La muerte del entrenador de club (DEP Nando Yosu)

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Nando Yosu, a hombros de su plantilla, después de obrar uno de sus milagros deportivos

Se está perdiendo, o se ha perdido del todo, la figura del entrenador de club. Aquel que, cuando las cosas iban mal, las directivas no dudaban en nombrar para enderezar el rumbo. Un psicólogo para vestuarios deprimidos. Alguien que recuperara la esencia de un equipo y lograra lo que parecía un milagro. Aquellos que cumplían un contrato por obra y servicio y después no tenían la oportunidad de seguir indefinidos.

“El caso de Nando Yosu es el exponente máximo”, analizaba Quique Peinado este sábado, durante el debate ‘Santander: fútbol y política’, organizado en la Librería Gil con motivo de la presentación del libro ‘Ayer te ví que subías’, de Adrián Mediavilla, un cuento que fantasea sobre la idea de qué hubiera pasado si Ali Syed hubiera sido realmente un multimillonario. Una reflexión sobre la esencia de un club pequeño en una ciudad pequeña, Santander.

Moderada por Diego Barcala, director de la Revista Líbero, la charla tuvo su momento de homenaje a Fernando Trío Zabala, Nando Yosu, en un día emotivo para el racinguismo por su fallecimiento, después de una larga enfermedad, un cruel Alzheimer que machaca la memoria.

Los homenajes espontáneos en los Campos de Sport y en las redes sociales, los mensajes de pésame, admiración y recuerdo de aficionados y compañeros, y también de políticos e instituciones, hablan de una comunidad entera que no se olvida de Nando Yosu y de todo lo que ha significado.

EL ENTRENADOR CERCANO

Mediavilla, publicista santanderino, glosa su figura en el libro que acaba de presentar. Del recuerdo del entrenador salvavidas del Racing una, dos, tres y hasta cuatro veces. Pero sobre todo de aquella persona cercana y afable, que devolvía todos los saludos, se paraba con el aficionado y charlaba de fútbol. El buen amigo que no fallaba a la cita en los bares de los bajos del Casino, en el Erika a la hora del blanco, bien rodeado de los suyos.

Fue un hombre milagro, al rescate del equipo tantas veces como el Racing lo necesitó. Tanto fue así, que durante más de una década, cada vez que el Racing perdía dos partidos consecutivos ya se hablaba de poner a Nando en el banquillo. Era una especie de cinturón de seguridad para el racinguismo. Se abrochaba y desaparecía el miedo al descenso. Siempre salió bien.

Mediavilla recuerda que la tercera vez que consiguió el milagro de la permanencia en Primera División, fue la única que tuvo la oportunidad de empezar un proyecto, la Liga 98-99. Y que después de empezar de forma esperanzadora, con un buen “meneo” al Barça de Van Gaal con canteranos como Munitis que había vuelto de la cesión al Badajoz o Neru, fue relegado de nuevo a los despachos.

Pero la “injusticia histórica e irreparable” sucedió muchos años después, con Francisco Pernía en la Presidencia. Al hombre de club, al entrenador de los milagros, le vaciaron la taquilla y el despacho sin previo aviso y le despidieron. “Se puede ser de un club pequeño, pero aquello fue de personas pequeñas”, censura Adrián Mediavilla.

CAMBIOS EN LA LÓGICA DEL FÚTBOL

“La leyenda de club en España se trabaja muy poco”, analizan Quique Peinado (autor de ‘Futbolistas de izquierdas’) e Iñako Díaz Guerra, periodista de Deportes en El Mundo y subdirector de PAPEL, que ha seguido durante años al Atlético de Madrid y que compara a Yosu con los Molovni, Ovejero, Pereira en la ribera del Manzanares, o con Voro en el Valencia.

Esto contrasta con otras culturas, las de otros países como Gran Bretaña, donde hay estatuas de los ídolos en las puertas de los campos de fútbol (no puedo evitar recordar, llegado este punto, que la única estatua a Manolo Preciado está en Gijón).

¿Por qué se ha perdido esa figura?, se plantean. Y no hay una ciencia cierta que lo explique pero “tiene que ser por un cambio en la lógica del fútbol”. Una nueva lógica que debe estar detrás de fenómenos como el de Gary Neville, exjugador del Manchester United y de la selección inglesa, pero sin vínculo alguno con el Valencia ni experiencia previa.

Allí ha aterrizado un multimillonario de verdad, Peter Lim, que ha asumido una deuda desproporcionada y ha dado vida al Valencia. Pero no escucha el grito desesperado del entendedor de fútbol de Mestalla. Neville ya ha tenido más partidos que Nando Yosu, la única temporada que el Racing le entregó las riendas de inicio, a pesar de cosechar unos resultados malísimos y de tener a un histórico del fútbol español coqueteando con el descenso.

«EL FÚTBOL ES UN IMÁN PARA BUSCAVIDAS»

Gonzalo Suárez, subdirector de PAPEL, el suplemento cultural de El Mundo, aporta la visión externa en una mesa sobre fútbol y política, en pleno debate sobre las ayudas públicas a los equipos de fútbol –de nuevo en Santander-. “Si la mayor industria de entretenimiento no es capaz de sostenerse por sí misma igual es que no es rentable”.

“Lo que sucede en España es que ningún empresario serio se mete en el fútbol”, expone Díaz-Guerra. Porque el fútbol es un negocio incontrolable, al final depende de ganar o perder, y eso es independiente de una gestión profesional. Al final, el fútbol ha sido “un imán para oportunistas y buscavidas”.

«Revilla mira regular a los ojos»

Esto puede explicar que en Santander hayamos tropezado dos veces con la misma piedra, los dos grandes estafadores del fútbol español. “Llegaron porque aquí había otros iguales, se apelliden Piterman, Ali, Díaz o Pernía”, apunta desde el público Fernando Gónzález Riancho, diseñador y maquetador del libro de Mediavilla.

Ahora vuelve a surgir la posibilidad de que el Gobierno de Cantabria rescate al Racing de Santander. Otra vez. Pero ahora el contexto ha cambiado. Con la crisis económica no es tan popular ayudar con dinero público a un equipo de fútbol, una sociedad privada, por más que sea una marca indiscutible de la comunidad autónoma. Tal vez por eso el Ejecutivo cántabro quiere el mayor consenso político en el Parlamento y le ha delegado al presidente del Racing la tarea de convencer al resto de partidos.

De nuevo con Revilla de presidente. El que miró a los ojos a Ali Syed y dijo que no sólo era rico sino que además era un hombre sabio. Tiempo después miró a los ojos al ciclista, Alberto Contador, acusado por dopaje. Le miró a los ojos en prime time de televisión y le absolvió: “Yo te creo”, le dijo.

“Revilla mira regular a los ojos”, concluye Quique Peinado.

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