Exjugadores del Racing y deportistas cántabros unidos por la ampliación del Racing || Foto: @GRuisanchez

Con el 10 a la espalda, como toda la puñetera vida, el Flaco se ha ofrecido por el carril del 6 de la Calle Burgos. A un lado del campo Quique y su compromiso con el Racing; enfrente la oficina de Caixabank, esta vez la portería: el gol, la ampliación de capital. Una oportunidad, aunque sea pequeña, de una atomización de la propiedad que aleje  a los frikis del palco del Sardinero. Sin excusas, una ocasión, a puerta vacía, de recuperar el control del equipo que se lo ha dado, que nos lo ha dado (casi) todo.

A dos del final de la primera fase, con el marcador en contra, por ahí se ha asomado Setién a facilitar la salida de los centrales, a pedírsela al presidente, Tuto Sañudo. Y se ha visto al mejor Flaco, haciendo lo que mejor sabe, igual de bien que siempre. Se le ha visto ordenar, como hacía dentro del rectángulo. Organizarlo todo para que el juego tenga sentido. Igual, pero desde fuera. Gesticulando, seguro, muy seguro de sí mismo. Señalando con el dedo, asumiendo, pidiéndola: “Fulano, ven aquí”; “tú, acércate”; “venga, todos juntos”; “todos juntos, una foto”.  Eterno capitán, brazalete rojo sobre la camiseta verdiblanca.

El acto pretendía ser el espaldarazo definitivo a una ampliación de capital rodeada de dudas y desconfianza desde el primer momento, con todos los agentes del racinguismo confusos y confundiéndose con el consejo de administración tecnócrata y heredero de Montalvo, acusado entre otros de la trama que hundió al Viejo en Zurich y que lo dejó en las manos de los impresentables.

Todo esto lo sabe Setién, lo tiene todo en la cabeza. Pero un 10 no dice todo lo que piensa y piensa mucho lo que dice. No ha querido Quique entrar a valorar los motivos de la baja respuesta social a la ampliación de capital. Ni tampoco reabrir la herida de febrero. Sólo ha querido enviar algunos mensajes: que es ahora o nunca; que todos a apoyar al Racing con lo que cada uno buenamente pueda; y que “como pueblo” no nos podemos permitirnos otra cosa, otro fracaso.

Quique Setién comprando acciones del Racing. || Foto: María Shallcrass.

Para evitarlo, se ha dejado ver el eterno capitán. Como estuvo para poner nombre a la ignominia y pedir la dimisión de Pernía. Porque Quique suele salir a poner palabras a los sentimientos verdiblancos. Pocas veces le han dejado hacer, pero al racinguista todavía le duele recordar como Piterman se cruzó en el camino del Flaco y de Manolín Preciado. Aquel proyecto ilusionó y nunca más pudo ser. Tendrá mucho carácter, será visceral, lo que se quiera. Pero con Quique siempre tendremos al 10. Lo demás es más fácil de encontrar.

Hoy era un día importante para la ampliación de capital. A dos días del cierre de la primera fase se han superado los 1000 impositores y los 200.000 euros. Los que conocen el diseño de la ampliación creen que estamos en tiempos de alcanzar el objetivo en la segunda fase: los cerca de 2 millones de euros que necesita cubrir como mínimo el Racing para soñar con la salvación.

Setién ha llegado a la oficina de Caixabank pasional, con corazón, lanzando ese cambio de orientación en el juego medido a la carrera del compañero. Liderando al equipo de los exfutbolistas: a Esteban Torre, a Pedro Alba, a Manolo Higuera, a José Antonio Saro. A muchos más. También han estado, cediendo protagonismo, Gonzalo Colsa y Pedro Munitis (los dos siempre ahí).

Ha acudido con su hermana y su hijo, Laro. Ha suscrito 600 euros en acciones, el máximo en esta fase, para él y sus familiares.

De su capacidad de convocatoria dan buena muestra sus fichajes para la ampliación de capital, del mundo polideportivo de Cantabria, como el medallista olímpico José Manuel Abascal (bronce en Los Ángeles ’84); los ciclistas Iván Gutiérrez y Alfonso Gutiérrez; los balonmanistas, Alberto Urdiales y Rodrigo Reñones; el jugador de bolos Gabriel Cagigas o el árbitro Alfonso Pérez Burrull.

Visceral, con una carpeta del Lugo ( sencillamente le quedaba mejor, más creíble, como la camisa por fuera). Con todo su carácter y no menos carisma, Quique siempre asume la responsabilidad. Porque un 10 se puede perdonar un mal pase, pero no puede permitirse esconderse. Y menos aún, nunca ante la prensa:

— ¿Es optimista?:

— “Con la gente que es optimista” y sin cuestionar las razones de aquellos que piensan que esto es otro “acto de fe”, pero sin restar un mínimo de responsabilidad:  “Sería una gran decepción que la gente no se sumara” (la voz se le quiebra)

— ¿Se emociona un poco?

— “Hombre, claro, el Racing me ha dado mucho y creo que como pueblo que somos tendríamos que echar una mano”

Siempre sale del regate, abriendo los brazos, en disposición de volver a jugar el balón con un verdiblanco.

Just about any style
christina aguilera weight loss How to Become a Fashion Executive