El Pilón, días del pasado

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|| por MARÍA SAIZ ||

A día de hoy El Pilón y sus vecinos están dando mucho de qué hablar por la injusticia que se cometerá en un futuro no tan lejano. La empresa privada ‘Costa Verde Habitat’, que ya tiene en su poder más del 60% del terreno, lo que le da el derecho de solicitar la apertura de una Unidad de Actuación, que lleve con el tiempo a expropiar a las personas que allí habitan para derruir sus casas y construir 140 viviendas nuevas.

El Pilón es un conjunto de casas que se encuentra enfrente del campo de fútbol de El Regimiento y cerca de Los Salesianos que en 2008 celebró el centenario de su inicio en Santander. Este pequeño barrio se encuentra en la calle General Dávila y está ubicado en una de las zonas más elevadas de la ciudad.

Zona de El Pilón

Zona de El Pilón

Las infraestructuras que hay allí son pequeñas casas que cuentan con más de sesenta años de antigüedad. Sus paredes han acogido a decenas de familias. Algunas de ellas han visto cómo nacían nuevas vidas y también como estas mismas se iban apagando.

A pocos metros de allí se alzaba el Regimiento de infantería Valencia nº 23. Que desde hace décadas estuvo erguido en una de las zonas más altas de la ciudad y acogía a diversos escuadrones de infantería. Normalmente, estos soldados realizaban pruebas de tiro en el antiguo campo de aviación de La Albericia. En algunas ocasiones también probaban algunas armas pesadas en la Virgen del Mar.

VERANOS EN EL PILÓN

Ana María Portilla es una anciana de 94 años que actualmente vive en San Román. Ella residía en Villaverde de Pontones y la primera vez que vino a Santander fue en el verano de 1931. Su madre la mandó con sus tíos y sus primos a El Pilón, donde la familia tenía una pequeña casa. A partir de ese verano, quedó tan satisfecha y  contenta que volvió allí durante seis años más.

Ana recuerda que todos aquellos terrenos, que hoy en día son pisos y bloques, eran hectáreas de campo donde algunos animales como vacas y ovejas pastaban a sus anchas. No había mucho más. Era un pueblo pequeño a escasos metros de una pequeña ciudad.

Durante los veranos, la muchacha ayudaba a sus primas, Jacinta y Cencia, con el rebaño de ovejas. Las llevaban todos los días al pilón, que era un abrevadero del cual recibe el nombre el barrio en la actualidad.  Aunque tenían mucho trabajo que hacer, siempre sobraba algo de tiempo para ir al prado y tumbarse los días de calor debajo de un árbol.

Después de estos seis años veraneando en El Pilón, Ana tuvo que ir a Madrid para servir a una familia y poco después volvió a Cantabria y se casó con un joven de La Albericia. En 1962 volvió a visitar a sus primas. Por lo visto sus tío ya había muerto y lo que antaño eran los bajos de la casa ahora era un bar. El dueño se llamaba Jaime Udías y era bastante popular en la zona.

Pasaron los años y Ana tuvo hijos y luego nietos. Vio cómo a partir de la década de los 80 todos aquellos campos se fueron convirtiendo rápidamente en bloques de pisos y que en los bajos de estos comenzaba a haber tiendas de comestibles, cafeterías, etc.

Hoy en día, la anciana, tras conocer la noticia de los derribos, se siente apenada porque ya no quedará nada de sus maravillosos veranos en Santander. Solamente quedará el recuerdo.

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