Del abandono al descontrol

Tiempo de lectura: 6 min

Se descontrolan las emociones, hoy día de San Valentín, cuando las relaciones no se cuidan. Amigos, familia, pareja, trabajo. Sí, trabajo. Como se descontrola un jardín cuando no se riega, cuando no se podan las ramas secas de las viejas heridas. De las decepciones, afrentas y reproches. Cuando no se cuida una planta, con todo lo que nos ha costado sembrar y que creciera, preciosa, se marchitan las flores. Cuando se abandona una relación todo se vuelve salvaje. El silencio, los gritos. Hasta el (poco) sexo. Se extienden las malas hierbas. Cuando abandonas, se pierde el control.

Greyco, la fábrica descontrolada por falta de atención

Greyco, la fábrica descontrolada por falta de atención

Las fábricas también tienen constantes, vitales. Las de Greyco no laten. Peor aún, el último hormigueo en el estómago en San Felices de Buelna se sintió tras aquella firma de convenio, por los años ochenta, compañero del metal. Ya ni lo recuerdan. Otro símbolo industrial de nuestro cántabro corredor del Besaya, caído, abandonado. El corazón de la planta encharcado, la maquinaria saqueada. Y no será que no lo intentaron, el amor, empujando millones y millones de dinero público. Pero una cosa es el amor y otra el dinero. El amor no se compra. El corazón de una fábrica no late por dinero. Ella no quiere regalos; quiere cariño, tiene mimos. Toda la vida. Greyco nunca tuvo lo que necesitaba y la relación se fue abandonando. Y por más que lo intentamos, siempre ha sido un descontrol. Lo vamos a dejar.

Santander se enamoró de De la Serna, literal. Recuerdo que nos lo presentó Gonzalo Piñeiro, aquella primavera de 2007. Nos conquistó. Visitando barrios, hablando con los vecinos, inaugurando obras. Nos sacaba a pasear, íbamos de la mano. Y lo que presumíamos: alto, guapo, ingeniero. Además hablaba inglés. Nuestras abuelas le pellizcaban el moflete. Firmaba autógrafos. Cuidaba la relación, pero la rutina siempre llega: la foto, el pleno, el acto. Santander seguía enamorada del alcalde pero el alcalde quería sexo. Ya no disfrutaba ni de la reunión de creativos de infografías. Él quería salir, así que nos dejó. La verdad es que le echaba cara: lo intentó con la Cultura, con el Medio Ambiente y con la Vela. Con la Smart City y con la Federación de Municipios. Con Soraya y con Rajoy.  Y un buen día pasó, que Santander dejó de quererle porque dejó de llamar cuando se iba de viaje. Que ojos que le ven en los barrios. Que ni las asociaciones afines pueden atemperar la crítica. Que está harto de reproches, que a las plataformas son como una exnovia despechada: una enfermedad. Que la agenda es un descontrol. Del abandono, al descontrol.

Gorostiaga, Revilla y De la Serna, unidos por el abandono, condenados al descontrol

Gorostiaga, Revilla y De la Serna, unidos por el abandono, condenados al descontrol

A Miguel Ángel Revilla le pasó parecido. En su orden de prioridades fue apartando a Cantabria, su novia. Conoció a unos amigos que se reían mucho con él y se olvidó del grupo de siempre, el regionalista. Se volvía loco por salir con Francino, con Zapatero y con el Rey. Con Buenafuente, con Ana Rosa. Arreglaba España y arreglaría el Mundo, el día que Obama aceptara su invitación para ir a Altamira. Perdió las elecciones de 2011. Cantabria le dejó un aviso en su pizarra: “Te dejo, me voy una temporada con mi madre”. Se dieron un tiempo para ver si la relación mejoraba o se iba definitivamente a la mierda. En los últimos cuatro años ha seguido viajando y presentando libros, pero a Cantabria casi ni la llama. Apenas una vez al mes, con un mensaje de voz grabado que pregunta por el paro en el Parlamento. Ya no se acuerda de las grandes obras, de los grandes proyectos que tenía con Cantabria (Colegios del Mundo Unido, la Autovía dos Mares, los dos Aves). Ni siquiera los defiende, no le compensa. En Amós de Escalante cada vez lo llevan peor, que prefiere a los nuevos amigos, porque Cantabria ya no le ríe las gracias. Revilla y Cantabria. Otros que, está cantado, lo van a dejar.

Ni De la Serna ni Revilla escucharon el día que les llamó Gorostiaga, llorando, cuando lo dejó con el PSC-PSOE. Llevaba años poniéndole los tochos al partido por el Gobierno, que tiraba mucho más. Quiso pensar que era la crisis de los cuarenta, que su marido le aburría por más socialismo afectivo que le vendiera. Siempre con eternos comités que no se acababan, porque Mazarrasa no le dejaba a Guimerans decir la última palabra. Ni les quiso hablar de lo de Camargo o de Rosa Inés, que encima malmetía al partido. El Gobierno le daba todo lo que le faltaba. Bolsos, pedrolos, sensación de poder. Fiestas de cumpleaños con más amigos que CR7. Lo dejó con el PSC-PSOE mucho antes del 22 de mayo de 2011. Corrió a contárselo al Gobierno, con el que quería una relación estable. Pero el Gobierno la dejó. No se lo podía creer, todavía se pone triste y llora a moco tendido en el hombro de Ferraz, el típico follamigo que no se atreve a presentar.

Nos pasa a todos, que en algún momento abandonamos alguna parcela de nuestras vidas y eso tiene consecuencias. Le ha pasado a la PAH, que se enamoró haciendo escraches y negociando con los bancos. Pero fueron seducidos por la amante caprichosa: la política. Llegó Podemos y se puso a hacer un partido. Se les rompió el amor de tanto usarlo.

La fiscalización a la gestión del Racing se abandonó después de enero

La fiscalización a la gestión del Racing se abandonó después de enero

Si no lo cuidamos, a todos nos pasa, que el abandono da paso al descontrol. Me cago en el amor, si hasta en el Racing hemos abandonado una obligación fundamental para que nuestra relación funcione: la fiscalización. Suena a rutina, pero las rutinas son necesarias. Y si no acordémonos de los ochenta, cuando dejamos la política a los partidos ¿Qué pasó? ¿Eh? ¿Qué pasó? Que se quedaron con el piso, el coche, y al niño (la política) nos la dejan ver sólo cada cuatro años. O la prensa. Joder, la prensa, que también abandonó su tarea de fiscalizar y los millones volaron a chorrocientos. Destino Ginebra. A ver si aprendemos algo para cuando gobierne Errejón. Que nos pasa siempre, que mucho amor y luego… del abandono al descontrol.

Mostrar comentarios [1]

Los comentarios de esta noticia está cerrados.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.