Lolo Rico: «necesitan que la gente no piense para que les voten y obedezcan»

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Entrevista Lolo Rico 2

Lolo Rico en su piso en San Sebastián

Lolo Rico mira a la realidad a través de tres pantallas: la de la calle, la gran pantalla y la pequeña pantalla del salón.

Aunque ella ahora piensa más en la pantalla grande, uno de sus hobbies, su vida está, inevitablemente, unida a la pantalla del televisor.

Esa en la que imaginó un programa y un universo cuyo recuerdo aún perdura entre los niños de los 80 que fuimos alguna vez en EL FARADIO (“me encanta el nombre, es como si estuviera oyendo la canción”).

Precisamente a través de esa pequeña pantalla, en el momento en que la entrevistamos en su piso en San Sebastián, de fondo podíamos ver la retransmisión de los actos de la ceremonia del Día de la Constitución en el Canal 24 Horas de su antigua empresa, es decir, TVE (televisión, como dicen los de dentro).

Y así, miramos de reojo el besamanos en el que el rey saluda a todos los líderes políticos del país, mientras Lolo carga contra las leyes autoritarias del actual Gobierno, evoca las presiones por acabar con su programa de los Ejecutivos socialistas y recuerda cómo ya en la transición sentía que todo estaba “hilvanado”, cogido con pinzas.

Todo (el piso, conocer a Lolo, hablar de entonces y de ahora, los discursos vacíos del televisor, el tener un director de cine grabando la entrevista y la mirada de reojo a la auténtica –sí, a la auténtica– Bola de Cristal), le da a la atmósfera un extraño ambiente de irrealidad.

Pero es que lo real pasó hace más de veinte años: lo predijeron ella y su equipo cuando, sábado a sábado, entre gag, actuación musical y capítulo de ‘La pandilla’ colaban en sus contenidos para niños referencias al paro, al poder de las multinacionales o al peso de las ‘cajas de ahogos y tensiones’, en unos mensajes que ahora somos conscientes de que nunca más podremos ver en un programa infantil. Ni adulto.

El truco para el que no hacían falta hadas fue la mezcla adecuada de equipo, trabajo, talento, inteligencia y, sobre todo, el espíritu crítico que muchos echamos de menos pero a que otros tantos les estorbaba y estorba.

Quien tuvo retuvo y hoy Lolo Rico muestra una lucidez y mete una ‘caña’ que sorprendería, si lo supieran, a quienes se encuentren paseando por las tranquilas calles de San Sebastián a esa señora que pasea a su perro, sin imaginarse siquiera que es la creadora de un programa tan transgresor que está claro que, y esto es muy revelador del retroceso, es irrepetible.

Ella sigue pensando en esa ventana de la calle en la que ve a muchos jóvenes que se ‘criaron’ con sus programas y a los que en alguna manifestación de vez en cuando se les escapa un “viva el mal, viva el capital” o un “solo no puedes, con amigos, sí”. Porque en el fondo, y más que nunca,  necesitan seguir teniendo 15 segundos para imaginar un mundo diferente del que estamos viviendo.

Muy prudente y conocedora del mundo del los medios, antes de empezar la entrevista, es ella la que nos pregunta.

-¿Queréis que diga lo que piense, completamente?

-Totalmente, le respondemos.

  Y así fue…

Entrevista Lolo Rico 1

-EL FARADIO: ¿Cómo surge la idea de La Bola de Cristal, el concepto? Parece que aparece además en un momento de tu vida en que estabas preparada para asumir ese reto

-LOLO RICO: Surge porque tuve  una abuela ciega a la que una vez regalé una radio que nunca usó. Cuando le pregunté: “abuela ¿por qué no oyes la radio?», ella me contestó: «Porque es cosa de brujas».

Cuando me encargaronn el programa, recuerdo a mi abuela, y decido que quiero hacer una cosa  algo relacionado con las brujas, algo misterioso, que recuerde el pasado, que tenga las propiedades de la televisión que va a ser el soporte: La bola de cristal.

Bola de Cristal

¿Qué tiene esa bola…?

Y que sea un mundo habitado por unos duendes: los electroduendes. Hace falta alguien que sea su enemigo; una bruja que se llama Avería y lo estropea todo. Luego fue surgiendo el equipo. Y nos dejaron algo muy difícil, que hoy sería imposible. Nos dejaron experimentar. Hoy en televisión no se experimenta: todo es manido y convencional.

Me parecía que no era lógico separar  lo educativo, formativo, cultural… de lo lúdico, divertido, porque veía que entonces lo  que tenía que ver con la cultura, la formación o la educación tenía que ser aburrido y lo recreativo tenía que ser frívolo, intrascendente, cuando no estúpido.

Hice un visionado con niños en casa de unos amigos. Me di cuenta de que al oír a la bruja Avería, la niña no entendía nada, pero no apartaba los ojos del televisor. Vi una cosa que era importantísima: la niña estaba entretenida.

A mí me parece que lo que anima a intentar comprender algo es no entenderlo. Y entendí que dar a los niños cosas que no entendiera, porque era un estímulo para ellos.

– En definitiva, tratar a los niños como personas inteligentes a los que no hay que ocultarles cosas.

– No hay que ocultar nunca nada a nadie. Y quien oculta cosas está dañando a quien recibe las mentiras, y humillando su inteligencia.

Lo estamos viendo con el Gobierno que miente más que habla y que encima cree que nos está descubriendo la pólvora.

– Pero entonces ya eran contenidos incómodos para los gobernantes…

– Los electroduendes  eran los menos inocentes, los más irónicos y los más transgresores. No dejaban títere con cabeza. Me acuerdo de los palos que le dieron a Rubalcaba. Y al ministro del Ejército, Narcis Serra… los dos fueron los peor tratados. No obstante  a pesar de las críticas, todo el mundo se lo tomaba a bien.

Recuerdo que cuando hicimos aquel spot de «la caja de ahogos y tensiones», –que cualquiera se atrevería a hacerlo ahora–, incluso alguien del equipo se enfadó porque había pedido un crédito…. Y volvió de la caja contentísimo porque se habían reído una barbaridad.

Había más sentido del humor, más deseo de libertad. La bola fue acogida bien porque había tal deseo de libertad… salíamos de una dictadura. O quizás es que no hemos salido de aquella.

– Hay cosas que se han hecho realidad

– ‘La bola de cristal’ fue premonitoria, no sólo con «la caja de ahogos y tensiones». Ahora es más ahogos y más tensiones. Pero hay otras muchas cosas que asustan: una, la crisis económica, el paro, la corrupción -más claramente, el robo que se está realizando- y el régimen autoritario. Este mismo mes hemos podido ver imágenes de las cargas policiales en periódicos y televisiones, justificadas por la nueva Ley de Seguridad, en la que yo, y supongo que mucha otra gente, estamos totalmente en desacuerdo. Me parece una barbaridad, una barbarie.

Pienso que esa premonición era porque había ya síntomas: hubo una mala transición que dio continuidad al régimen anterior, a la dictadura, y eso hacía pensar que estaba todo como hilvanado y  podía derrumbarse en cualquier momento, y que había miedo.

Recuerdo haber discutido con los guionistas. Me hablaban de que el capitalismo, sus ideas… me decían que quien iba a mandar eran las grandes multinacionales, el gran capital.

Y les decía que no, que tenían que tener esperanza, cuando luego he cambiado de pensamiento.

La esperanza, de alguna manera,  es decir que esperes. Y yo creo que no hay que esperar tanto. Que hay que moverse, que hay que actuar, y que la esperanza puede ser paralizadora.

– Hay que educar el espíritu crítico, ¿si tuviéramos más, las cosas serían diferentes?

– Es una absoluta estupidez y manifiesta la estupidez de quienes nos gobiernan, el no fomentar el espíritu crítico… el no tener ellos espíritu crítico, el no dar explicaciones claras, no entonar el mea culpa, y tener ese miedo a la crítica.

Yo estoy convencida de que el Gobierno con las nuevas leyes están manifestando su miedo. ¡Tienen tal pánico! Pero curiosamente no pueden parar, y me preocupa porque en su mente puede estar el pararlo… con la ley de educación ya lo están intentando.

En el fondo ellos lo que querrían parar es nuestras cabezas, que no inventáramos que no creáramos, que no inventáramos, que no viéramos en el futuro otra posibilidad que la que ellos nos entregan.

Y que como no pueden paralizar nuestras cabezas, aunque ya lo intentan, han empezado a intentarlo y puede ser que lo intenten oponiéndose a la libertad de expresión, pero como no pueden del todo, porque eso es imposible, quieren paralizar las piernas, las manos, la voz, y dejarnos mudos y sin movimiento.

Espero que no pueda ser, que la gente, especialmente los jóvenes, se den cuenta que mudos y sin piernas y sin cabeza no se puede vivir y no deben vivir así.

Lolo Rico leyendo El Faradio

-¿Cómo ves la nueva Ley de Seguridad Ciudadana y la criminalización de las protestas tras el 22-M?

-Es posible que haya habido gente violenta en una manifestación que fue modélica y numerosa, pero en ningún caso justifica que sólo se hable de esos grupos, y no de las cargas salvajes de la Policía o de lo modélica que fue la gente.

Es una ley que garantiza la inseguridad de los ciudadanos, una ley autoritaria y dictatorial.

Se pretende que la gente se quede en sus casas y no protesten, y el miedo es lo peor que puede tener una sociedad.

Aunque cueste, hay que olvidar el miedo a salir a luchar, por una cuestión de dignidad. Cruzarse de brazos en una situación como la que tenemos es una indignidad.

– Crees que hay que pasar a la acción…

-Creo que el espíritu crítico hay que fomentárselo a los niños antes de tener uso de razón.

Hay que enseñar a criticar y a criticarse. Y a criticar a los que tienen más próximo, a los padres, a los hermanos a los amigos a los amigos de los padres y de los hermanos, pero no con una crítica vacía y malintencionado.

A hacer una reflexión sobre los otros y a las determinadas circunstancias sobre las que uno se encuentra a lo largo de su vida y saber juzgarlas. Y luego actuar en consecuencia.

En el caso de una situación política como la que hay no se puede permitir que esto vaya a más. Que no puede ser, porque estamos entrando en un estado autoritario con los decretos leyes y con las leyes de seguridad.

Estorba determinada gente, estorba la gente que piensa. Necesitan que la gente no piense para que les voten;  y que no piensen para que les obedezca y les sigan.

– ¿Y crees que en eso están ahora los jóvenes? ¿Cómo has vivido todo lo que pasó con el 15M?

– Creo que los movimientos juveniles son vitales, importantísimos. Me he sentido a veces cuando empezó lo de la Puerta del Sol y el 15-M, tan segura de que había alguien que podía continuar, pensando, analizando, criticando y actuando…

Recuerdo que una vez en la Casa Encendida de Madrid había muchos jóvenes y uno me dijo que no tenían futuro. Hace mucho de esto también.

Yo le dije que no, que no podían pensar así. Me dijeron ¿Qué tenemos qué hacer?

Hay que mirar la calle, pensar la calle y tomar la calle.

Ellos lo hicieron muy bien y dieron pues como un soplo de ilusión y de esperanza en un sentido muy positivo, porque tenían ilusión y hablaban.  Le dijeron a la gente, vamos a hablar y así analizar lo que está pasando y ver lo que podemos hacer.

Lo que pasa es que luego, no han desaparecido porque siguen haciendo cosas. Y donde hay un problema social, aparecen y lo mueven, y se comprometen.

No obstante creo que se han como aislado del resto de la población. Que se han separado del pueblo, de los demás, pensando o actuando de una manera muy vaga con respecto a sí mismos y a las circunstancias en las que nos encontramos. Pienso que podrían hacer más. Muy vaga por poco concreta.

Uno tiene que saber lo que es, lo que piensa, lo que quiere ser, lo que quiere pensar. Y transmitirlo. Y proponerlo, y enjuiciar y pensar lo que quieren y proponen otros. Y formar así una unidad. Eso es el pueblo.

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