Cómo ser un (orgulloso) Pequeño cerdo capitalista

Tiempo de lectura: 9 min

||por MAGDALENA MARTÍNEZ||

Sofía Macías imparte lecciones de educación financiera desde las páginas de uno de sus libros, ‘Pequeño Cerdo Capitalista. Finanzas Personales para Hippies, Yuppies y Bohemios’.

Sofía Macías (Ciudad de México, 1984), autora de Pequeño Cerdo Capitalista (Aguilar, 2014).

Sofía Macías (Ciudad de México, 1984), autora de Pequeño Cerdo Capitalista (Aguilar, 2014).

Tiene 30 años y la firme convicción de que es preciso, casi una obligación, rentabilizar el dinero ganado y gastar en las verdaderas prioridades. Todo empezó en la red.

Periodista especializada en asuntos económicos, mexicana, inquieta, aprovechó los tiempos muertos de su jornada laboral para compartir esta certidumbre desde un blog, homónimo al libro, que abrió en 2008.

Lo llenó de casos prácticos, ejemplos de la vida real, consejos, desmitificó eso de que invertir es cosa de ricos, lo contó todo de forma comprensible, masticó los términos y los supuestos de la micro y macroeconomía hasta hacerlos atractivos.

Ha registrado miles de visitas, 47.000 al mes en estos momentos, todas ávidas por entender qué ocurre en la economía mundial y en la de sus bolsillos.

Con el tiempo, con determinación y una editorial que apostó por su mensaje, el blog mutó en un libro que, poco después, se convirtió también en un superventas en México (más de 150.00 copias vendidas desde 2011; está entre los 15 e-books más vendidos en español de Penguin Random House).

Estos días presenta en España el manual, que ha adaptado a la realidad socioeconómica de este lado del Atlántico, descrito como «una guía esencial para sacarle provecho a cada euro ganado».

El libro exhibe un planteamiento práctico y asequible. Ella, por su parte, exhibe entusiasmo con la marcha del proyecto, que ha crecido hasta hacerse una marca, cree en el valor de su idea desde el principio.

De hecho, aceptó con deportividad el mote de pequeño cerdo capitalista que le puso su amiga Alejandra, la noche en que, rodeada de otros compañeros periodistas y profesionales liberales y bohemios, confesó que tenía un fondo de inversión desde los 22 años.

Hubo sorpresa y «algo de escándalo» entre los presentes. «¡Cómo me atrevía a preocuparme por invertir mi dinero en la bolsa siendo periodista, sin haber estudiado nada de economía, finanzas o gestión, sin ser millonaria y encima teniendo 22 años!», explica, para luego matizar, «creo que es una reacción ‘natural’ porque la mayoría estamos peleados con el dinero».
-¿Hay pudor en reconocer que se saca rentabilidad al dinero, hay un rechazo por estética social, por edad, o es simple desconocimiento?

¡Totalmente! Creemos que el dinero es para ‘otro tipo de gente’.

-¿Por qué autodenominarse ‘Pequeño Cerdo Capitalista’?

Lo del mote de Pequeño Cerdo Capitalista, en lugar de ofenderme, me causó gracia y me ayudó a descubrir el prejuicio que le tenemos al dinero: creemos que eso es para especialistas, financieros, tacaños, estafadores… Cuando eso es falso: todos manejamos dinero y para que otros -esos sí, grandes cerdos capitalistas- no saquen ventaja de nosotros es importante aprender sobre él.
-¿Qué es el dinero?

Es simplemente una herramienta para cumplir metas con la que no deberíamos estar peleados.

-«Gestionar el dinero no es algo que nos enseñen en el instituto y a veces en las familias el tema es un tabú igual o incluso mayor que el sexo». Eso está en el libro. Si vivimos en un sistema en el que el dinero es la vía, la recompensa o el fin, ¿por qué ocurre esto?
Hay mucho prejuicio (todas estas ideas del interés, la avaricia, que el dinero está ligado a corrupción necesariamente) y además, desconocimiento. Se vuelve un círculo vicioso: como no conocemos le tenemos miedo y no aprendemos y le creamos más mitos alrededor…

-¿Por qué proponer un manual del ahorro en tiempos económicos tan volubles?

Las crisis es cuando más se requiere ser hábil para estirar el dinero e, incluso, para evitar que nos peguen más fuerte.

-¿Quiénes son los lectores potenciales de este libro-manual?
Los jóvenes, los autónomos y cualquiera que esté hasta el moño de la crisis y de que el dinero sea un obstáculo para sus metas. No importa si es litigante, fontanero, malabaristas, diseñadores, músicos o arquitectos de su propio destino, el caso es tener ganas de aprender.

(Hacemos una pequeña pausa para ver este vídeo, recomendación de la autora)

-¿Qué les garantiza a estos lectores?
La garantía del libro es que, si aplican lo que leen, van a llegar más rápido a sus metas y serán ellos –no el banquero, el vendedor, etcétera- quienes aprovecharán el dinero que tanto cuesta ganar.

-Al hablar de ahorro habla de futuro. ¿Falta esa perspectiva, considera que es algo generacional?

En general el futuro siempre nos parece un tiempo muy lejano y casi, casi, algo que le va a pasar a otra persona, nosotros seremos por siempre jóvenes y bellos… El tema es que el futuro se construye de muchos presentes y si no actuamos ahora será difícil que sea muy brillante.

-Un ejemplo: ahorrar para la jubilación, ¿es preciso adelantarse porque, quizá, las administraciones no puedan garantizar la prestación?
La demografía está en nuestra contra: cada es vivimos más, hay menos trabajadores cotizando y muchos de los jóvenes tendremos una trayectoria laboral medio irregular, con lo cual, si no «nos ponemos las pilas», como se dice en México, nuestra jubilación será mínima. Con las reformas a la Seguridad Social de por sí nuestra pensión, aún cotizando el mismo tiempo, será menor que la de otras generaciones, ¡entonces a espabilar!

-En el libro, alude usted a la terapia consumista como forma de evasión, al derroche, a que alguien de confianza vigile nuestro plan de ahorro, a los que se van de casa a los treinta… ¿padecemos de infantilismo?

Le damos al dinero un poder que no tiene: el poder de hacernos felices, de ‘consolarnos’, de darnos afecto. Las cosas financieras hay que arreglarlas con dinero, las cosas emocionales en el diván, platicando con los amigos o la familia, meditando, corriendo como desaforados, gritando en un monte o como mejor nos parezca pero de forma personal.

Y a veces también, como lo vemos tan lejano y tan ‘para otros’, sí preferimos cerrar los ojos.

-Si una economía como la española se reactiva con el gasto/consumo, ¿qué le van a decir los gurús de lo macro?

Yo creo que hay que diferenciar entre «consumismo» y «consumo inteligente». Gastar a lo loco no ayuda a la economía y menos a las personas. Esto tampoco se trata de no consumir, sino de consumir de acuerdo a nuestras prioridades y no gastar en cosas superfluas dinero que no nos sobra.

Lo que sucede si hacemos un consumo inteligente, y de acuerdo a nuestras metas, es que ciertas industrias quizás vendan menos, pero podemos gastar más en nuestras prioridades. Quizás se vendan menos bolsos o zapatos o donuts, pero en cambio podría haber más gente que pueda destinar dinero que ahora no tiene a hacer la formación que siempre quiso, viajar, o incluso algo que hoy muchos jóvenes anhelan y es un sector muy golpeado: tener una vivienda propia.

Además, si esos ahorros se invierten entre medias, también tienen un efecto positivo en la economía.

-¿Qué ha tenido que modificar de la versión mexicana del libro para adaptarlo a la realidad socioeconómica española?

¡Uf! Como el 80%. Sí hay cosas en las que nos parecemos: esta actitud festiva ante la vida y de vivir el momento o que nuestros estafadores son muy “creativos” y hay que estar alerta, pero hay temas que son completamente distintos en España: la legislación contra los deudores es más dura, existe el cobrador del frac; existe la seguridad social y cubre a la mayoría de la población (en México sólo a alrededor del 30% de la PEA); los impuestos…

Fue un proceso de aprendizaje e investigación muy interesante pero más que adaptación, fue escribir otro libro.

-El español medio, ¿sabe ahorrar de forma metódica, invertir, rentabilizar el dinero?

¡Hum! Bueno, el 39% de los españoles no ahorra nada, el 46% sólo ahorra de forma ocasional y sólo el 15% ahorra de forma regular según la encuesta internacional de hábitos financieros ING 2012. Así que les cuesta un poquillo, pero nada que no se pueda mejorar si se ponen a ello.

-¿Qué espera que ocurra con el libro en España?

¡Uy! Tengo muchas expectativas. Al principio, a algunos les ha asustado el nombre y creen que es una oda al capitalista. Nada que ver, si acaso una oda a sus bolsillos. A otros más bien les divierte y lo están leyendo con entusiasmo. Espero que más españoles le encuentren el punto de humor que tiene este libro, pero sobre todo la utilidad para las metas.
-«Sí se puede» es el título del primer capítulo. ¿Un guiño, un lema ya universal?

Ja, ja, ja, bueno, es un poco un mexicanismo, un grito futbolero para animar a tu equipo y yo creo que hay que animare a ahorrar y abrirse a conocer las formas de hacerlo.

Se puede, aún con ingresos bajo o con crisis o con muchas tentaciones para gastar, el tema es tener la técnica correcta: hacer el «quítamelo que me lo gasto» es decir, separar la cantidad que se quiera ahorrar en cuanto recibimos los ingresos, en lugar de esperar a guardar «lo que sobre» que es una táctica nada efectiva porque el dinero nunca sobra.

La constancia es más importante que empezar con grandes cantidades, así que ¡¡¡a dejar de postergar el ahorro!!!

-¿Puedes vivir del proyecto pequeño cerdo capitalista?

Sí, vivo del proyecto por distintas cosas que genera. El blog desde sus inicios me abrió la puerta a proyectos interesantes (¡y que pagaban!): el primero fue participar en Consumo Inteligente, el programa de educación financiera de Mastercard en América Latina. De ahí el libro, talleres, seminarios y conferencias.

Es curioso porque el blog del Pequeño Cerdo Capitalista empezó como un hobbie al que no le veía vetas de negocio, pero se ha convertido en el trabajo de mis sueños. Creo que cualquiera que hace algo que ama y que se conjunta con que tenga un valor para otros puede lograrlo.

-Confiese: ¿usted cómo y por qué ahorra?

Yo ahorro (y desde muy pequeña) porque no quiero que el dinero jamás sea un obstáculo para las cosas que considero importantes en la vida: libertad laboral, mi familia, poder cumplir sueños, conocer lugares distintos…

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