hemos cotizado menos porque nuestro trabajo es más sumergido o hemos interrumpido nuestra carrera profesional para ser madres, por ejemplo, esto hace que una reforma de las pensiones tenga efectos especialmente acuciantes sobre nosotras. A eso nos referimos cuando hablamos de perspectiva de género, de hablar no solo de los problemas directos de las mujeres, sino también de cómo coyunturas como la crisis económica afecta a quienes están en una situación de desventaja social.

La presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados sostiene en una entrevista que el tratamiento para la reproducción asistida es un privilegio y no un derecho. ¿Qué te parecen este tipo de posicionamientos?

Si las mujeres son las transmisoras principales de los valores en las familias, precisamente para que el sistema patriarcal funcione es necesario que sean también agentes que promuevan el machismo. Por nuestra parte, no se trata de culpabilizar a las mujeres por el machismo, sino de entender que los valores y prejuicios machistas que se inculcan a todas las personas, muchas mujeres también los tragan y reproducen.

Se sigue dando una visión de que un mandato principal para las mujeres es el de ser madres. Recordemos que el ministro Gallardón dijo hace unos meses que la maternidad es el derecho reproductivo más importante que tiene una mujer. Vemos a los políticos de derechas con un ensalzamiento de la maternidad no como una posibilidad para las mujeres, sino como algo obligatorio. Lo curioso es que esta maternidad obligatoria se nos niega cuando decidimos ser madres sin un hombre al lado.

Por una parte, hay una ley del aborto que nos obliga a ser madres contra nuestra voluntad, hay una serie de mensajes de políticos diciendo que las mujeres para realizarse tienen que ser madres, pero por otra parte, se impone de forma heterosexista que las mujeres solo podemos ser madres con un hombre al lado. A la que quiera ser madre con un hombre al lado el estado la apoya, mientras que por ser lesbiana o ser madre soltera no se le apoya y se le niega un servicio público básico.

La reforma del aborto implantará una ley que puede ser la más restrictiva de la democracia. ¿Cómo se puede luchar contra esta legislación más allá de las urnas?

Nosotras, como medio de comunicación, no creemos en la neutralidad del periodismo. Los medios de comunicación, de forma activa o más velada, siempre están defendiendo unos intereses concretos. En nuestro caso, nuestro posicionamiento es defender los derechos sexuales y reproductivos y estaremos ahí como altavoz para difundir las convocatorias del movimiento feminista. Así explicaremos a la ciudadanía lo que significa para las mujeres y para todas las personas que se nos niegue este derecho y también para que haya una respuesta social ante esta ley que se nos está imponiendo y que, efectivamente, nos devuelve a los años 80.

Tenemos que explicar lo que pasa cuando las mujeres se ven obligadas a abortar en una situación fuera de la legalidad y del sistema sanitario. Habrá que crear redes de solidaridad para que las mujeres puedan abortar con seguridad, aunque el estado lo niegue. Es triste, porque vemos lo que está pasando en países como Nicaragua o Ecuador, donde las mujeres se juegan la vida para poder abortar.

La violencia de género es uno de los temas más delicados en la cobertura mediática. ¿Cómo lo afrontáis en Pikara Magazine?

Creemos que en los medios no hay un compromiso claro para luchar contra la violencia de género. Hay temas que también son muy difíciles de tratar y en los que los medios de comunicación apuestan por una especialización y por una formación. El análisis que hacemos es que los medios suelen identificar violencia de género solo con el maltrato en la pareja y, en cambio, nosotras creemos que en una sociedad todavía desigual y sexista, las mujeres afrontamos la violencia en una serie de espacios muy distintos. Está la violencia en la pareja, pero también está la violencia que puedo sufrir en la calle. El acoso sexual es algo que se da en el trabajo, en el transporte público, en la discoteca… Es muy importante visibilizar la relación entre todas estas formas de violencia, incluso que el Gobierno nos obligue a parir es un tipo de violencia, y creemos que con esta visión más integral, la gente va a entender por qué cuando una mujer es asesinada por su pareja decimos que esto es violencia machista y un problema estructural.

Por otra parte, nos parece que en los medios culpabilizan a las mujeres por no haber denunciado o por no exigir una orden de alejamiento, y en cambio nosotras abogamos por mostrar a estas mujeres que sufren violencia como sujetos de derecho capaces de enfrentar estas violencias. Entrevistando a expertas o dando testimonios de mujeres que han afrontado violencias, tratamos de demostrar que tenemos herramientas para superarlas.

¿En qué momento se encuentra el movimiento feminista en España?

Yo te puedo hablar de lo que nos cuentan las mujeres que llevan más tiempo peleando por la causa feminista, en épocas en las que había que luchar por derechos tan obvios como el divorcio o el aborto. La gente progresista tenía claro que el movimiento feminista era emancipador. Ahora, se da un espejismo de igualdad, que se cree eso de que todos somos iguales, y no ve que estamos muy lejos de la igualdad efectiva. No ven tampoco que en los últimos años se ha producido una demonización del feminismo. Ahora mismo es muy difícil convencer a la gente de que el feminismo no va en contra de los hombres. Hay una serie de prejuicios que manchan la imagen del feminismo. Es una propuesta que pretende transformar la sociedad y hay mucha gente que no quiere esa transformación porque perdería ciertos privilegios.

La idea que tengo es que el movimiento feminista está más fragmentado que antes, y cuesta más llenar las calles de mujeres, pero creo que estamos viendo que es un momento crucial para el movimiento feminista, en el que tenemos que defender más que nunca los derechos que nos están arrebatando. Esto también nos está animando a los diferentes colectivos a articularnos. En cuanto a la ley del aborto, por ejemplo, estamos organizadas todas en una plataforma. La fragmentación dificulta nuestra capacidad de acción pero también nos enriquece. Hay muchas corrientes feministas y muchas veces estamos consiguiendo incluir en el feminismo a mujeres que no lo estaban, como a las mujeres inmigrantes, a las trabajadoras del hogar o a las trabajadoras del sexo. El reto es reconocer esta pluralidad del feminismo, pero articularnos mejor para responder a las agresiones.

Las activistas de Femen han conseguido mucha notoriedad en los últimos meses. ¿Qué opinión te merece este movimiento?

Habrá que verlo. Aquí opino a título personal y no represento absolutamente a nadie. A mí hay cosas que me gustan y otras que no. Que unas mujeres entren al Congreso de los Diputados para protestar contra una ley que atenta contra nuestros derechos es algo que hay que agradecer y reconocer. Son acciones directas que logran mucha difusión en los medios. Quiero pensar que gustan a mucha gente. El problema que veo es que en ocasiones me ha parecido que su discurso no está muy elaborado. Tampoco todas las feministas tienen porqué ser teóricas. Me genera dudas esta cosa de enseñar las tetas porque la atención se centra en eso y ni siquiera sé si es muy transgresor. También me surgen dudas con respecto al análisis que hacen de la industria del sexo, que me parece muy simplista. De todas formas, sea cual sea mi posición, no creo que sea bueno centrarnos en despellejarlas. Creo que es momento de sumar esfuerzos y no podemos perder el tiempo en criticar si Femen suma o resta.

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